(CNAd/InfoCatólica) Meister aseguró en una entrevista al Neue Osnabrücker Zeitung que el hombre tiene «derecho al suicidio». El luterano sostiene que existe tal «derecho» no «jurídicamente» (no está regulada en Alemania) sino «teológicamente, como una posibilidad». Su argumento fue literalmente el siguiente:
«Si Dios me da la vida, el día en que me convierto en ciudadano de la tierra, también me ha dado el derecho de dar forma a esta vida».
El protestante aboga por permitir a los médicos colaborar en la tarea de poner fin a la vida de aquellos que lo deseen.
Ayudar e instigar al suicidio no puede ser una tarea de la Iglesia...
En una entrevista concedida al «Tagespost», el cardenal Kasper ha advertido que que quienes exigen el derecho al suicidio no pueden referirse a «la autodeterminación del hombre otorgada por Dios». Esto es un «error fundamental», porque dicha autodeterminación sería sólo abstracta y separada de la situación concreta de la vida y la situación social.
El cardenal dijo::
«La libertad solo acontence en un contexto social liberal, afectuoso, habitable y amable, en el que se destca la dignidad de cada ser humano y se reconoce el valor de la vida de todo ser humano, independientemente de su rendimiento, productividad y edad. Sólo así se puede evitar el cortocircuito de pensar que la propia vida ya no vale nada y por lo tanto se le puede poner fin y tirar».
La iglesia, indica el cardenal, tiene un importante «papel de guardián». Es su tarea percibir a tiempo las difíciles situaciones humanas y presentarse ya de antemano como defensora, ayudante y protectora de la vida:
«Su tarea no puede ser la eutanasia, en el sentido de prestar asistencia al suicidio, sino el acompañamiento en la muerte... esto puede hacerse ampliando e intensificando la terapia paliativa, la labor de los hospicios, los servicios de asesoramiento caritativo y diaconal y las líneas telefónicas de ayuda pastoral, que a su vez pueden proporcionar asistencia médica y psicológica».