(InfoCatólica) El caso se originó el 26 de septiembre, cuando Caccia y Blanco recibieron un precepto penal en el que se les acusaba de tres delitos canónicos, derivados de su denuncia penal contra el sacerdote Jordi Bertomeu Farnós por violación del secreto profesional.
El sacerdote de la diócesis española de Tortosa era enviado especial a Perú por la Santa Sede, en julio de 2023, como colaborador del arzobispo Charles Scicluna, encargados de esclarecer denuncias de abusos sexuales y de poder por parte de miembros del Sodalicio de Vida Cristiana. Según explicaron, el documento establecía graves sanciones, entre ellas la excomunión, una multa económica y la prohibición de presentarse públicamente como católicos.
Giuliana y Sebastián hablaron de lo que sabían con Bertomeu con condición de discreción, pero el presbítero habló con otros periodistas periodistas que difundieron la información. Ambos intentaron sin éxito volver a hablar Bertomeu por la ruptura del secreto pactado,. Acudieron entonces a la justicia civil peruana y denunciaron al sacerdote catalán por violación de secreto profesional. La reacción del sacerdote no se hizo esperar y los periodistas recibieron la amenaza de excomunión.
En un video difundido al día siguiente, los periodistas expusieron su situación y pidieron audiencia con el Papa Francisco, asegurando que el Pontífice había sido mal informado sobre el caso. La Santa Sede respondió positivamente a su solicitud, suspendiendo temporalmente el precepto penal y convocándolos a Roma para un encuentro con el Papa.
Audiencia con el Papa
El 23 de noviembre, Caccia y Blanco fueron recibidos en la biblioteca privada del Pontífice. Durante la reunión, el Papa Francisco revocó el precepto penal firmado en septiembre y les aseguró: «La excomunión no va, quédense tranquilos». Según los periodistas, el Papa mostró cercanía y atención, destacando que el asunto nunca debió haber llegado a ese punto.
El Papa también les pidió comunicar a sus allegados que habían sido bendecidos por él y que la excomunión no sería aplicada. Además, firmó personalmente la revocación del precepto penal. En el transcurso de la conversación, Caccia y Blanco explicaron los pasos previos que habían seguido en el caso, incluyendo una demanda presentada ante la Rota Romana contra el sacerdote Jordi Bertomeu.
Repercusiones y agradecimientos
Tras el encuentro, los periodistas expresaron su alivio y gratitud hacia el Papa Francisco, aunque señalaron que continúan enfrentando ataques mediáticos de activistas que, según ellos, tergiversan su caso. Afirmaron que el proceso contra Bertomeu busca restablecer un bien jurídico dañado y defender el secreto profesional, un principio reconocido tanto en el ámbito legal como canónico.
Caccia y Blanco agradecieron las oraciones y el apoyo recibido de familiares y amigos durante esta difícil etapa, reafirmando su compromiso con la búsqueda de justicia y verdad.
Cuestiones pendientes
El documento sancionador, firmado por Su Santidad, el Papa Francisco, generó una gran alarma. Al margen de otras consideraciones la pretensión de que dos personas no puedan ejercer su derecho a defenderse mostraba una justicia y un derecho en la Iglesia que escandaliza. Por otro lado, quedan pendientes por resolver cuestiones importantes como quién malinformó al Papa Francisco, y cuál es el papel del Nuncio y de Bertomeu que eviten la interpretación de que se ha intentado prohibir a dos personas la defensa de sus derechos.