(InfoCatólica) Según el Patriarca moscovita «hoy la vida religiosa de Rusia parece ser una excepción a una tendencia muy peligrosa que ha capturado a los cristianos de Occidente, y algunos cristianos ortodoxos también se ven afectados».
Esa tendencia viene por «los valores liberales ateos, que a menudo se incorporan a la legislación estatal y, a través de ella, no solo contribuyen a la secularización de las personas, sino que también empujan a los débiles en el sentido religioso a renunciar a toda fe en Dios».
Y añade:
«Por supuesto, hay resistencia a esto entre los ortodoxos, y no solo entre los ortodoxos. Pero la tendencia general en el desarrollo de la vida cultural de Occidente es ciertamente la siguiente. En un principio, el objetivo era la secularización, es decir, la separación de lo sagrado, lo religioso, de lo secular, y ahora, sin duda, el objetivo es reducir el papel del factor religioso y debilitar su influencia en la vida de las personas».
Apostasía
El Patriarca asegura que «en este triste contexto de apostasía, del que tanto la Sagrada Escritura como los santos padres nos advirtieron –la apostasía es alejamiento de Dios, traición, renuncia a Dios–, una isla muy especial, como digo, la isla de la libertad es nuestro país y nuestra Iglesia. Somos verdaderamente libres».
Niega recibir órdenes de Putin
Kiril aborda un tema ciertamente polémico:
«Algunos de nuestros oponentes, señalando con el dedo, dicen que el Patriarca, como dicen, está actuando por orden del Presidente. Delante de Dios, les digo: el Presidente nunca ha dado órdenes al Patriarca, no las está dando y, estoy seguro, no las dará como persona ortodoxa, creyente, de iglesia. ¿Qué tenemos ahora? Y hoy existe efectivamente una especie de sinfonía de poder secular y eclesiástico, soñada en Bizancio, pero que nunca se realizó plenamente en Bizancio debido a la especial importancia del papel del emperador, que se consideraba, entre otras cosas, la cabeza de la Iglesia».
Tras asegurar que «lo que está sucediendo en Rusia hoy es un fenómeno único que va en contra del movimiento general, diría yo, de apostasí», sentencia que «nuestro país, proclamando y defendiendo los valores cristianos, es sí una fuerza que, con su ejemplo, indudablemente inspira respeto a muchos en el mundo».
Por último, el Patriarca se muestra muy contento de la labor que ha hecho su iglesia y señala que debe participar activamente en la vida de la patria rusa:
«Pero todo lo que estoy hablando no viene por sí solo. Este es el resultado de un grandísimo trabajo de nuestra Iglesia, que ciertamente ha ocupado un lugar digno en la vida de nuestro pueblo. Cuando digo «Iglesia», me refiero al episcopado, al clero, pero, por supuesto, a nuestro pueblo creyente, que hoy reúne a personas de diferente condición, nivel de vida y educación. De hecho, en la Iglesia de hoy no hay un sector separado de la vida pública, como lo era en la época soviética. En nuestra Iglesia hay un pueblo que se ha vuelto al Señor y Salvador Resucitado. Y debemos proteger este patrimonio, pedirle al Señor que ningún enemigo, no solo externo, sino también interno, sacuda este desarrollo histórico de nuestro país y de nuestra Iglesia.
Y por lo tanto, una responsabilidad especial de todos nosotros, queridos míos, de los cristianos ortodoxos, del episcopado, del clero, de todos los creyentes, es proteger a nuestro país de todo mal con nuestra oración y participación consciente en la vida de la Patria. . Y enfatizo una vez más: el medio más importante y poderoso es la oración, y por lo tanto la oración por las autoridades y el ejército hoy no debe ser formal, asociada solo con algún tipo de texto litúrgico, debe provenir de lo más profundo de nuestros corazones creyentes».
El Patriarca no hizo mención alguna a la guerra en Ucrania, que se está llevando por delante centenares de miles de ucranianos y rusos.
