(CNAd/InfoCatólica) En una carta al Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y obispo de Limburgo, Mons. Georg Bätzing, el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y los cardenales Marc Oullet, prefecto del Dicasterio para los Obispos y Luis Francisco Ladaria, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, advierten que nadie tiene derecho a establecer un Consejo Sinodal a nivel nacional, diocesano o parroquial, tal y como se acordó en la última plenaria de la Asamblea Sinodal de la Iglesia en Alemania. El Papa Francisco ha aprobado la carta «in forma specifica y ordenado su transmisión».
Esta es la resolución del Camino Sinodal del 10 de septiembre de 2022 que Roma ha ordenado que no se lleve a cabo:
«El Consejo Sinodal, como órgano consultivo y decisorio, deliberará sobre los acontecimientos esenciales de la Iglesia y de la sociedad y, sobre esta base, tomará decisiones fundamentales de importancia supra-diocesana sobre la planificación pastoral, las cuestiones de futuro de la Iglesia y las cuestiones financieras y presupuestarias de la Iglesia que no se deciden a nivel diocesano.»
A eso se añade que «el Consejo Sinodal se compondrá de acuerdo con las proporciones de la Asamblea Sinodal en procedimientos transparentes y elecciones respetuosas con el género», afirma además la resolución. El Consejo sinodal se hará realidad «a más tardar en marzo de 2026», tras los preparativos pertinentes del Comité sinodal.
Cualquiera puede entender que ese consejo sinodal pretende tener autoridad supra-diocesana. Es decir, más autoridad que los obispos.
La reacción de los responsables del sínodo alemán ha sido la esperada: negar la evidencia y ponerse en rebelión contra las disposiciones de Roma.
La Conferencia Episcopal Alemana, presidida por Mons .Bätzing publicó un comunicado negando que sean correctas las tesis de los cardenales curiales respecto al quebranto de la autoridad episcopal. Y esta tarde el ZdK ha dicho que el Comité Sinodal no cuestiona la autoridad del Obispado. Su Presidenta, Irme Stetter-Karp, animó en su curso al obispo Georg Bätzing: «El hecho de que el obispo Dr. Bätzing se niegue a aceptar esta acusación es absolutamente correcto».
«El episcopado se verá reforzado, no debilitado, por el consejo previsto», explicó Stetter-Karp. «Me alegra ver que la inmensa mayoría de los obispos alemanes se atienen a la Vía Sinodal».
«Si los obispos de Colonia, Augsburgo, Passau, Ratisbona y Eichstätt (ndt:que fueron los que solicitaron la intervención de Roma) no desean participar en el Consejo Sinodal, es de lamentar», dijo Stetter-Karp. Son libres de descartarlo, pero la «Iglesia en Alemania» necesita «un futuro en el que se reposicione tras el escándalo de los abusos. Necesitamos reformas estructurales y nuevas formas de dividir los poderes. Necesitamos más participación, una iglesia justa y un claro sí a la diversidad. Precisamente así fortalecemos el episcopado».
Por su parte, Thomas Söding, teólogo experto en nuevo Testamento y vicepresidente del ZdK, declaró:
«El Consejo Sinodal está más cerca. Y espero de verdad que consiga ganar para ello a todos los obispos alemanes. En este contexto, es irritante que otra señal de baja estima por el compromiso de los laicos venga de Roma»
Y además ha añadido:
«En estas condiciones, me parece aún más admirable la cantidad de gente que sigue creyendo en la capacidad de cambio de la Iglesia y se compromete con ella. Se lo agradezco mucho a estas personas. Son la columna vertebral de la Iglesia».
Falta por ver cómo reacciona la Santa Sede ante este desafío a su autoridad sobre toda la Iglesia Católica.