(Fides/InfoCatólica) «Nuestra misión es sembrar paz y esperanza en esta vida. El Señor Jesucristo es nuestra esperanza y nuestra paz», asegura monseñor Joseph Arshad, Arzobispo de Islamabad-Rawalpindi, al hablar sobre la quema de un ejemplar del Corán que tuvo lugar en Suecia el 28 de junio. El incidente de Estocolmo provocó indignación y protestas en todo el mundo musulmán. En respuesta, los musulmanes del movimiento Tehreek-e-Labbiak Pakistan (TLP) pintaron la bandera sueca en las letrinas y amenazaron públicamente con gestos de represalia. El arzobispo Arshad recordó que «el respeto por todas las religiones, en Pakistán y en todas las demás naciones, es la única forma de construir una sociedad y un mundo pacíficos».
En los últimos días, miles de musulmanes se han concentrado en las calles de varias ciudades de Pakistán y han quemado la bandera sueca. Dada la tensa atmósfera, las comunidades cristianas de Pakistán han sido alertadas por el gobierno como posibles víctimas de represalias, a pesar de no tener ninguna relación con el asunto, como ya sucedió en Suecia. Los cristianos en Pakistán se distanciaron inmediatamente y condenaron esta ofensa contra el Corán, afirmando que también se sentían ofendidos por ese gesto y pidieron respeto por todos los símbolos religiosos de todas las confesiones.
Los obispos católicos de Pakistán expresaron su decepción y condenaron la profanación del libro sagrado del Islam, instando al gobierno sueco y a la comunidad internacional a detener cualquier acto que pueda incitar al odio religioso. La Ecumenical Commission for Human Development ,organismo que une a líderes cristianos de diferentes confesiones en Pakistán, se ha solidarizado con los musulmanes de Suecia y, al mismo tiempo, ha instado a las autoridades civiles a vigilar las protestas en curso en Pakistán para que no se conviertan en ataques injustificados contra iglesias, instituciones o personas de las comunidades cristianas.
«Como Iglesia católica en Pakistán tenemos la responsabilidad de contribuir a la mejora educativa, política, social y colectiva de toda la sociedad», insistió monseñor Joseph Arshad, presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán. «En nuestra misión diaria aspiramos a la esperanza, a la paz y a la unidad de las familias y de la sociedad. La paz y la esperanza son fundamentales para la vida humana. Por eso, cualquier cristiano y cualquier ser humano debe difundir y vivir los valores de la paz y de la esperanza, y estas son las semillas que estamos sembrando en nuestro amado Pakistán», explicó Arshad, confirmando así el compromiso de los bautizados con la armonía interreligiosa y la difusión de una cultura de tolerancia, solidaridad, aceptación mutua y fraternidad entre creyentes de distintas religiones en el país.
«Somos muy conscientes de la delicada situación actual y de los problemas que enfrenta nuestro país y la sociedad. Necesitamos personas que, tanto en el liderazgo como en la vida cotidiana ordinaria entre la gente común, sepan y quieran alimentar una nueva esperanza y un pensamiento de paz en la sociedad», concluyó.