(Katolisch/InfoCatólica) El obispo de Ratisbona advierte que el texto que se aprueba en la Asamblea Sinodal supone un «claro cambio de competencias» cuando dice que el magisterio episcopal «no es la autoridad final en cuestiones detalladas de exégesis o en cuestiones de aplicación dudosa». Además, la tarea del Magisterio se limita a testimoniar el carácter vinculante de la Sagrada Escritura, a enriquecer la «mesa de la Palabra» y a propugnar que «la Palabra de Dios se ponga en juego en la interpretación de la Sagrada Escritura».
La importancia del magisterio episcopal como autoridad de interpretación es, pues, discutida, constata Voderholzer. Así, el derecho y el deber de los obispos de ejercer su potestad de interpretación también se pone en duda «cuando los teólogos interpretan la Escritura en contra del Credo y de la Iglesia». Mons. Voderholzer se refiere a la Constitución Dogmática «Dei Verbum» del Concilio Vaticano II, según la cual la ciencia de la teología debe estar siempre inserta en un proceso eclesial global de fe, vida y oración. Afirma explícitamente que la tarea de declarar vinculante la Palabra de Dios escrita y la Tradición sólo se confía al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en nombre de Jesucristo.
Críticas a la composición de los foros
El obispo de Ratisbona también criticó la composición de los foros del Camino Sinodal. Allí está representada una «selección unilateral» de teólogos. Las voces disidentes (ndr:las doctrinalmente ortodoxas) no fueron convocadas desde el principio, y a las voces teológicas ortodoxas se les negó la dignidad científica. La «inmunización» contra las posiciones teológicas discrepantes en el camino sinodal también se demuesta con «el hecho de que, mediante un procedimiento de nombramiento no transparente de las comisiones de moción, los propios autores de los textos vuelven a juzgar las críticas a los mismos y recomiendan con su autoridad la aceptación o el rechazo de las objeciones críticas», critica Voderholzer.
En los concilios, recuerda el obispo, siempre ha sido importante no votar sobre la verdad, sino dar honor por unanimidad a la verdad comúnmente reconocida. El papa Francisco también subrayó que en los procesos sinodales la doctrina de la Iglesia debe ser considerada como el fundamento y no como el objeto de una votación. Después de todo, los estatutos del Camino Sinodal estipulan que los obispos deben aprobar los textos por una mayoría de dos tercios para que se consideren adoptados por el Camino Sinodal, reconoce Voderholzer. «Así que los obispos siguen teniendo la posibilidad de ejercer su magisterio sobre las cuestiones de fe que se discuten, votando en consecuencia».