(Agencias/InfoCatólica) El alto tribunal austriaco dictaminó que considerar como delito la ayuda a morir a otra persona que desea -en pleno dominio de sus facultades- acabar con su vida es contrario a la Constitución porque vulnera el derecho a la libertad individual.
«Este derecho a la libre autodeterminación incluye tanto el derecho a organizar la propia vida como también el derecho a una muerte digna», explicó el presidente del Constitucional, Christoph Grabenwarter, en la lectura del fallo.
Esa libertad personal incluye también la capacidad para buscar a alguien que, de forma libre y voluntaria, quiera ayudarle a poner fin a su vida.
«La prohibición del suicidio con asistencia de un tercero puede representar una injerencia particularmente importante en el derecho de la persona a la libre autodeterminación», agregó el magistrado.
Por ello, «si la decisión de suicidarse se basa en la libre decisión de la persona interesada, esta debe ser respetada por el poder legislativo», concluyó.
Hasta ahora, en la legislación austríaca se consideraba delito tanto la eutanasia activa como la participación en un suicidio asistido, cuando, por ejemplo, un médico asiste y aconseja a un enfermo terminal que quiere poner fin a su vida. Ambos delitos se castigaban con penas de prisión de hasta cinco años.
Cuatro demandantes -entre ellos dos enfermos graves y un médico- consideraron inconstitucional tanto la prohibición de la eutanasia activa como que fuera delito ayudar en un suicidio, por lo que solicitaron al Constitucional derogarlos.
La eutanasia activa, en la que alguien participa directamente para poner fin a la vida de otra persona, seguirá siendo delito, según el Constitucional, mientras que el delito por asistir a un suicidio queda derogado a partir del 1 de enero de 2022.
Esta decisión del Constitucional obligará al Parlamento -controlado por la coalición de conservadores y ecologistas en el poder- a legislar para regular esa asistencia para morir dignamente antes de enero de 2022.
Condena de la Iglesia
La Iglesia en Austria ha reaccionado con indignación ante la sentencia El arzobispo Franz Lackner de Salzburgo, el cardenal Christoph Schönborn de Viena y el presidente de la organización laica Katholische Aktion, Leopold Wimmer , criticaron duramente el veredicto.
«Hasta ahora, todos en Austria podían asumir que su vida sería considerada incondicionalmente valiosa, hasta su muerte natural», dijo Lackner, presidente de la Conferencia Episcopal de Austria. Para los obispos austriacos, la sentencia supone una «brecha cultural».
El cardenal Schönborn y el presidente de KAÖ, Wimmer, describieron la sentencia como si fuera la «ruptura de una presa». El purpurado dijo ayer domingo que la presión sobre los ancianos y los enfermos aumentaría «para que se quiten de en medio mediante el suicidio».
El cardenal espera que el Parlamento "busque buenas soluciones con sabiduría" y que se amplíen las instalaciones de cuidados paliativos, para que «matar no se convirtia en una rutina».