(Aica/InfoCatólica) El cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la FABC, indicó que «todos los obstáculos o dificultades son en realidad los lugares donde el Espíritu se mueve, se manifiesta y dona las gracias que nosotros recibimos».
Señaló además que «observando y llamando a los problemas por su nombre, nuestro espacio -que es nuestra tienda- se amplía. Escuchando y tocando las tensiones de nuestras comunidades, el espacio de la Iglesia se amplía y abraza a todos».
El purpurado también expresó que el viaje sinodal es «relativamente similar al viaje de Jesús por el desierto», desafiante pero necesario porque permite a la Iglesia dar mejor testimonio del Evangelio. Ese camino se realiza «a través de un proceso de escucha, encuentro y discernimiento», señaló, haciendo un llamamiento a «un cambio de enfoque ante los retos a los que nos enfrentamos».
«El cambio implica desprendernos de lo que nos impide ser una iglesia sinodal, recorrer el camino del discipulado para encontrar a Cristo, ser siempre misericordiosos con nuestro prójimo, dejarnos impregnar por la gracia transformadora del Espíritu Santo para servirle sólo a Él», añadió.
En un espíritu de serena y fructífera discusión, la Asamblea examinó y debatió el borrador del Documento Continental que se presentará a la Asamblea Sinodal en el Vaticano.
La reunión de los representantes asiáticos fue como «una gran orquesta interpretando una sinfonía», en un coro de voces que da un resultado melodioso y no se convertió en «una cacofonía», expresó el cardenal Jean-Claude Hollerich SJ, arzobispo de Luxemburgo y relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, presente en Bangkok.