(Katolische/InfoCatólica) El hecho de que incluso los creyentes comprometidos en labores eclesiales estén dando la espalda a la iglesia le deja atónito y triste, dijo el martes el P. Hagemann en una entrevista concedida al portal «Kirche+Leben». El sacerdote aseguro que es «difícilmente soportable que tantos no puedan o no quieran seguir con nosotros».
Sólo en los tres primeros meses del año, más de 3.500 personas de la Llanura de Münster, una de las tres regiones de dicha diócesis alemana, han abandonado la Iglesia, según informaciones de la WDR. En Alemania la ley obliga a que la gente esté afiliada oficialmente a la confesión religiosa a la que pertenece, lo cual facilita saber el número de altas y de bajas.
Organización de delincuentes
El deán advierte que la Iglesia es vista por los que se van como una «organización de delincuentes» a la que ya no quieren apoyar. Las razones que a menudo llevan a una ruptura con la Iglesia son los «puntos críticos que han estado sobre la mesa durante mucho tiempo», como el tratamiento de los abusos, la cuestión de la justicia de género y la moral sexual de la Iglesia. Las enseñanzas de la Iglesia sobre estas cuestiones ya no tienen nada que ver con las convicciones que del entorno social en el que viven los fieles, explica Hagemann. Por lo tanto, la decisión de irse ya no es «una gota que ha hecho rebosar el barril, sino que hay un cubo entero encima».
Para Hagemann, el éxodo de antiguos miembros de la iglesia es «teológicamente y prácticamente una catástrofe», porque significa que la iglesia no hace justicia a su «misión de dar a la gente un testimonio de Dios». Por lo tanto, según él, los cambios son definitivamente necesarios en los grandes temas. Es decir, cree que la Iglesia debe adaptar sus enseñanzas no a lo que la Biblia, la Tradición y el Magisterio indican, sino a lo que la mayoría social cree.
Al mismo tiempo, la Iglesia debe seguir siendo un hogar para aquellos que representan una imagen más conservadora de la Iglesia, concede el deán de Münster. aunque no explica cómo pueden estar en una misma Iglesia aquellos que creen lo que la Iglesia ha enseñado siempre y los que desean que se cambie prácticamente todo.
Él mismo, afirma, nunca se ha planteado dejar la Iglesia, pero a veces se sorprende pensando en el tiempo que le queda para jubilarse: «eso me da mucho miedo», dice Hagemann.
Además de ser decano de la catedral de San Pablo, Hagemann es párroco de St. Nikolaus en el barrio de Wolbeck de Münster desde 2014. El 10 de mayo tiene la intención de participar en la campaña nacional #liebegewinnt y ofrecer un servicio de bendición para parejas homosexuales en su iglesia, a pesar de la prohibición de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Según declara, no lo hará por razones estratégicas, por ejemplo para evitar que la gente abandone la iglesia. Más bien, quiere dar públicamente «una imagen de lo que es Dios: Dios ama a la gente, y en la bendición quiere estar cerca de la gente», indica.