(Kerknet/InfoCatólica) En el documento, los obispos plantean tres cuestiones:
- Una Iglesia sinodalmente misionera requiere un diálogo abierto con los acontecimientos actuales del mundo que nos rodea. La Iglesia no puede limitarse a una vía unidireccional en el anuncio de la Buena Nueva al mundo.
- Pedimos que el Sínodo describa nuestra Tradición/tradiciones eclesiales como dinámicas y en constante desarrollo.
- Pedimos incentivos para concretar la descentralización de ciertas decisiones en la Iglesia que le permitan trabajar unida con una diversidad más legítima. Pedimos que se concrete la «responsabilidad» de los obispos en una Iglesia sinodal.
Ordenar mujeres
A partir de ahí, los obispos llaman a reflexionar sobre el lugar de la mujer en la Iglesia. Piden luz verde para poder dar ciertos pasos por parte de la conferencia episcopal o de la asamblea episcopal continental. Por ejemplo, dar una creciente responsabilidad pastoral a las mujeres y su ordenación diaconal no tiene por qué ser obligatoria o prohibida universalmente'. La ordenación, y no mera admisión al ministerio diaconal, implica lógicamente la administración del sacramento del orden a mujeres, algo que podría provocar un cisma en la Iglesia dado que todos los pronunciamientos magisteriales al respecto han sido contrarios.
Celibato y ordenación de viri probati
Los obispos asegurán que «durante mucho tiempo se ha cuestionado la obligación del celibato para los sacerdotes y los diáconos que enviudan». Sienten «la necesidad de redescubrir la naturaleza simbólico-sacramental del ministerio ordenado». La relación entre ordenación y responsabilidad (final) requiere una nueva precisión, afirman: «Pedimos que los sacerdotes y diáconos asuman cada vez más su responsabilidad pastoral dentro de equipos en los que los laicos también tengan su lugar y su tarea».
Además, los obispos hablan de ordenar sacerdotes a los 'viri probati'. Literalmente, el término significa «hombres probados». Se refiere a hombres casados y aptos para el sacerdocio por su estilo de vida.
Los jóvenes y la cultura digital
Otra prioridad es la comunicación con los jóvenes. Los obispos quieren invertir más en personas y recursos que den testimonio del Evangelio en y a través del mundo digital. En este sentido, piden un mecanismo de solidaridad entre las conferencias episcopales y las asambleas episcopales continentales «para que cada Iglesia local tenga las oportunidades necesarias para estar presente en el mundo digital».
¿Y ahora qué?
El borrador de la nota se someterá a debate en los grupos de discusión y consejos de las distintas diócesis. Sus ecos se recopilarán antes del 7 de abril y luego se entregarán a la Secretaría del Sínodo de los Obispos en Roma.
Junto a estos ecos, se recogerán también buenos ejemplos de práctica sinodal de cada diócesis, que se entregarán a Roma con vistas a la elaboración del documento de trabajo para la segunda y última sesión del sínodo, en octubre de 2024.
Además, los obispos belgas quieren comprometerse desde ya en dar formación «para practicar el discernimiento común y la conversación en el Espíritu».
Por otra parte, la comisión teológica de la conferencia episcopal debatirá a fondo los temas mencionados relacionados con el tratamiento de la tradición y las cuestiones sobre los oficios y ministerios en la Iglesia.