(InfoCatólica) «¿Cómo continuará y terminará el Sínodo?». Eso es lo que se pregunta el cardenal Zen y así titula su último artículo publicado en su blog.
El cardenal advierte que todavía no está claro lo que significa la sinodalidad, palabra que no se puede traducir directamente a varios idiomas.
«Nos dicen que la sinodalidad es un elemento constitutivo fundamental de la vida de la Iglesia, pero al mismo tiempo enfatizan que la sinodalidad es lo que el Señor espera de nosotros hoy. La participación y la comunión son evidentemente características permanentes de la única Iglesia, santa, católica y apostólica. Pero decir que la sinodalidad es "lo que el Señor espera hoy de nosotros", ¿no significa que es algo nuevo? Para no ver en ello una contradicción, debemos entender esta invitación a la sinodalidad no como un deber hacer algo completamente nuevo, sino como dar un nuevo impulso a algo que siempre ha existido en la Iglesia».
Tras explicar cómo fue el proceso sinodal en su diócesis, Zen advierte que no cabe fiarse mucho del resultado final, ya que en recientes sínodos se han introducido cambios que no estában presentes en las conclusiones finales:
«Dicen que no hay agenda, pero esto ofende nuestra inteligencia, ¿cómo olvidar aquella Nota en Amoris Laetitia (ndr:se refiere a la nota que manipula las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino) después de los dos Sínodos sobre la familia? ¿Y esa resolución sobre los “viri probati”, aunque no estuviera incluida en la Exhortación post-sinodal de la Amazonia?»
Señala además a lo que está ocurriendo en Alemania:
«¿Cómo no preocuparnos cuando miramos el “camino sinodal” en Alemania? Un grupo de fieles, no se sabe con qué título de representación, junto con más de la mitad, pero menos de 2/3 de los obispos, hablan casi con complacencia de "abuso sexual", señalando que la causa es el clericalismo, señal de que la constitución de la Iglesia tiene serios problemas y necesita una renovación radical (derrocar la pirámide) y la ética sexual de la Iglesia también necesita adaptarse a la cultura moderna. Este “camino sinodal” aún no ha sido repudiado decisivamente. ¿Recordamos también ese movimiento que estalló en Holanda después del Vaticano II (con el nuevo Catecismo holandés) que llevó a la Iglesia de ese país a languidecer hoy como moribunda?»
El cardenal advierte de lo que está ocurriendo en la Comunión anglicana:
«No parece fuera de lugar mencionar el caso de la Comunión Anglicana. El pobre arzobispo de Canterbury ha recibido una advertencia de los arzobispos de la Global Anglican Future Conference (GAF), que incluye al 85% de la comunión anglicana mundial, para que se arrepienta de haber legitimado la unión homosexual, de lo contrario ya no reconocerán su posición de autoridad».
En cuando al método usado en la primera fase del sínodo sobre sinodalidad, el purpurado chino sigue los pasos de Mons. Anthony Fisher, arzobispo de Sidney (Australia) y asume las tesis del P. Anthony Lusvardi, sj, muy crítico con dicho método. Y dice
«Imponer este método es una manipulación para evitar discusiones . Todo psicología y sociología, no fe y teología».
Zen critica igualmente a la manipulación y el secretismo mediático que se impuso en las primeras sesiones del sínodo:
«También hubo una advertencia muy severa respecto al secretismo (casi pontificio) para evitar, dicen, mucha charla mediática. Hubo, sí, una reunión diaria con los periodistas, pero sólo los "buenos", elegidos por los facilitadores, hablaron con los periodistas. Para evitar la charla de los medios, se mantuvo a los fieles en la ignorancia sobre un Sínodo que pretendía ser un modelo de sinodalidad».
Para el purpurado, hubo algo aún «más grave»:
«un gran número de laicos, hombres y mujeres, participan en el Sínodo con derecho a voto (antes también había religiosos y laicos, pero como expertos y observadores, sin derecho a voto). Entonces, este ya no es un Sínodo de los Obispos (como una botella de vino a la que se le ha añadido mucha agua ya no es lo que debería ser)».
