(Vatican.news/InfoCatólica) Según los cardenales, no se trata de hacer «política eclesial», poniendo así sobre la mesa cuestiones controvertidas como el celibato de los sacerdotes o la bendición de las parejas homosexuales a la luz del documento doctrinal Fiducia suplicans, sino de ponerse al servicio de un proceso -el proceso sinodal- iniciado y llevado adelante por el pueblo de Dios, sus peticiones, exigencias y necesidades.
El cardenal luxemburgués Jean-Claude Hollerich ha aclarado, una vez más, las intenciones del camino iniciado «desde abajo» en 2021, que proseguirá y concluirá con la segunda Sesión de la Asamblea sinodal prevista en el Vaticano del 2 al 27 de octubre de 2024.
Junto con el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, el relator general del Sínodo ha presentado en la Sala de Prensa vaticana dos documentos: uno, titulado ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?, sobre las orientaciones para la próxima Asamblea, y otro que enumera los diez temas, elegidos por el Papa, que serán profundizados en Grupos de Estudio, coordinados por los Dicasterios competentes, con la participación de obispos y teólogos. Dos documentos que ya son «frutos» visibles del Sínodo, subrayó el cardenal Grech.
Los puntos presentados por el Pueblo de Dios
Deteniéndose en los temas, Hollerich aclaró cómo su elección y subdivisión fueron consecuencia directa de lo que surgió en el Informe de Síntesis final de la primera sesión, que a su vez fue el resultado de las discusiones entre los participantes en la asamblea, a su vez fruto de la implicación de las Iglesias locales de los cinco continentes. Un «proceso», en efecto. Algo que continúa y que «no termina con el Sínodo sobre la Sinodalidad», como señaló el teólogo Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional: «Ciertamente habrá repercusiones importantes en la continuación de la propia asamblea sinodal».
«Somos servidores del proceso sinodal», señaló Hollerich. Esto no significa que «tratemos todos los puntos que surgen en la discusión del sínodo, sino sólo los que presenta el pueblo de Dios. No hacemos política eclesiástica, somos servidores de este proceso sinodal. Nunca he puesto contenidos propios, sino contenidos del pueblo de Dios».
El celibato nunca se puso sobre la mesa
Y si, como dijo Grech, el tema de los sacerdotes casados «nunca se ha puesto sobre la mesa», tampoco se abordará en el grupo de trabajo que se ocupa de la relación con las Iglesias orientales que en cambio tienen sacerdotes casados, ni se hablará de la bendición de las parejas homosexuales, como propone el documento Fiducia Supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. No porque sean temas de poco interés, ni mucho menos: «Fiducia supplicans es un documento importante, me parece muy bonito porque quiere decir que Dios ama a todos, incluso a los que están en situaciones irregulares», subrayó Hollerich. Se trata, sin embargo, de «un documento pastoral, no doctrinal. Es una iniciativa que me ayuda en mi contexto pastoral, pero ya ha sido abordada por la Doctrina de la Fe y con la autoridad del Papa y no es un tema que se vaya a tratar en el Sínodo».
El tema del acceso de las mujeres al diaconado
En el centro del Grupo de Estudio encargado de profundizar en las cuestiones teológicas y canónicas en torno a las formas ministeriales específicas estará el tema del acceso de las mujeres al diaconado, que surgió ampliamente durante la Asamblea del Sínodo de octubre de 2023. «Se trata de ponerse de acuerdo sobre esta necesidad a través de un estudio, teniendo en cuenta los resultados de las dos comisiones que creó el Papa Francisco», subrayó de nuevo monseñor Coda. Un trabajo en curso, por tanto; también lo es la cuestión de la elección de los candidatos al episcopado (también objeto de un Grupo de estudio): «Es una mesa abierta, donde la escucha es la dimensión fundamental».
El encuentro de los párrocos del mundo en el Vaticano
Precisamente la escucha, señaló el cardenal Grech, es uno de los resultados más evidentes del camino del Sínodo: «Los frutos que ya estamos viendo confirman que el Espíritu Santo está presente, activo en la Iglesia de hoy», dijo el cardenal maltés, citando las numerosas iniciativas que han surgido de la experiencia del Sínodo. Una de ellas es el encuentro internacional de párrocos en el Vaticano, previsto del 29 de abril al 2 de mayo, que concluirá con un diálogo en presencia del Papa. Una cita destinada a «escuchar y valorizar la experiencia que los párrocos viven en sus respectivas Iglesias locales», porque «sólo quien experimenta la sinodalidad comprende mejor cuáles son los frutos».
La escucha, primer fruto
Al acto con los párrocos, como a otras muchas citas en todo el mundo organizadas en los últimos meses por diócesis o conferencias episcopales, asistieron los responsables de la Secretaría General del Sínodo (en la Oficina de Prensa estaba la subsecretaria Sor Nathalie Becquart de regreso de Tokio, mientras que el otro subsecretario, monseñor Luis Marín de San Martín, se encuentra ahora en Chile), mantener «viva» la dinámica sinodal en las Iglesias locales, «para que un número creciente de personas pueda experimentarla directamente».
Un movimiento que libera, pero no aplana
Una experiencia de la que «no hay vuelta atrás», afirma Sor Simona Brambilla, secretaria del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada: «Avanzamos y nos adentramos, en profundidad, implicados y atrapados en un movimiento en espiral que, con fuerza y delicadeza, nos lleva a lo esencial de lo que somos como cristianos: hermanos y hermanas en Cristo, aligerados, desarmados y liberados de las diversas armaduras y vestiduras que podamos llevar». Sí, porque el Sínodo es «un movimiento que transforma, libera, une y armoniza, sin aplanar, homogeneizar ni uniformar jamás». Y que, como afirmó monseñor Filippo Iannone, prefecto del Dicasterio para los Textos Legislativos, tiene como «única misión» la de «anunciar a Cristo al mundo».