(Agencias/InfoCatólica) Portugal ha aprobado, por tercera vez, la despenalización de la eutanasia, aunque la última palabra corresponde todavía al presidente luso, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que frenó la ley en dos ocasiones anteriores.
Los obispos habían advertido que «la eutanasia y el suicidio asistido constituyen graves amenazas para la humanidad», pero el Parlamento aprobó la ley de por 128 votos afirmativos contra 88 negativos.
Las veces anteriores, el Presidente, que es médico y católico, mostró también su disconformidad por temas científicos. Así que esta vez el texto define la muerte médicamente asistida como la que «ocurre por decisión propia» de una persona, «en el ejercicio de su derecho fundamental de autodeterminación» y cuando es «practicada o ayudada por un profesional de la salud».
Se aplicará exclusivamente en casos de mayores de edad, con enfermedades «graves e incurables» o lesiones «definitivas de extrema gravedad». Aunque ya hemos visto casos como en Canadá o Australia que le ofrecen la eutanasia a quien pide una silla elevadora.
Además, marca un plazo mínimo de dos meses entre el inicio del proceso y la muerte médicamente asistida y establece el acompañamiento psicológico obligatorio para el enfermo.
El PSD podría impulsar la revocación de la ley
El PSD no parece resignado a aceptar que la eutanasia sea una realidad en Portugal y estudia sus próximos pasos.
Su intento de avanzar con un referéndum chocó contra la izquierda, que la calificó como una «pirueta política», y fue desestimado incluso por la extrema derecha porque no se ajusta a los tiempos previstos por la Constitución.
Pero PSD (derecha) y Chega (derecha soberanista) pueden aliarse para plantear una consulta popular en el próximo curso político, a partir de septiembre de 2023.
Además, tras una hipotética victoria electoral, el PSD podría impulsar la revocación de la ley, como ha sugerido este viernes el expresidente conservador Pedro Passos Coelho.
Por el momento, si tal como se espera en Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa promulga la ley, el Gobierno socialista tiene un plazo de 90 días para su aprobación.
El Tribunal Constitucional debe evaluar tanto esta ley como la anterior
Por otro lado la vicepresidente de la Asociación de Juristas Católicos dijo que el texto aprobado por la Asamblea de la República que regula la práctica de la eutanasia debe ser enviado a la Corte Constitucional, para verificar si las objeciones planteadas en el diploma anterior «fueron aceptadas».
«Si ya hubo una primera declaración de inconstitucionalidad de un proyecto anterior, corresponde ahora al Tribunal Constitucional verificar si sus objeciones fueron aceptadas», dijo Inês Quadros en declaraciones a Agência Ecclesia.
Para el profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Portugal, la remisión al Tribunal Constitucional «es la hipótesis que debe seguir el Presidente de la República».
Para Inês Quadros, existen «diferentes razones para la inconstitucionalidad», a saber, por el hecho de que el nuevo diploma ha abandonado la designación de «enfermedad mortal», refiriéndose ahora a «enfermedad grave e incurable», lo que «permite que sea una situación que incluso podría ser compatible con la vida durante mucho tiempo».
«Ante un horizonte tan amplio, no se descarta que pueda haber un progreso científico suficiente que permita la curación y regeneración de la persona. Esto es de lo que estamos hablando. Por lo tanto, me parece que la Corte Constitucional tiene más que espacio para pronunciarse y tiene, básicamente, todos los elementos que necesita para pronunciarse», dijo.
La vicepresidente de la Asociación de Juristas Católicos también dijo que, si la Corte Constitucional falla por inconstitucionalidad, el diploma vuelve a la Asamblea de la República y, finalmente, «el Presidente de la República conserva siempre el derecho de veto político».
«Todo este proceso puede durar mucho tiempo y todavía hay esperanza de que la ley no entre en vigor», dice Inês Quadros.
Para un profesor de derecho, «la persona que sufre mucho está pidiendo dejar de sufrir, no morir», por lo que es necesario fortalecer las condiciones para brindar atención en salud.
«En un momento en que asistimos a la degradación diaria de la atención de la salud en lo más básico, con gente muriendo esperando ser atendida en urgencias, en un momento en que la atención de la salud es así, en que todos dudan antes de ir a la hospital, ¿cómo se ofrece la muerte como posibilidad?», cuestionó.