Yago de la Cierva denuncia las falsedades sobre Luis Valls del libro «Opus»
Luis Valls Taberner

Escrito por el británico Gareth Gore

Yago de la Cierva denuncia las falsedades sobre Luis Valls del libro «Opus»

Yago de la Cierva, portavoz de las fundaciones vinculadas a Luis Valls, ex presidente del Banco Popular, ha desmentido las graves acusaciones vertidas en el libro Opus, del escritor británico Gareth Gore. Durante una rueda de prensa en Madrid, defendió el legado del banquero y filántropo, calificando el libro de «sectario» y de lanzar acusaciones «sin pruebas».

(InfoCatólica) El Opus Dei es sujeto de un claro proceso de acoso y derribo tanto desde dentro como desde fuera de la Iglesia. Un ejemplo de ellos es el libro Opus, de Gareth Gore. Entre otras cuestiones, en dicho libro se arremete además contra la figura de Luis Valls, banquero español fallecido en el año 2006, y figura destacada de la Prelatura.

En la sede de la Fundación del Diario Madrid, ubicada en la calle Larra, Yago de la Cierva, portavoz de las fundaciones inspiradas por Luis Valls, ex presidente del Banco Popular, ha respondido públicamente a las acusaciones publicadas en el libro. Durante la comparecencia, De la Cierva desglosó una a una las falsedades que, a su juicio, el autor del libro ha lanzado contra la figura del banquero, al que considera un «ejemplo de integridad tanto en su vida empresarial como filantrópica».

Luis Valls siempre defendió los intereses de accionistas y empleados, y convirtió un pequeño banco en uno de los más rentables del mundo creando una cultura muy especial y reconocible por miles de españoles. Además, asegura De la Cierva que fue «el primer banco que crea una oficina de atención al cliente».

Acusaciones

El libro asegura que utilizó el banco en su beneficio, defraudando dinero de los accionistas para dárselo al Opus Dei. «Le está acusando de delitos muy graves, de los que serían cómplices los miembros del consejo de administración, otros directivos del banco, y encubridores los organismos reguladores… Y no aporta ni una sola prueba de esa acusación tan seria».

Otra falsedad del libro es que Luis creó la sindicatura de accionistas para manipular el banco. De la Cierva afirma que es pura ignorancia financiera: «que un grupo de accionistas se alíe para defender sus intereses es algo habitual en el mundo empresarial y bancario. En el caso del Popular, la sindicatura se creó en 1946, varios años antes de la llegada de Luis Valls al banco, y se asociaron más de 2.000 accionistas, que estaban representados en el consejo. Apoyaron a Valls porque conseguía dividendos récord. Es absurdo pensar que fueran controlados por nadie ni por nada. Estaban en la Sindicatura por su propio interés». «El resto es ficción».

Atribuirle a Luis Valls la caída del Banco Popular es otra acusación del libro, algo que ocurre once años después de su muerte. Según el portavoz, es «otra muestra de tendenciosidad: entre su dimisión y la caída del banco pasaron muchas cosas en la sociedad y en la economía española, para sugerir una relación causa-efecto».
Para el autor, la culpa de la caída del banco es que se empeñó en ser independiente. Sin embargo, como muchos testigos han afirmado, Luis Valls veló por la independencia del banco para proteger a los accionistas, como hacen incluso hoy otros bancos; y principalmente a los empleados, que son las primeras víctimas de toda fusión bancaria.

Otra acusación del autor se refiere al edificio Beatriz. Como explica De la Cierva, «el consejo de administración decidió una operación habitual en el mundo empresarial llamado en inglés “sale and lease back”, es decir, vender el edificio y quedarse como inquilino. No solo lo han hecho bancos como el Santander, el Liberbank o ING, sino empresas serias como Telefónica, Naturgy o Planeta. Todo con luz y taquígrafos».

Su hermano

El libro también falsea la salida de Javier Valls del banco. Como es sabido y ha sido publicado, el consejo de administración por unanimidad decidió que el sucesor fuera Ángel Ron y no Javier Valls. «No hay otra interpretación que la de la conveniencia del negocio, alejada de interpretaciones capciosas y alejadas de la realidad».

Labor social

Desde los años 50, Valls quiso ayudar desde el banco a personas que no podían acceder a créditos comerciales, para lo que fundó unas fundaciones para hacer filantropía. En lugar de disponer de fondos del banco, que habría sido legítimo, «propuso que los consejeros del banco renunciaran a la parte de beneficios que les correspondía por su calidad de consejeros». Valls fue el primero en esa renuncia, a la que le siguieron, año tras año, los consejeros del banco. «Un modelo novedoso que buscaba ayudar a personas que estaban pasando por un mal momento prestándoles dinero, pero no regalándolo». Los préstamos eran con unos intereses muy bajos, y condiciones y plazos muy ventajosos.

A lo largo de 50 años, las fundaciones recibieron un total de 550 millones de euros producto de la renuncia de sus consejeros: eso equivale a una media de 11 millones por año. «El libro se inventa una cifra redonda: cien millones al año, que es fruto de tu imaginación calenturienta. El autor vuelve a mentir incluso en los números» asegura el portavoz de las fundaciones.

El bajo perfil que quiso tener Valls como filántropo, sin atribuirse los méritos de la obra benéfica de las fundaciones, lo interpreta el autor como algo siniestro o turbio. Nada más lejos de la realidad. Valls no quiso protagonismo en su labor filantrópica, «algo que le ennoblece, sin duda» apunta su portavoz.

De la Cierva se sorprende al señalar que «no hay ni un solo comentario positivo de Luis Valls en 500 páginas», algo que demuestra la voluntad sectaria del escritor. Sindicatos, competidores, colegas, periodistas, políticos, y empleados ensalzaron su figura como banquero y filántropo.

El autor aplica un aforismo sobre el mal periodismo: no dejes que los hechos te estropeen un buen reportaje. «El autor tenía una idea prefijada que quería contar y para ello oculta datos e inventa interpretaciones». Para De la Cierva, «el libro es una caricatura grotesca de Valls. El libro es radicalmente sectario, secciona las fuentes más importantes que son determinantes para entender a Valls». La única explicación razonable de por qué el autor dejó la idea de hacer una biografía de Luis Valls para escribir un libelo contra él es «porque la vida real de Valls no le ayudaría a vender muchos libros».

Obligación de defender su imagen

«Es una falsificación tan radical de Luis Valls que nos hemos visto obligados a defender su imagen. No buscamos una polémica, a pesar de los insultos y disparates que ha publicado, solo queremos que no manche el buen nombre de Luis Valls».

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