(InfoCatólica) El pasado 27 de octubre, la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, dedicada a la sinodalidad, llegó a su fin con la aprobación de un documento final por parte del papa Francisco. No obstante, el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, ha expresado su profunda preocupación respecto a los resultados de esta asamblea y el proceso sinodal en general, alertando sobre los desafíos y peligros que son una amenaza contra la continuidad de la doctrina y la naturaleza de la Iglesia.
Zen señala que el último sínodo ha evolucionado en una dirección inédita que difiere de los sínodos de obispos tal como fueron establecidos por el papa Pablo VI con el motu proprio Apostolica Sollicitudo, cuyo objetivo principal era que el Papa contara periódicamente con las opiniones colegiadas de los obispos en temas relevantes. Sin embargo, según el purpurado, la inclusión de 96 laicos como miembros con derecho a voto en esta reciente asamblea cambia sustancialmente el sentido de un sínodo de obispos. «Llamar a este encuentro un ‘Sínodo de Obispos’ es un error conceptual», afirma Zen, destacando que el Papa tiene autoridad para convocar reuniones consultivas de distinto tipo, pero que el uso del término «sínodo» en este contexto podría llevar a confusión.
Entre sus inquietudes, el cardenal menciona varios temas que, según él, suponen un riesgo para la estructura tradicional de la Iglesia. Destaca el intento de abordar cuestiones doctrinales mediante un enfoque «democrático» que, en su opinión, desafía el carácter jerárquico establecido y lleva a la Iglesia hacia un modelo «sinodal» en el cual, en última instancia, los bautizados ejercen colectivamente una toma de decisiones que siempre ha estado reservada al liderazgo eclesiástico.
Zen denuncia que los debates en la asamblea, que parecían abiertos a toda la comunidad católica, en realidad se desarrollaron en un entorno poco transparente, en el cual las conversaciones más delicadas se mantuvieron con confidencialidad, limitando así el acceso a la información. Destaca que aunque el modelo sinodal ha hecho hincapié en la participación y la escucha de todos los fieles, en la práctica los debates y deliberaciones fueron controlados por moderadores que, en su opinión, condicionaron la orientación de los resultados.
El cardenal también mostró su preocupación ante la posibilidad de cambios doctrinales y disciplinarios en temas sensibles. Según Zen, el papa Francisco ha impulsado en los sínodos recientes la posibilidad de revisar doctrinas tradicionales, lo cual abre la puerta a que en el futuro se implementen reformas significativas en aspectos como la bendición a parejas homosexuales -ya se ha hecho-, la posibilidad de ordenar a mujeres como diaconisas, la abolición del celibato sacerdotal, e incluso una revisión de las enseñanzas éticas sobre la sexualidad. A su juicio, tales propuestas, de llevarse a cabo, podrían conducir a la Iglesia a una división similar a la que vive el anglicanismo, que ya ha experimentado una ruptura significativa en su comunión.
Uno de los puntos que más alarma despierta en el cardenal Zen es la aprobación de este documento sin una exhortación apostólica del Papa, una decisión que considera arriesgada. «El hecho de que el papa Francisco haya aprobado inmediatamente el texto final sin una reflexión posterior mediante una exhortación pone en cuestión la capacidad del Papa para asumir plena responsabilidad sobre el contenido de cada palabra del documento», señala Zen. También cuestiona quiénes fueron los autores de este documento y si los miembros del sínodo tuvieron tiempo suficiente para estudiar y votar cada enmienda con la seriedad requerida. El prelado chino recuerda que en la historia de los sínodos de obispos los documentos finales han sido siempre concisos, y su aprobación siempre ha tenido un carácter consultivo para el Papa, que luego elabora una exhortación oficial tras un período de reflexión.
Zen advierte que, aunque el Sínodo se ha clausurado, la Iglesia sinodal apenas comienza, y que los fieles tendrán que adaptarse a un modelo de gobernanza eclesial más orientado al debate y la consulta popular. Esto representa, según él, un peligro latente para la unidad de la Iglesia, tal como lo han experimentado en su momento tanto la Iglesia Holandesa como la Iglesia en Alemania, las cuales adoptaron enfoques sinodales que han erosionado su adhesión a la doctrina común y han provocado la salida de numerosos fieles. En esta línea, Zen recuerda cómo el Camino Sinodal alemán ya había emprendido reformas similares antes del sínodo en Roma, lo que ha generado una pérdida de miembros y cuestionamientos respecto a su fidelidad a la enseñanza católica.
Para Zen, esta situación es tan delicada que insta a los fieles a confiar en la guía del Espíritu Santo y en la intercesión de la Virgen María, Auxilio de los Cristianos, a fin de que la Iglesia no pierda de vista su misión y su identidad. Concluye su mensaje recordando las palabras de San Pablo en su carta a Tito, sobre la importancia de enseñar con rectitud y pureza doctrinal, exhortando a los fieles a mantener una vida cristiana orientada a la justicia y la piedad en medio de las incertidumbres del momento presente.
En el día de ayer, el cardenal resumió en su blog su artículo previo con estas palabras:
«Aquella larga y complicada “Conclusión de la Asamblea General”, ahora reconocida por el Papa Francisco, tiene la autoridad docente de la exhortación papal. De ahora en adelante, el cardenal Tucho de la Congregación para la Doctrina de la Fe la tratará como un decreto imperial, con la posibilidad de cambiar en cualquier momento y completamente el contenido de la fe y los dos mil años de disciplina tradicional de la Iglesia. ¡Qué terrible! ¿Puedes dormir esta noche?»