(InfoCatólica) El cardenal respondió de forma magistral a la pregunta de Matt Fradd:
¿Cuál es su consejo para aquellos que sienten agotamiento debido a las divisiones en la iglesia y que ahora están tentados a dejar la Iglesia para ir hacia el protestantismo, la ortodoxia o incluso para abandonar el cristianismo por completo?
Esto es algo que he encontrado con frecuencia, especialmente en los últimos años. Hay personas que ven el pecado en la iglesia y olvidan que la Iglesia no es pecado; la Iglesia es una realidad divina. La Iglesia fue fundada por nuestro Señor Jesucristo y es santa en sí misma, aunque esté compuesta por hombres pecadores que, de vez en cuando, pueden causar gran sufrimiento y empañar la belleza de la Iglesia con su comportamiento escandaloso.
Mi respuesta es la siguiente: Cristo nos dijo, antes de ascender a la derecha del Padre, que saliéramos a predicar el Evangelio a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, comunicando la vida divina en todo tiempo y lugar. Luego dijo: «Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos». Él prometió esto y yo no lo abandonaré. Él está en su santa Iglesia y, sin importar lo que otros hagan para distraer de la belleza y la verdad que hay en la Iglesia, permaneceré con nuestro Señor, seré fiel a Él y confiaré en su promesa de que está con nosotros y que hará que todo esto se resuelva.
No puedo ver cómo cumpliría la voluntad de Dios abandonando a nuestro Señor en la Iglesia. Cuando Él estaba en el jardín de Getsemaní, sufriendo su agonía, pidió a los apóstoles que velaran y oraran con Él. De la misma manera, estamos con Él en su sufrimiento en la Iglesia, velando y orando con Él, siendo fieles a lo que nos enseña.
San Pablo, al comienzo de la carta a los Gálatas, ya lidiaba con personas que intentaban usar la Iglesia para promover sus propias ideas. San Pablo lo dejó muy claro: «Si alguien, incluso un ángel del cielo, les predica un evangelio distinto del que les hemos predicado, que sea anatema». Sabemos que el diablo odia a nuestro Señor y odia que nosotros, los seres humanos, las únicas criaturas terrenales hechas a imagen y semejanza de Dios, podamos disfrutar de la amistad de Dios. Por eso, trata de alejarnos de Cristo con sus mentiras y engaños.
Mi consejo es que permanezcan con nuestro Señor y su santa Iglesia, confíen en Él y en sus promesas, y vivan su vida diaria de acuerdo a su vocación, con los dones y responsabilidades que Dios les ha dado, siendo lo mejores cristianos que puedan ser.