(InfoCatólica) El prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Fernández, ha dado explicaciones tras las críticas de varios participantes del Sínodo sobre la sinodalidad debido a su ausencia en una reunión del grupo de trabajo número 5. Este grupo se encargaba de discutir el papel de la mujer en la Iglesia y la posibilidad de la creación de un diaconado femenino, uno de los temas más controvertidos de la asamblea.
La reunión, a la que asistieron más de 100 delegados, tenía como objetivo recabar las opiniones de los participantes en torno a este tema, que ha despertado un gran interés y ha suscitado diversas expectativas dentro de la Iglesia. Sin embargo, la ausencia del cardenal Fernández provocó malestar entre algunos asistentes, que esperaban que el prefecto escuchara sus reflexiones sobre este asunto delicado. Aunque en la reunión estuvieron presentes dos funcionarios del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, muchos delegados se quejaron de que estos no estaban suficientemente informados ni pudieron aportar respuestas satisfactorias a las preguntas planteadas.
En su declaración el cardenal Fernández lamentó la confusión generada por su ausencia, aclarando que no pudo asistir debido a una «imposibilidad objetiva» que le impidió estar presente en el momento y hora previstos. «Lamento mucho este malentendido, pero no fue debido a una falta de voluntad», afirmó el purpurado, añadiendo que nunca había garantizado su asistencia personal a dicha reunión. En un comunicado anterior, fechado el 9 de octubre, ya había informado de que serían dos funcionarios de su dicasterio los que acudirían en su lugar.
No obstante, el cardenal se mostró dispuesto a retomar el contacto con los interesados, proponiendo una reunión para la próxima semana, en la que estaría disponible para «escuchar las reflexiones de los participantes y recibir cualquier documento escrito que deseen presentar».
El debate sobre el diaconado femenino
En lo que respecta al debate sobre el diaconado femenino, el cardenal Fernández reafirmó la postura del papa Francisco, quien considera que «no es el momento adecuado» para abordar este asunto dentro del Sínodo. Según Fernández, el pontífice ha expresado que la cuestión aún «no está lo suficientemente desarrollada» y ha pedido que no se desvíe la atención hacia este tema en las discusiones actuales.
«Sabemos que el Santo Padre ha manifestado que, en este momento, la cuestión del diaconado femenino no está suficientemente madura, y ha solicitado que no nos detengamos en esta posibilidad», dijo Fernández en un comunicado dirigido a los miembros de la asamblea sinodal. Esta postura fue ratificada también por Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación, en una rueda de prensa celebrada el lunes, en la que reiteró que el Papa no cree que sea oportuno centrarse en este debate por ahora.
Pese a las quejas expresadas por algunos participantes, Fernández subrayó que, en su opinión, «no podemos apresurarnos en pedir la ordenación de diaconisas», ya que esto no sería la respuesta más importante ni adecuada en este momento para avanzar en el papel de la mujer dentro de la Iglesia. El cardenal agregó que el Santo Padre «está profundamente preocupado por el lugar que ocupan las mujeres en la Iglesia» y ha encargado al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que estudie el tema con más detenimiento, sin que ello implique necesariamente una discusión sobre el orden sagrado.
El futuro del estudio
Respecto a la comisión de estudio encargada de analizar el papel de las mujeres en el diaconado, Fernández informó que ha llegado a algunas «conclusiones parciales» que serán publicadas cuando se considere oportuno. Sin embargo, aclaró que el trabajo de la comisión continuará y que el debate sigue abierto, aunque insistió en que la ordenación de algunas pocas mujeres al diaconado «no resolvería el problema más amplio» de cómo promover la participación de millones de mujeres en la vida de la Iglesia.
Cabe recordar que, en varias ocasiones, el papa Francisco ha manifestado que no es posible la ordenación de mujeres en ningún grado del sacramento del orden, incluyendo el diaconado, en consonancia con la enseñanza de San Juan Pablo II, quien en 1994 estableció de manera definitiva que la Iglesia «no tiene autoridad para conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres».