(ACIPrensa/InfoCatólica) El siguiente miércoles 30 de agosto, numerosos fieles católicos conmemorarán la festividad de Santa Rosa de Lima, reconocida como la primera santa de América, fallecida el 24 de agosto de 1617.
Entre los sitios que acogen a multitudes en busca de la intercesión de Isabel Flores de Oliva, su nombre original, destaca el Santuario dedicado a Santa Rosa de Lima. Este santuario se encuentra en el corazón del centro histórico de la capital peruana y recibe a miles de visitantes.
Desde tempranas horas del día, largas hileras de personas se forman en espera de la oportunidad de depositar cartas con sus intenciones personales en el conocido «pozo de los deseos» de Santa Rosa. Curiosamente, este pozo solía proveer agua para la residencia de la familia Flores de Oliva.
La leyenda cuenta que Santa Rosa llevó a cabo un acto simbólico al arrojar al pozo, que tenía una profundidad de 19 metros, la llave del candado que solía portar en su cadena. Este gesto formaba parte de las numerosas penitencias que ella realizaba como parte de su deseo de acercarse más a Dios y de expiar sus propios pecados y los de los demás.
De acuerdo con la narrativa tradicional, en un momento de gran aflicción, Santa Rosa pidió a Dios que el candado se abriera, una solicitud a la que se dice que el Señor respondió, ofreciendo su ayuda en respuesta a su oración.
No obstante, de acuerdo con un informe de EWTN Noticias, existe otra versión de esta historia que contradice la idea de que Santa Rosa de Lima arrojó la llave al pozo.
El historiador peruano José Antonio del Busto sostiene que Santa Rosa no lanzó la llave al pozo, sino que la entregó en custodia a Fray Antonio Altamirano, su confesor. Se cuenta que este sacerdote tuvo que emprender un viaje y encomendó la llave a otro fraile, Diego Gorguerá. Cuando Santa Rosa se encontró en la necesidad de abrir el candado y no tenía conocimiento de estos hechos, tomó una piedra y rompió el candado por sí misma.
Indudablemente, la primera versión de la historia es la más ampliamente conocida y es la que ha motivado a que miles de personas se esfuercen por depositar sus cartas a Santa Rosa cada 30 de agosto.
¿No es el único pozo de los deseos?
Santa Rosa de Lima también residió en la localidad de Quives, ubicada en el noreste de la capital peruana, en el kilómetro 63 de la carretera que conduce a la ciudad de Canta, en la Diócesis de Carabayllo.
En este sitio, la santa recibió el sacramento de la Confirmación de manos de Santo Toribio de Mogrovejo, quien era el Arzobispo de Lima en ese tiempo. Fue en este momento que adoptó el nombre de Rosa de Santa María, cuando tenía tan solo 11 años.
En Quives, asimismo, se encuentra un pozo que originalmente se utilizaba para obtener agua, y es aquí donde los devotos dejan sus cartas con peticiones dirigidas a Santa Rosa de Lima.