El cardenal recuerda que un obispo greco-católico desmontó la tesis de que lo que estaba ocurriendo en Roma tuviera algo que ver con la sinodalidad tal y como lo entienden las iglesias ortodoxas. Y añade:
«El Papa puede convocar cualquier tipo de asamblea para darle el consejo que quiera. Pero en los Sínodos de los Obispos sólo votan estos. Llamar a la reciente asamblea híbrida Primera Sesión del Sínodo de los Obispos fue un grave malentendido».
Y señala que esto no es lo que instituyó San Pablo VI al finalizar el CVII:
«Es preocupante que incluso en el Anuario Pontificio la Secretaría del Sínodo de los Obispos pase a llamarse Secretaría del Sínodo. ¿Qué Sínodo? Un Concilio Ecuménico es también un Sínodo. También hay un Sínodo diocesano. ¿Habrá a partir de ahora también esta asamblea de consulta híbrida con el nombre de Sínodo? Mientras tanto, ha sido eliminado el Sínodo de los Obispos, el que instituyó el Papa Pablo VI al concluir el Vaticano II como instrumento de colegialidad, es decir, como organismo a través del cual el Papa recibe consejos de sus hermanos obispos en el Episcopado».
El cardenal Zen acaba su artículo explicando lo ocurrido con Fiducia Supplicans y su relación con el Sínodo:
«Antes de Navidad, la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió la declaración "Fiducia Supplicans", sobre la cuestión de que, en determinadas circunstancias, el clero puede bendecir a las parejas del mismo sexo. La cuestión de "si el clero puede bendecir a las parejas del mismo sexo" ha causado confusión en la iglesia porque en algunas regiones se han tomado decisiones sin autorización.
Antes de la apertura de este sínodo, cinco cardenales habíamos planteado sobre el asunto "preguntas" (Dubia) al Papa, esperando que diera una respuesta para no perder tiempo en él discutiendo un tema que no necesitaba ser discutido. El Papa dio una larga respuesta al día siguiente, que, como no pudo haber sido escrita por el mismo Papa –porque, según el dicho habitual del cardenal Fernández, "no huele a Papa"–, lo más probable es que el cardenal y los líderes del Sínodo tuvieran preparada “munición” para refutar a los "disidentes" de sus posiciones en el propio Sínodo.
Por un lado, esta "declaración" dice que el matrimonio entre personas del mismo sexo nunca es posible; pero también dice que bajo ciertas circunstancias, el clero puede bendecir a las parejas del mismo sexo. Esos cinco cardenales, según la tradición eclesiástica, esperaban que el Papa pudiera dar una respuesta de "sí" o "no", pero el Papa nunca respondió.
Esta "declaración" fue precipitada y falaz. Precipitada: puesto que este asunto se discutió en el sínodo, por supuesto todos pensaban que se discutiría en detalle cuando el sínodo se reuniera nuevamente en octubre. Entre estos "dos episodios" de reuniones, la Congregación para la Doctrina de la Fe se apresuró a publicar este documento, dando una explicación prolija y con sofismas de su posición. Estaba claro que no quería que la reunión siguiera discutiendo el tema. Se trató de modo muy tiránico e irrespetuoso a la reunión de los obispos.
Dijeron que con este enfoque querían evitar el caos, pero el efecto fue un gran caos, e incluso el peligro de un gran cisma: muchos obispos y conferencias episcopales se opusieron y no permitieron que los sacerdotes dieran tales bendiciones. Casi todos los obispos africanos y muchos otros obispos y conferencias episcopales se opusieron a esta "declaración".
El 4 de enero, la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo pública otra explicación, diciendo que entendía que algunas personas necesitan todavía algo más de tiempo para comprender la "Declaración" de diciembre, lo que equivale a decir que la "Declaración" de diciembre no puede ser implementada por el momento. Sin embargo, muchos sacerdotes y personas expertas en el asunto han pedido a la Santa Sede que retire la "declaración" que creó el caos».