(Vatican.news/InfoCatólica) El cardenal Carlos Aguiar, uno de los presidentes delegados en el actual Sínodo, ha destacado la notable mejoría en la manera en que se han llevado a cabo los trabajos sinodales este año, en comparación con ediciones anteriores. En la entrevista ha señalado que los cambios en la organización de las mesas de diálogo y la distribución del tiempo han favorecido la dinámica entre los participantes, creando un ambiente «fraterno, sano y esperanzador».
Aguiar ha enfatizado que la escucha ha sido un pilar fundamental en la Iglesia sinodal, señalando que este aspecto se ha discutido ampliamente. Ha explicado que la capacidad de escucha no debe limitarse a los obispos, sino extenderse a todos los miembros de la Iglesia, incluidas las comunidades parroquiales y los fieles, quienes a través de sus experiencias y necesidades ayudan a la Iglesia a responder de manera adecuada. «La visita pastoral a las parroquias ha sido esencial para estar cerca de los fieles y escuchar sus expectativas», ha afirmado.
En cuanto al papel de los laicos y, especialmente, de las mujeres, el arzobispo de México ha destacado que ellas han jugado un rol imprescindible en las actividades pastorales, desde el trabajo catequético hasta el servicio a los enfermos. Ha señalado que las mujeres, junto a los diáconos permanentes, han sido el motor que impulsa muchas de las iniciativas en favor de las familias y la caridad social.
Por otra parte, el purpurado también se ha referido a los desafíos a los que se enfrenta en la actualidad. Según ha explicado, la crisis en la transmisión de la fe, tanto en el ámbito familiar como en el social, ha sido una preocupación desde el Sínodo de 2012. Ha señalado que esta fractura en los valores que tradicionalmente guiaban la conducta social ha afectado gravemente a las familias, y la Iglesia debe centrarse en restaurar esos valores a través de la escucha y la acción misionera en diferentes contextos, como es el caso de los laborales y comerciales.
Otro de los temas que se ha abordado en el Sínodo ha sido la violencia contra las mujeres, un problema particularmente grave en países como México. Aguiar ha señalado que, aunque algunos han intentado minimizar la magnitud del problema, ha sido fundamental que la Iglesia haya tomado conciencia y haya ofrecido un mensaje de reconciliación ante la creciente polarización social que afecta a muchas naciones.
Finalmente, el cardenal mexicano ha afirmado que el camino sinodal no concluye con este Sínodo, sino que el próximo paso será que cada diócesis adopte esta experiencia para implementar planes pastorales y afrontar los desafíos locales. La experiencia adquirida en el Sínodo debe servir como guía para avanzar hacia una Iglesia más sinodal y misionera.