(CNA/InfoCatólica) El metropolita Job de Pisidia se refirió en su intervención al primer concilio ecuménico, el Concilio de Nicea de 325, y citó los Cánones Apostólicos, un texto cristiano del siglo IV sobre el gobierno y la disciplina de la Iglesia cristiana primitiva.
Basándose en este texto, dijo, «un sínodo es una reunión deliberativa de obispos, no una asamblea consultiva de clero y laicado».
«A la luz de esto, podríamos decir que la comprensión de la sinodalidad en la Iglesia Ortodoxa difiere en gran medida de la definición de sinodalidad dada por vuestra actual asamblea del Sínodo de los Obispos», añadió. El actual Sínodo que se está celebrando en el Vaticano es el primero de este tipo que incluye a laicos como miembros con pleno derecho a voto.
El metropolita Job, obispo ortodoxo oriental de Pisidia y representante permanente del Patriarcado Ecuménico ante el Consejo Mundial de Iglesias, asiste al Sínodo sobre la Sinodalidad en calidad de delegado fraterno.
Los delegados fraternos son representantes no católicos de las Iglesias cristianas. Participan en la asamblea sinodal sin derecho a voto.
Job fue uno de los cuatro participantes que pronunciaron breves discursos durante la congregación general celebrada en la mañana del 9 de octubre.
El metropolitano se mostró agradecido por representar a la Iglesia Ortodoxa en el Sínodo de los Obispos y poder «dar testimonio de la práctica de la sinodalidad en la Iglesia Ortodoxa».
Citó el canon apostólico 34, según el cual: «Los obispos del pueblo de una provincia o región [ethnos] deben reconocer al que es primero [protos] entre ellos, y considerarlo como su cabeza [kephale], y no hacer nada importante sin su consentimiento [gnome]; cada obispo sólo puede hacer lo que concierne a su propia diócesis [paroikia] y sus territorios dependientes. Pero el primero [protos] no puede hacer nada sin el consentimiento de todos. Porque así prevalecerá la concordia [homonoia] y Dios será alabado por el Señor en el Espíritu Santo.»
A continuación, el obispo ortodoxo oriental expuso los cuatro puntos siguientes, «a la luz de este texto»:
- «Un sínodo es una reunión deliberativa de obispos, no una asamblea consultiva de clero-laicado».
- «No puede haber un sínodo sin un primado/protos, y no puede haber un primado/protos sin un sínodo».
- «El primado/protos es parte del sínodo; no tiene autoridad superior al sínodo, ni está excluido de él».
- «La concordia/homonoia que se expresa a través del consenso sinodal refleja el misterio trinitario de la vida divina.»
«Es a través de esta práctica de la sinodalidad, tal como la describen los Cánones Apostólicos y los cánones del Primer Concilio Ecuménico, como la Iglesia Ortodoxa ha sido administrada a lo largo de los siglos hasta nuestros días, aunque la frecuencia y la constitución de los sínodos pueden variar de una Iglesia local autocéfala a otra», afirmó.
Job admitió a continuación que ha habido «ciertas circunstancias históricas» en las que la Iglesia Ortodoxa se ha apartado de esta fórmula, incluida la participación de los laicos en la toma de decisiones sinodales en varias ocasiones concretas, que enumeró.
Otra excepción, dijo, se da en la Iglesia de Chipre, donde los laicos participan en la primera fase de la elección de obispos.
«Sin embargo, el caso de la Iglesia de Chipre constituye un caso excepcional en la Ortodoxia contemporánea, donde, por lo demás, la práctica de la sinodalidad implica exclusivamente una asamblea de obispos», dijo, señalando que durante un sínodo de la Iglesia Ortodoxa en Creta en 2016, los 62 asesores formados por clérigos, monjes y laicos no tuvieron derecho a voz ni a voto.