(LSN/InfoCatólica) Los Comités Regionales de Revisión de la Eutanasia (RTE), que llevan la cuenta de este tipo de muertes y controlan si se cumplen los criterios para saber quién es elegible, registraron 6.938 muertes el año pasado, lo que supone un aumento de algo más del 9 por ciento respecto a 2019.
El pico anterior fue de 6.585 muertes en 2017. Los números cayeron en 2018 a 6.126 muertes, probablemente debido a los problemas judiciales que afectaron a los médicos que practican eutanasia en los Países Bajos y Bélgica, y que finalmente no tuvieron consecuecias legales.
El presidente de RTE, Jeroen Recourt, dijo a Trouw que no le sorprende el número récord de casos de eutanasia.
«Estas cifras forman parte de una evolución más amplia», dijo. «Cada vez más generaciones ven la eutanasia como una solución para el sufrimiento insoportable». Añadió que la «idea de que la eutanasia es una opción en caso de sufrimiento irremediable da (a la gente) mucha paz».
El diagnóstico de cáncer fue el motivo más común (5.000 casos) para solicitar la eutanasia. En cuatro de los casos, las personas eligieron la muerte a causa del sufrimiento provocado por el Covid-19.
«Habían enfermado gravemente a causa del virus», dijo Recourt a Trouw. «Estos ancianos contrajeron una neumonía, por ejemplo, pero no quisieron ir a cuidados intensivos. O acababan en un centro de rehabilitación muy debilitados». Recourt dijo que morir de COVID-19 puede ser terrible y que estas personas «querían evitarlo».
Los Países Bajos permiten la eutanasia desde 2002 en determinadas condiciones, como cuando el sufrimiento del paciente es insoportable, no hay perspectivas de mejora y el paciente da su consentimiento para morir. La llamada pendiente resbaladiza de quién puede optar a la muerte ha llevado al país a incluir «dolencias mentales y psicosociales» como «la pérdida de funciones, la soledad y la pérdida de autonomía» como criterios aceptables para la eutanasia.
En octubre, el gobierno anunció que elaborará una legislación para permitir que los niños se sometan legalmente al suicidio asistido por un médico con el consentimiento de sus padres. El país también está estudiando la posibilidad de ampliar sus criterios de eutanasia para incluir a personas sin problemas médicos pero que están «cansadas de vivir».