(CNA/InfoCatólica) La carta, fechada el 21 de septiembre, festividad del Apóstol San Mateo, acusa a los organizadores del Sínodo de manipular e imponer una agenda en lugar de permitir un auténtico discurso eclesial.
La estructura de la sinodalidad
El cardenal Zen examina el marco teológico de la sinodalidad, basándose en un documento recientemente publicado por la Comisión Teológica Internacional titulado «La sinodalidad en la vida y misión de la Iglesia», que enfatiza que la sinodalidad se refiere fundamentalmente a la comunidad y la participación de todos los miembros de la Iglesia en la misión de la evangelización.
El cardenal expresa su preocupación por el hecho de que los materiales de preparación para el Sínodo apenas hagan referencia a este importante documento aprobado por el Vaticano.
Según Zen, en juego está nada menos que la cuestión del cargo de los obispos, y se basa en los fundamentos teológicos del Concilio Vaticano II.
«Me desconcierta que por un lado se me diga que la sinodalidad es un elemento constitutivo de la Iglesia, pero por otro lado se me diga que esto es lo que Dios espera de nosotros en este siglo (¿como novedad?).»
Y pregunta:
«¿Cómo podría Dios haber olvidado permitir que su Iglesia viva este elemento constitutivo en los 20 siglos de su existencia?»
Zen está «aún más desconcertado y preocupado» por «la insinuación de que finalmente ha llegado el día en que la pirámide se volteará, es decir, que la jerarquía será superada por los laicos.»
El papa Francisco utilizó la imagen de una «pirámide invertida» en un discurso importante en 2015 con motivo del 50 aniversario de la creación del Sínodo de los Obispos. El Santo Padre describió el papel del apóstol Pedro como la «roca» sobre la que se fundó la Iglesia, y dijo: «En esta Iglesia, el punto más alto se encuentra como en una pirámide invertida debajo de la base».
Sobre la decisión de dar derecho de voto a los laicos, el cardenal escribe:
«Si yo fuera uno de los miembros del Sínodo, me opondría enérgicamente, porque esta decisión cambia radicalmente el carácter del Sínodo, que el Papa Pablo VI había previsto como instrumento de colegialidad episcopal, aunque, en el espíritu de la sinodalidad, los laicos sean admitidos como observadores - con la posibilidad de expresarse.»
«Dar derecho de voto a los laicos puede parecer que respeta el sensus fidelium, pero ¿están seguros de que estos laicos invitados son fieles? ¿Que estos laicos al menos siguen yendo a la iglesia? De hecho, estos laicos no han sido elegidos por el pueblo de Dios como participantes», escribe Zen.
El cardenal dice a los obispos que deberían pedir al menos que los votos de los obispos y los de los laicos se contaran por separado. Al fin y al cabo, incluso el sínodo alemán lo hizo.
Evitan debates honestos y abiertos
El purpurado chino acusa a los organizadores de evitar debates honestos y abiertos. Subraya que sólo a través de un diálogo tan sólido -similar al del Concilio Vaticano II- puede actuar realmente el Espíritu Santo.
«Me parece que en el Vaticano II, antes de llegar a una conclusión casi unánime, se dedicó mucho tiempo a discusiones animadas. Allí actuó el Espíritu Santo. Los que evitan la discusión evitan la verdad», escribe Zen.
Y recuerda:
«Sé que en el Sínodo sobre la Familia, el Santo Padre rechazó las propuestas de varios cardenales y obispos precisamente en lo que se refiere al procedimiento. Sin embargo, si usted presenta respetuosamente una petición apoyada por numerosos firmantes, tal vez sea aceptada. En cualquier caso, usted ha cumplido con su deber. Aceptar un procedimiento poco razonable sería condenar al Sínodo al fracaso».
El cardenal de 91 años concluye con otro llamamiento a la oración a sus compañeros obispos y cardenales - y un llamamiento a trabajar por un cambio en los procedimientos del Sínodo:
«Esta carta que escribo es confidencial, pero no será fácil mantenerla en secreto ante los medios de comunicación. A pesar de mi edad, no tengo nada que ganar ni nada que perder. Me alegraré de haber hecho lo que creo que es mi deber».