(NuovaBussola/InfoCatólica) En Burkina Faso las incursiones y los ataques a la población civil, que comenzaron en 2015, se han intensificado desde 2018 en el norte, donde los yihadistas controlan amplias zonas. El estado de emergencia se ha declarado en 14 de las 45 provincias del país.
Los testimonios de los civiles y de las fuerzas del orden informan de un creciente uso de niños soldados por parte de los yihadistas. Uno de los atentados más graves de 2021, el ataque a la localidad de Solhan el 4 de junio, dejó más de 130 muertos. En su mayor parte, la llevaron a cabo niños de entre 12 y 14 años. Una vez que llegaron a la aldea, abrieron fuego contra la población e incendiaron las casas, para luego saquearlas.
El reclutamiento de niños y adolescentes por parte de los grupos armados vulnera gravemente sus derechos. Pero los derechos de los niños también se violan de otras maneras. De hecho, el 61,5% de los aproximadamente 1,5 millones de desplazados son menores. Además, la inseguridad ha obligado a cerrar 3.280 escuelas, es decir, alrededor del 13% de los centros educativos del país.
Según las estimaciones del gobierno, 511.221 niños en edad escolar no tienen forma de ir a la escuela. El 7 de enero, el presidente Roch Marc Christian Kaboré se dirigió a la nación y dijo que había dado instrucciones al gobierno para limpiar las zonas infestadas por grupos terroristas. También destacó la importancia de lograr la reconciliación nacional y de intensificar la lucha contra la impunidad y la corrupción. Sin embargo, el camino parece largo y arduo. El 12 de enero, las autoridades del país anunciaron la detención de ocho militares de alto rango que estaban preparando un golpe de Estado.
Información publicada en el blog de Anna Bono