(InfoCatólica) Mons. Argüello no esquiva ninguna de las preguntas que le hacen y explica lo que viene haciendo la Iglesia en relación a los casos de abusos.
A la pregunta de si la Iglesia debería investigar los casos antes de que lleguen las denuncias (el periodista del Diaro de Navarra no explica cómo se puede hacer tal cosa), Mons. Argüello indica que «la Iglesia desde 2010 realiza de forma proactiva una colaboración con las autoridades civiles cada vez que se tiene noticia de un caso. Una investigación preventiva de un delito nos parecería un poco complicado. Las cosas se investigan una vez que acontecen, algo que sucede cuando alguien lo dice. La actitud de la Iglesia en este caso es clarísima».
En cuanto a si se ha hecho lo suficiente, responde:
«No sé si habrá otra institución en el mundo que en los últimos veinte años haya hecho el esfuerzo de cada congregación, de cada diócesis, de todos los obispos reunidos en las conferencias espiscopales con el papa Francisco para tratar de este asunto».
El prelado explica lo que se está haciendo hoy en día para prevenir los abusos. Es decir, para evitar que se vuelvan a dar:
«La puesta en marcha de protocolos de prevención o caminos formativos. Todo esto nosotros lo estamos haciendo pese a que no somos capaces de romper el marco mental que se ha creado. El último informe de la fiscalía recoge estudios de Save the children o la Fundación Anar en los que se indica que la mayoría de los abusos se sitúan en el ámbito de la familia».
Insiste el Secretario general de la CEE en que a veces se trasladan a la fiscalía casos de los que solo hay una acusación. Y añade que «incluso poniendo en riesgo la presunción de inocencia, ponemos en conocimiento del ministerio fiscal inmediatamente en cuanto tenemos noticia de que a una persona se le acusa de estos comportamientos».
En cuanto a lo ocurrido décadas atrás, Mons. Argüello es tajante:
«No hay que situar a todos en una permanente sospecha. El abanico que se ha abierto es hablar prácticamente desde los años 40 hasta el presente. En ese periodo ha habido en activo cientos de miles de religiosos que han tenido contacto con millones de niños, adolescentes y jóvenes. La responsabilidad está en el abusador. Lo que nos preocupa es que se establezca una causa general que identifique los abusos con la Iglesia».
Preguntado sobre si se debe exigir a la Iglesia una mayor altura moral que al resto de la sociedad, responde:
«Por supuesto. Dentro de la gravedad del asunto, nosotros vemos que a esta situación se le puede sacar algo positivo. El hecho de que se vea con una gravedad singularísima determinados comportamientos de quienes pretenden tener ante los demás una autoridad moral. Eso es verdad. Por eso siempre hemos dicho que un solo caso sería suficientemente grave para tomar medidas y adoptar protocolos preventivos».