(RevistaEcclesia/InfoCatólica) Desde el inicio de la pandemia, el 50 % de los ingresos en psiquiatría fueron por intentos de suicidio.
La llegada de la pandemia, solo ha empeorado la situación debido a «la discontinuidad en los servicios de salud en general y de salud mental en particular, la preocupación de infectarse e infectar a otros, la muerte de seres queridos sin poder despedirse adecuadamente de ellos, la paralización de la actividad económica, el cierre de los centros educativos, la interrupción de hábitos durante el confinamiento y la instauración de otros poco saludables, las dificultades para conciliar la vida laboral y familiar… representan factores de riesgo para la salud mental».
El coordinador del Observatorio de Bioética y Ciencia Fundación Pablo VI, José Ramón Amor Pan, ha escrito para la Fundación Pablo VI y opina que no se trata de un asunto individual o privado. «Como sociedad, deberíamos sentirnos profundamente interpelados, no sólo afecta al individuo que se suicida: cada suicidio es una tragedia que afecta muy negativamente a familia y a los allegados de quien se suicida, a veces con efectos muy graves y duraderos».
Día Mundial para la Prevención del Suicidio
«No estamos hablando del suicidio épico de la Grecia o Roma clásicas o de la cultura nipona, sino del suicido de una persona que lo que busca es una solución a un sufrimiento intolerable y no lo encuentra más que en la muerte, pero realmente la persona no quiere morir sino vivir sin ese sufrimiento, llevar una vida feliz. La prevención de esta conducta no se ha abordado apropiadamente debido a la falta de sensibilización respecto del suicidio como problema de salud pública principal y al tabú existente en muchas sociedades para examinarlo abiertamente».
La OMS ha preparado un primer informe sobre Prevención del suicidio: un imperativo global, fue publicado en 2014. Su objetivo era aumentar la sensibilización respecto de la importancia del suicidio y los intentos de suicidio para la salud pública, y otorgar a la prevención del suicidio alta prioridad en la agenda mundial de salud pública. «Pero me surge una pregunta: ¿cómo lo va a poder hacer? La Atención Primaria ya estaba sobrecargada antes de la pandemia, como muchos advertíamos. Los profesionales que en ella trabajan estaban hartos de promesas, de informes y planes, no digamos ahora.
La Asociación Americana de Suicidología fue fundada en 1968, también nuestro país tiene una Fundación Española para la Prevención del Suicidio y un Instituto de Formación en Suicidología que, entre otras muchas iniciativas, ofrecen, en colaboración con la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, un Máster en Prevención del Suicidio».
La salud mental y el bienestar emocional de los profesionales sanitarios y de los profesores de Primaria y Secundaria, es un asunto importante en sí mismo porque afecta a dos colectivos muy numerosos. Pero es que, además, son dos colectivos que están al frente de dos áreas fundamentales de la sociedad siempre, pero de modo particular en la actual crisis sanitaria. Y son dos colectivos muy castigados —ya desde antes— por el síndrome de desgaste profesional o burnout, con prevalencia de suicidio por encima de la media. La espiral del miedo en la que nos encontramos inmersos sólo se detiene si se restablece la confianza como eje de la vida social. Si la vida pública vuelve a recuperar la ejemplaridad y la excelencia como guías y horizonte ético. Si buscamos puntos de encuentro y construimos puentes de fraternidad. Ideas todas ellas presentes en los trabajos de Potter, conviene recordar, justo cuando se cumplen 50 años del nacimiento de la Bioética.
Eutanasia y suicidio médicamente asistido
«Esta es la cuestión: admitir la eutanasia y el suicidio médicamente asistido mientras no hay cuidados paliativos y servicios de salud mental para todo aquel que lo requiera no sólo es un sinsentido, es una inmoralidad, que sólo se sustenta en una operación ideológica. Me parece tremendo que, a pesar de los dramáticos acontecimientos vividos en estos últimos meses en los hospitales y en las residencias de ancianos, esta iniciativa legislativa siga su tramitación en el Parlamento español».
Según la Asociación Española Contra el Cáncer, el 50% de las personas que necesitan cuidados paliativos especializados no los reciben y el 75% muere con dolor emocional por falta de atención psicosocial. Nadie debería fallecer sin unos Cuidados Paliativos de calidad.