(InfoCatólica) Nota del arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicagogeascoa.
Ante los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia católica
El martes pasado, la mesa del Congreso ha admitido a trámite la solicitud de ERC, Bildu y Podemos para crear una comisión de investigación sobre los abusos sexuales en la Iglesia. También el periódico El País entregó al Papa Francisco y al presidente de la Conferencia Episcopal Española un dossier que recoge 251 denuncias de abusos en los últimos setenta años referidos a clérigos españoles, sacerdotes diocesanos y religiosos. Así mismo, en los medios de comunicación están apareciendo muchos artículos de opinión sobre esta cuestión de diferente calado y posición. Ante la gravedad de este asunto, quisiera compartir con vosotros mi posición y pensamiento:
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La primera mirada y todo mi afecto se dirige a las víctimas y a sus familias. Me gustaría conocer hasta el fondo el dolor causado y el destrozo ocasionado en vuestras vidas. Me pongo a vuestra disposición con humildad y respeto para escucharos, acompañaros y colaborar en lo que fuera posible para restaurar el daño ocasionado, tanto a nivel personal como institucional. Estos hechos también me producen dolor y vergüenza. Sé que todo lo que hagamos será siempre poco ante el mal ocasionado. También sé que la palabra perdón se ha ido desgastando. Pero en nombre de la Iglesia quisiera pediros humildemente perdón.
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A día de hoy, el periódico El País comunicó un caso en la archidiócesis de Burgos. Los datos ofrecidos remiten a los años 1962-1965. No se nos ha comunicado el nombre del denunciante. La persona denunciada falleció hace veinte años. Tras investigar en la medida de nuestras posibilidades, no tenemos ninguna denuncia referida a él en ningún archivo y preguntando a quienes le trataron no conocen ningún hecho de esta índole. Hemos visto en los últimos días en dicho medio de comunicación la referencia a un segundo caso y hemos pedido información para que nuestra oficina de protección de menores lo investigue. A este respecto, agradezco toda labor y acción que tanto los medios de comunicación como otras instancias realizan para ayudarnos a esclarecer los hechos guiados por el principio de verdad y justicia para reparar en lo posible el daño causado, pedir responsabilidades a quienes hayan cometido tales delitos, y hacer todo lo posible para que estos hechos no vuelvan a repetirse. En este sentido, además de mejorar la administración eclesial de justicia ante estos delitos, hemos de intensificar la formación y la prevención como una tarea permanente en todas las instancias eclesiales.
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En los últimos doce años la Iglesia ha desarrollado procedimientos canónicos y pastorales para realizar la investigación necesaria, actuar en consecuencia y prevenir estos delitos: el motu proprio «Sacramentorum Sanctitatis Tutela» de 2010 promulgado por el Papa Benedicto XVI, la reforma del libro VI del Código de Derecho Canónico del pasado septiembre de 2021 por el Papa Francisco, así como su motu proprio de 2019 «Vos estis lux mundi». También en 2020 la Congregación para la Doctrina de la Fe promulgó un Vademécum para poder tratar estos casos con el máximo rigor y seriedad. En todas las diócesis se ha creado la oficina de protección de menores, tal y como establecen estos documentos y se ha establecido colaboración con las instancias judiciales correspondientes.
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Queremos aplicar todos los medios a nuestro alcance para realizar con rigor y profundidad la investigación de cada caso y ponerlos a disposición de la justicia para que realice su labor. Queremos restituir la justicia lesionada a las víctimas y por eso manifestamos nuestra plena disponibilidad de colaboración con las instancias policiales y judiciales.
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Para coordinar mejor el plan de acción contra los abusos puesto en marcha en las diócesis españolas según lo previsto en el motu proprio «Vos estis lux mundi», la Conferencia Episcopal Española ha creado una instancia de coordinación de todas las oficinas de protección de menores. Los instrumentos para conocer la realidad de los hechos en los últimos decenios para prevenirlos y actuar en consecuencia se revelan como necesarios, incluida una eventual investigación encargada a instancias solventes, prestigiosas y veraces.
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La Iglesia debe ser un espacio seguro para todos, particularmente para menores, jóvenes y personas vulnerables. En la Iglesia de Burgos, a la que sirvo, no cejaré en empeñarme para que esto sea siempre así, y colaboraré en todo lo que esté a mi alcance para erradicar este mal en los espacios eclesiales y en todos los ámbitos. Los menores y las personas vulnerables son un bien que hay que cuidar y respetar en cualquier contexto y situación. Me gustaría contar con toda la ayuda que nos podáis prestar.