(CNAd/InfoCatólica) En los Países Bajos «se trató de la relación de la Iglesia con el mundo moderno, la democracia en la Iglesia, la moral sexual y el celibato», recordó Kohlgraf el viernes en declaraciones a la Agencia Católica de Noticias (KNA). «En aquel entonces, se creó el catecismo holandés (ndr:fue anterior a ese sínodo), que partía de las experiencias reales de las personas e intentaba desarrollar la doctrina eclesiástica desde allí. Sin embargo, Roma interrumpió este proceso»
Ya en 2019, el entonces editor jefe de KNA, Ludwig Ring-Eifel, quien ahora trabaja nuevamente como corresponsal en Roma, explicó que tras el sínodo pastoral se inició en los Países Bajos «una fase caótica»:
«Numerosos sacerdotes se casaron, algunos continuaron liderando comunidades y servicios religiosos con o sin permiso episcopal, y las comunidades se dividieron. Comenzó un éxodo de fieles, que se aceleró tras la visita del Papa Juan Pablo II a los Países Bajos en 1985.»
«El número de católicos ha disminuido drásticamente en los 50 años tras el concilio pastoral. Del 40 por ciento al ahora 24 por ciento de la población», señala Ring-Eifel. «Aún más dramáticas son las cifras de asistencia a la iglesia y de vocaciones sacerdotales: solo un uno por ciento de los católicos asiste regularmente a la misa dominical. También la presencia visible de la Iglesia católica está disminuyendo continuamente»
Sin embargo, «si el concilio pastoral […] aceleró o incluso causó este rápido declive es todavía un tema de debate. Lo único seguro es que no lo ha detenido.»
Para Kohlgraf, en cualquier caso, se dio en ese momento «un desastre comunicativo», así que puede entender por qué el Vaticano está en «posición de alerta» con respecto al Camino Sinodal.
«Son exactamente los mismos temas» y «realmente exactamente la misma situación» que hace más de 50 años en los Países Bajos: «Solo puedo esperar, y también cuento con las conversaciones entre los obispos alemanes y Roma, que ahora experimentaremos una forma diferente de comunicación y de intervención por parte de Roma. Esto naturalmente tendrá impacto en si más personas en Alemania se desilusionarán de la Iglesia o no.»
En el Camino Sinodal, que ahora pretende ser transformado de un Comité Sinodal a un Consejo Sinodal permanente –a pesar de oposición de Roma–, Mons. Kohlgraf estuvo entre la amplia mayoría de los obispos que votaron por cambios drásticos en la doctrina católica tradicional.
Catecismo holandés
Al terminar el Concilio Vaticano II, el Instituto Superior de Catequética de Nimega, bajo la inspiración principal de Schillebeeckx y con el imprimatur del Cardenal Bernard Alfrink, publicó el Nuevo Catecismo de Adultos (1966). En él se replantearon, más o menos abiertamente, casi todos los errores y ambigüedades del anterior modernismo, aunque a veces, para llegar a las mismas conclusiones, se emplearon argumentaciones diversas, más sofisticadas. Por eso puede considerarse que el Catecismo holandés es el manual neo-modernista que más influyó en el pensamiento católico desviado de los decenios siguientes. Casi todos los errores actuales en el campo católico ya fueron expresados o sugeridos en aquel Catecismo y concretamente en la obra del profesor Schillebeeckx. El Catecismo contenía tantos errores y ambigüedades, que fueron denunciados a Roma por católicos holandeses, y Pablo VI estableció para examinarlo una Comisión de Cardenales, que emitió una Declaración (15-X-1968), en la que se indicaba un gran número de correcciones y adiciones necesarias.
Los errores y ambigüedades señalados por la Comisión versaban sobre: existencia de ángeles y demonios, creación inmediata del alma, pecado original, Adán y Eva, poligenismo, concepción virginal de Jesús, virginidad perpetua de María, satisfacción expiatoria ofrecida por Cristo en el sacrificio de la cruz, perpetuación del sacrificio en la Eucaristía, real Presencia eucarística, transubstanciación, infalibilidad de la Iglesia, sacerdocio ministerial y sacerdocio común, autoridad en la Iglesia, Primado romano, conocimiento de la Trinidad, conciencia divina de Jesús, bautismo, sacramento de la penitencia, milagros, muerte y resurrección, juicio y purgatorio, universalidad de las leyes morales, indisolubilidad del matrimonio, regulación de los nacimientos, pecados graves y leves, estado matrimonial. Estos mismos errores y ambigüedades continuaron afirmándose en el Concilio pastoral de Holanda (1967-1969).
Pronto la Iglesia, la Santa Sede principalmente, reafirmó la fe católica ante agresión tan fuerte, que por otra parte de ningún modo era única, sino que coincidía más o menos en los diversos países del Occidente rico con otros muchos sínodos y asambleas, publicaciones y movimientos. Ante esa oleada heterodoxa, la Iglesia reafirmó la fe católica no solo en el citado dictamen de la Comisión cardenalicia, sino en varios documentos doctrinales importantes, el más valioso sin duda el Credo del Pueblo de Dios (30-VI-1968), en el que Pablo VI reafirmó prácticamente todas las verdades de fe negadas o puestas en dudas por el neo-modernismo del momento.