(ElDebate/InfoCatólica) La necesidad de recibir una atención de calidad hasta el último momento, minimizar el sufrimiento, acceder a una asistencia integral y estar rodeados de sus seres queridos son aspectos esenciales para los pacientes en cuidados paliativos. Sin embargo, en un país como España, donde se priorizan legislaciones sobre la eutanasia y el aborto, estas necesidades son frecuentemente ignoradas.
Cada año, desde hace 33 años, el segundo sábado de octubre se conmemora el Día de Cuidados Paliativos. Esta jornada tiene como objetivo principal dar visibilidad a esta causa y recordar a la sociedad, así como a los legisladores, que existe una unidad especializada que brinda atención las 24 horas del día, los 365 días del año, a quienes requieren compañía y tranquilidad en sus últimos momentos de vida.
Con el propósito de asistir a quienes más lo requieren, la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal) y la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (Aecpal) se han unido para enfatizar que esta atención representa una «oportunidad vital» para crear conciencia y movilizar el apoyo de las comunidades y gobiernos a nivel global. Su meta es que los planes de cobertura paliativa sean incorporados «en todos los planes de cobertura sanitaria universal».
Elia Martínez, presidenta de Secpal, busca «solucionar» la falta de asistencia médica de calidad para enfermos terminales. En una entrevista, enfatizó que su principal demanda es la promulgación urgente de «una ley nacional» que asegure «no existan desigualdades territoriales en el acceso a una atención paliativa de calidad», lo cual es «necesario y bueno para los ciudadanos y los profesionales».
A pesar de la necesidad urgente, el Ministerio de Sanidad, encargado de proteger la vida de los ciudadanos, parece favorecer la eutanasia. Mónica García, ministra de Sanidad, sostiene que estas prácticas «alivian a los enfermos». En 2021, Carolina Darias, entonces ministra, abandonó a las 7.000 personas que requerían asistencia paliativa, según el Atlas de Cuidados Paliativos de Europa de 2019.
Juan José García, médico anestesista y exsecretario del Colegio Oficial de Médicos, señaló que los cuidados paliativos «no deberían considerarse un privilegio» y que los facultativos han defendido la creación de una ley general de cuidados paliativos como un «elemento fundamental» para cuidar a los pacientes.
Según datos de 2023, 323 personas eligieron la eutanasia en lugar de acceder al programa de cuidados paliativos, lo que es alarmante, ya que 80.000 mueren anualmente en España sin atención paliativa, colocándolo en el puesto 31 de 51 en servicios de este tipo.
Diez años de la única resolución independiente sobre cuidados paliativos
Este año marca un hito significativo en el ámbito de los cuidados paliativos, ya que se conmemoran diez años desde la adopción de la única resolución independiente de la Asamblea Mundial de la Salud sobre este tema. Según informó Secpal en un comunicado, la organización que dirige la OMS instó a todos los países a reforzar «los cuidados paliativos como un componente esencial de la atención integral a lo largo de toda la vida». Este décimo aniversario inspira el lema de 2024: Diez años desde la resolución: ¿Cómo vamos?, el cual busca evaluar tanto los avances como los desafíos aún existentes en la implementación de cuidados paliativos a nivel mundial.
En este contexto, Marisa de la Rica, presidenta de Aecpal, enfatiza que los cuidados paliativos son «una responsabilidad ética de los sistemas sanitarios, y el aliviar el dolor y el sufrimiento, un deber moral de los profesionales de la salud».
Por su parte, la doctora Martínez subraya la urgencia de integrar estos cuidados a lo largo de todo el proceso asistencial, «tanto a nivel de atención primaria como especializada». Asegura que la falta de esta integración es «uno de los principales factores causantes de que el acceso a esta atención no sea equitativo». Además, la presidenta advierte que la insuficiencia de conocimientos y formación específica entre los profesionales de la salud perpetúa «un sufrimiento evitable» que podría remediarse con una capacitación continua y adecuada.