(El Mundo/InfoCatólica) Hanan Serroukh, nacida en Barcelona en 1974 y de ascendencia marroquí, escapó de su familia a los 15 años tras negarse a un matrimonio forzado. Hoy, es una de las voces más críticas contra el salafismo y denuncia lo que considera una «ceguera» de las instituciones europeas frente a la expansión del islamismo en ciertos barrios. En su nuevo libro Coraje. El precio de la libertad (Sekotia), Serroukh comparte su experiencia personal y alerta sobre los peligros del extremismo islámico en Europa.
Una vida marcada por la lucha por la libertad
Serroukh relata cómo, a una edad muy temprana, se enfrentó a la dura realidad de vivir bajo un sistema opresivo. «Lo más difícil es darte cuenta de que estás en una cárcel en vida, que están atentando contra tu libertad y que tienes que huir», afirma. En su caso, aunque fue difícil, considera que creció en un contexto menos influenciado por el salafismo que el actual, lo que le permitió reconocer sus derechos como ciudadana española. Sin embargo, destaca que hoy en día la situación es diferente: «Nacer en España no garantiza crecer con los valores democráticos europeos», debido a la creciente influencia de los actores islamistas en algunos barrios.
La huida y el precio del repudio
A los 15 años, Serroukh tomó la decisión más difícil de su vida: escapar. «El momento más duro fue salir a la calle y saber que no volverías a sentir que tienes una madre, una familia», confiesa. Fue encontrada en Gerona por dos agentes de los Mossos d'Esquadra, quienes, al verla desorientada, le ofrecieron ayuda. Ese fue el inicio de su nueva vida, marcada por el repudio de su familia y comunidad por haber elegido la libertad.
El preocupante aumento de matrimonios forzados en España
Serroukh denuncia el creciente número de matrimonios forzados entre niñas en España, señalando la existencia de «sociedades paralelas» en ciertos barrios controlados por el salafismo. Según ella, en estos entornos, los valores democráticos se ven reemplazados por normas que limitan los derechos de las menores. «Cada vez vemos más niñas en España totalmente veladas y vestidas de negro», lamenta. Y añade que muchas de estas niñas asumen como normal la falta de derechos, lo que dificulta que denuncien su situación.
La indiferencia de las instituciones y la falta de políticas eficaces
Serroukh critica duramente la inacción de las administraciones públicas, que, en su opinión, no han entendido la magnitud del problema. Según ella, la imposición del hiyab y la obligatoriedad de asistir a madrasas son solo ejemplos de cómo se somete a las niñas a un sistema ajeno a los valores democráticos. «Las administraciones no entienden la diversidad social, en vez de construir una idea de colectivo y de ciudadanía, están dando respuestas segregadas por colectivos», denuncia.
El uso de matrimonios para regularizar la entrada de inmigrantes
Serroukh también alerta sobre la práctica de enviar a niñas a los países de origen de sus familias para casarlas y facilitar la llegada de hombres a Europa de forma legal. «Las llevan engañadas», afirma, poniendo como ejemplo casos en los que las menores han sido rescatadas por las autoridades españolas, aunque subraya que muchas veces es imposible ayudarlas debido a la presión que ejercen las comunidades islamistas, que incluso llegan a justificar la violencia física, como ocurrió con las dos hermanas asesinadas en Tarrasa.
La difícil situación de los menores extranjeros no acompañados (menas)
Serroukh fue una menor tutelada por el sistema de protección español y, desde esa perspectiva, critica el manejo actual de los menas (menores extranjeros no acompañados). «Europa no va a poder tutelar la infancia de África», afirma tajante, y añade que el sistema de protección de menores en España está «totalmente roto». Para Serroukh, es fundamental mejorar los recursos y políticas de prevención, pero también es crucial que los países de origen, como Marruecos, asuman su responsabilidad en la protección de los menores.