(RP/InfoCatólica) La Comisión del Patrimonio ha validado el proyecto de remodelación de Notre-Dame de Paris, con dos reservas:
- las estatuas deben permanecer en sus capillas,
- los bancos con ruedas y velas deben revisarse
Por tanto no se atenderá al centenar de personalidades que han lanzado un llamamiento a impedir que se cometa una barbaridad, bajo el lema: «Lo que el fuego ha salvado, la diócesis lo quiere destruir». Dichas personalidades de denuncian:
Estos cambios propuestos al mobiliario, la iluminación y el tránsito (ndr: de fieles y visitantes). Los autores de este proyecto buscan configurar otro recorrido, otra experiencia del monumento, aunque Notre-Dame ya ofrece un recorrido con su lenguaje propio. Por poner solo un ejemplo, la organización diseñada por Viollet-le-Duc se basó en un principio de gradación de espacios que existía al final de la Edad Media y que él mismo restauró. Las primeras capillas tienen una decoración básica para permitir un ascenso paulatino hacia el esplendor del coro. Y así sucesivamente. Todo fue bien pensado y llevado a cabo.
Sin embargo, lo que la diócesis pretende hoy reduce a la nada la concepción pacientemente elaborada por Viollet-le-Duc. El proyecto prevé la instalación de bancos desmontables, iluminación que cambia según las estaciones, proyecciones de vídeo en las paredes, etc., es decir, los mismos «dispositivos de mediación» de moda (y, por tanto, ya terriblemente pasados de moda) que se encuentran en todos los proyectos culturales «inmersivos», en los que la estulticia compite a menudo con la cursilería.
En una entrevista con AFP, el P. Gilles Drouin, el sacerdote que supervisa la restauración interior, parece confirmar las propuestas, pero aseura que no representan un cambio radical.
El sacerdote explica que la restauración busca preservar la catedral como lugar de culto, pero también acoger y educar a los visitantes «que no siempre son de cultura cristiana».
El padre Drouin indica que las capillas laterales contarán con «retratos de los siglos XVI y XVIII que estarán en diálogo con objetos de arte moderno».
«La catedral siempre ha estado abierta al arte de la época contemporánea, como la gran cruz dorada del escultor Marc Couturier instalada por [el entonces Arzobispo de París] Cardenal Lustiger en 1994», agregó.
El Gobierno francés está supervisando la restauración y conservación estructural de la iglesia, pero las autoridades de la catedral son los responsables de su renovación interior.
Por tanto, la catedral será desfigurada por la propia diócesis. Habrá esculturas de artistas de moda tales como Ernest Pignon-Ernest, Anselm Kiefer, Louise Bourgeois. He aquí algunas de las obras de arte (sic) de esos artistas (ndr:no serán las expuestas):