(Katolisch.de/InfoCatólica) Desde que el Papa Francisco lanzó en 2019 el proceso sinodal mundial con el objetivo de fomentar una Iglesia más participativa y corresponsable, el contraste con las propuestas del Camino Sinodal alemán ha sido tema de debate. Entre 2020 y 2023, el Camino Sinodal alemán celebró cinco asambleas en Frankfurt y aprobó 15 documentos que, supuestamente, buscan abordar la crisis de confianza tras los escándalos de abusos sexuales, así como promover reformas estructurales en la Iglesia.
En octubre de 2023, la publicación del documento final del Sínodo sobre la sinodalidad marcó el camino a seguir, con un llamado explícito a las Iglesias locales para que implementen sus orientaciones. «El documento final es parte del magisterio ordinario del Sucesor de Pedro y, como tal, pido que sea aceptado», señaló el Papa Francisco en una nota oficial, instando a las Iglesias locales a aplicar «en los diferentes contextos las indicaciones vinculantes del documento».
Laicos en la elección de obispos
Tanto el Camino Sinodal alemán como el Sínodo Mundial destacan la necesidad de una mayor participación laical en la gobernanza eclesial. En Alemania, uno de los primeros textos aprobados propuso que los capítulos catedralicios elaboren, junto con un grupo de laicos electos, listas de candidatos al episcopado que serían enviadas a Roma. Sin embargo, esta propuesta ha enfrentado resistencia en el Vaticano, que reafirma que la elección de obispos es prerrogativa del Papa, según la normativa canónica vigente.
El documento final del Sínodo Mundial aborda este tema de manera más general, señalando: «El servicio del obispo es un servicio en, con y para la comunidad. Por ello, la asamblea sinodal desea que el Pueblo de Dios tenga una mayor voz en la elección de los obispos» (n.º 70). No obstante, no establece medidas concretas, subrayando la excepción que representa el modelo alemán en el contexto universal.
Roles laicales en la liturgia y la predicación
El Camino Sinodal alemán también ha promovido un papel más activo de los laicos, incluidas las mujeres, en la predicación litúrgica. Su propuesta contempla que los pastores puedan autorizar homilías en la Eucaristía para laicos debidamente formados, siempre con aprobación del Vaticano. Este texto argumenta que «aprovechar la riqueza de competencias y carismas existentes contribuiría a la calidad de la proclamación y ofrecería perspectivas diversas para las comunidades».
En el documento del Sínodo Mundial, este aspecto se aborda de manera más implícita. En el n.º 27, se propone una reflexión sobre cómo las celebraciones litúrgicas pueden expresar mejor la sinodalidad, incluyendo estudios sobre la predicación y su relación con la catequesis desde una perspectiva mística. Aunque no se mencionan directamente las homilías laicales, se alienta a todos los fieles a proclamar el Evangelio «en cualquier lugar y tiempo, según sus carismas» (n.º 32).
Prevención de abusos sexuales y gestión de casos
El escándalo de los abusos sexuales ha sido un tema central en el Camino Sinodal alemán, que incluye en sus documentos medidas específicas para la prevención y sanción. Entre estas, destacan la adopción de códigos de conducta, la creación de comités supervisores y la exigencia de informes de evaluación por parte de expertos en casos de clérigos acusados.
El documento del sínodo en Roma también aborda ampliamente la crisis de los abusos, reconociendo su impacto devastador en las víctimas y en la credibilidad de la Iglesia. Subraya la necesidad de formar adecuadamente a quienes trabajan con menores y adultos vulnerables, fomentar una «cultura de protección» y garantizar que las instituciones eclesiales cumplan estándares éticos y legales. «Aunque ya se han dado pasos para prevenir abusos, es necesario reforzar este compromiso con formación específica y continua» (n.º 150).
Mujeres y ministerios eclesiales
Uno de los puntos más debatidos durante el Camino Sinodal alemán fue la posibilidad de abrir el diaconado a las mujeres. El documento respectivo insta a los obispos alemanes a promover un diálogo global sobre esta cuestión y a profundizar en la investigación teológica al respecto. Además, aboga por revisar el carácter vinculante de la carta «Ordinatio Sacerdotalis» (1994) de San Juan Pablo II, que prohíbe la ordenación sacerdotal de mujeres.
En este sentido, cabe recordar que Ordinatio Sacerdotalis cierra cualquier posiblidad futura de la ordenación sacerdotal de mujeres (ndr:véase punto 4), y Doctrina de la Fe advirtió que dicha enseñanza forma parte del magisterio infalible de la Iglesia. Por tanto, aunque no tiene la categoría de dogma, pertence al depósito de la fe y es tan irreformable como lo son todos los dogmas. El cardenal Ladaria, siendo prefecto de dicho dicasterio (antes congregación) ratificó y explicó en mayo del 2018 el alcance de la carta apostólica de San Juan Pablo II
Por su parte, el documento del Sínodo Mundial dedica menos atención a este tema, aunque reconoce la necesidad de discernimiento continuo: «La cuestión del acceso de las mujeres al diaconado permanece abierta. Este discernimiento debe continuar» (n.º 60). Sin embargo, enfatiza que «lo que viene del Espíritu Santo no puede ser detenido», en referencia al creciente protagonismo femenino en la vida eclesial.
La tensión por el “Consejo Sinodal”
Una de las mayores controversias ha sido la propuesta alemana de un «Consejo Sinodal» con funciones deliberativas. Este órgano, concebido como espacio para decidir sobre cuestiones de gran relevancia, ha sido rechazado por el Vaticano, que insiste en que no puede competir con la autoridad de la Conferencia Episcopal.
El documento del Sínodo Mundial, en cambio, aboga por fortalecer los consejos pastorales ya existentes y por realizar sínodos diocesanos periódicos, subrayando que la toma de decisiones finales corresponde a la jerarquía eclesiástica. «En una Iglesia sinodal, la autoridad del obispo, del colegio episcopal y del Papa es esencial para garantizar la unidad en la diversidad» (n.º 92).
Reformas y futuro sinodal
El documento final del Sínodo Mundial resalta la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas para fomentar la credibilidad de la Iglesia. Propone evaluaciones periódicas de las acciones pastorales, económicas y éticas, adaptando buenas prácticas de la sociedad civil. Por su parte, el Camino Sinodal alemán contempla mecanismos específicos, como informes de desempeño de los obispos y la consulta al Pueblo de Dios sobre la confianza en sus líderes.
Aunque existen claras convergencias en algunos principios, las diferencias en la profundidad y aplicación de las propuestas reflejan los distintos contextos eclesiales.