(Riposte Catholique/NBQ/InfoCatólica) El monasterio de Santa Caterina d'Alessandria en Perugia, que sigue la regla benedictina, se cerrará muy pronto.
Al parecer, la abadesa del monasterio benedictino de Santa Catalina no obliga a sus monjas a vacunarse contra el covid y por esa causa el monasterio va a ser cerrado y las monjas serán trasladadas. En febrero tuvo lugar una visita apostólica inesperada. La madre Catalina explica:
«El visitante encontró todo en orden, excepto que no estamos vacunadas. Sabía de la visita del obispo Bassetti, pero no conocía los motivos. En el decreto se subraya mi comportamiento inadecuado: ¿debí obligar a mis hermanas a hacer algo que no querían hacer, a riesgo de una denuncia?»
El convento está en orden espiritual, económica y litúrgicamente. El único fallo es el empecinamiento de las monjas en no vacunarse y la negativa de la abadesa a obligarlas a hacerlo. Así lo confirmó la propia abadesa en Bussola:
«La visita apostólica tuvo lugar poco después de mediados de febrero, el informe se envió inmediatamente después y ahora estamos esperando la respuesta de la congregación para los institutos de vida consagrada».
Pero, ¿quién solicitó la visita?
No me lo dijeron. Me enteré por el cardenal Bassetti, arzobispo de Perugia.
¿Cuándo se enteró?
«Fui a verle para firmar un documento, pero me dijo que no podía firmarlo por mí porque había una visita apostólica en curso. Me quedé atónita. «¿Qué hemos hecho?», le pregunté.
«Cuando se les preguntó sobre la vacunación, enseguida dijeron que no, así que decidimos tomarnos un tiempo; en octubre, el problema volvió a aparecer. El médico del monasterio me volvió a preguntar y yo volví a decir que no».
¿Son todas ancianas?
No, no todas somos ancianas.
¿Y han tenido covid durante estos dos años?
No, siempre hemos gozado de una excelente salud.
Doctrina de la Fe: «la vacunación debe ser voluntaria»
La Congregación para la Doctrina de la Fe publico el 21 de diciembre del 2020 una «Nota sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la Covid-19» en la que, entre otras cuestiones, afirmaba que «es evidente para la razón práctica que la vacunación no es, por regla general, una obligación moral y que, por lo tanto, la vacunación debe ser voluntaria».