(Asia News/InfoCatólica) Se trata de un primer paso de un camino largo y difícil, pero que podría ser decisivo para la reconciliación - y la reunificación - después de décadas de divisiones y posiciones enfrentadas a raíz del cisma ocurrido en la segunda mitad del siglo pasado.
Según informa el sitio web Baghdadhope, el 9 de mayo, en Chicago, Estados Unidos, está prevista una reunión al «más alto nivel» entre las delegaciones de la Iglesia Asiria de Oriente y la Antigua Iglesia de Oriente. El encuentro fue anunciado en una declaración conjunta de los respectivos líderes de las dos Iglesias -el Patriarca Mar Awa II y el Metropolitano (y patriarca vicario) Mar Yako Daniel- que intentan reparar la ruptura que se produjo en 1968.
En diálogo con AsiaNews y bajo condición de anonimato, una personalidad asiria dijo que «para un camino de unidad, primero hay que preparar los corazones, con mucha humildad», y luego hay que abordar todas las cuestiones prácticas, doctrinales y pastorales. «Desde la denominación asiria hasta la fecha de la Pascua, que según algunos debería coincidir no con los católicos sino con los coptos ortodoxos armenios, siguiendo el calendario juliano. Desde la integración de sacerdotes y obispos hasta el nombramiento del patriarca, hay muchos puntos abiertos», señala la fuente. «Hay que seguir un camino complejo», añade, «que no puede basarse en el sentimentalismo, siendo que también toca el plano político».
Ambas denominaciones descienden de la única Iglesia de Oriente. En 1933, el entonces Patriarca Mar Eshai Shimun XXIII fue obligado a exiliarse y salió de Irak para dirigirse a Chipre y luego a Estados Unidos. Debido al creciente flujo de emigrantes de Oriente Medio hacia Occidente, en 1964 el Patriarca decidió adoptar el calendario gregoriano -en lugar del juliano- para la Navidad y la Pascua. En las naciones de la diáspora, éste se utiliza mucho más que el calendario originario.
Cuatro años más tarde se consumó el cisma. Varios factores impulsaron esta decisión: el cambio de calendario, los fieles iraquíes que permanecieron en su patria deseaban mantener la sede patriarcal en Bagdad y el cuestionamiento de la práctica del «Natar Kursi» -el traspaso del título patriarcal del tío al sobrino, como sucedió en el caso de Mar Eshai Shimun XXIII. El entonces metropolitano de Trichur (India) de la Iglesia de Oriente, Mar Thoma Darmo, se transfirió a la capital iraquí y nombró a tres obispos, que a su vez lo eligieron como patriarca de la Antigua Iglesia del Oriente, pero solo pudo ejercer un año su ministerio, ya que murió al año siguiente.
Desde entonces, las relaciones entre ambas Iglesias han tenido sus altibajos. Con el nuevo milenio, se inició un lento proceso de distensión y en general, mejoraron las relaciones. Sin embargo, superar las divisiones y restaurar la antigua unidad llevará tiempo. También está sobre la mesa la cuestión de la sucesión del Patriarca Mar Addai II, fallecido el 11 de febrero. El futuro patriarca será un tema clave del sínodo de la Antigua Iglesia de Oriente, que también comenzará en Chicago el 30 de mayo, por lo que cabe suponer que no habrá grandes cambios hasta que se elija al futuro líder. Además, habrá que resolver la cuestión de la posible supremacía de una de las dos Iglesias, así como la elección de la sede -hoy, en Bagdad para la Iglesia Antigua de Oriente y en Erbil para la Iglesia Asiria de Oriente, que acaba de iniciar las obras de la futura catedral.
En su análisis, Baghdadhope concluye que responder a estos interrogantes «no es fácil». De hecho, «nada lo es para los iraquíes cristianos: son pocos y están divididos entre diferentes Iglesias, cuya unión, ya sea formal o en los hechos, es la única manera de hacer frente al peligro de desaparición -lenta, pero inexorable- que se cierne sobre ellos desde hace décadas».
Nestorianos
La Iglesia asiria asumió las formulaciones de las ideas cristológicas de Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia y Nestorio, cortando de este modo cualquier vinculación posible con el obispo de Roma y los patriarcas orientales. Al ser condenados los nestorianos por el Concilio de Éfeso (431) y posteriormente desterrados por el emperador bizantino Zenón (475), multiplicaron sus congregaciones en Persia, donde adquirieron influencia.