(InfoCatólica) Según Singer «esta crisis nos ha enfrentado al dilema de decidir a quién le salvamos la vida cuando no hay suficientes respiradores. Esto desafía la idea, mayoritariamente asumida, de que todas las vidas valen lo mismo y que son igual de importantes. Mucha gente ha llegado a la conclusión de que es mejor salvar a los más jóvenes, a los que tienen más años por delante» y cree que «estamos cambiando radicalmente la forma en que vemos la vida y la muerte».
El filósofo opina que hace falta encontrar un equilibrio entre salvar vidas humanas y la economía:
«¿Hay que defender la vida por encima de todo o hay que proteger la economía y evitar futuros males a aquellos que, aunque no van a morir, van a ver perder sus trabajos y se van a quedar atrás? Hace falta un equilibrio».
Singer cree que el hecho de que se haya preferido salvar las vidas de las personas jóvenes aun a costa de no dar tratamiento a los ancianos durante la crisis sanitaria provocada por el coronavirus Covid-19, le da razón:
«Al menos queda demostrado que cuando llega el momento de la verdad y hay que tomar decisiones, la mayor parte de la gente tratará de salvar las vidas de los que pueden sobrevivir más tiempo y en mejores condiciones. En el fondo, si nos sentimos presionados la mayoría echará mano del utilitarismo y no de conceptos relacionados con la santidad de la vida humana. Todo eso está bien cuando no te ves en la tesitura de hacer un juicio definitivo, pero no es verdad que todas las vidas valgan lo mismo. Y no tiene sentido tirar una moneda al aire para decidir si quien vive es el de 40 o el de 80 años».
Materialista, ateo, animalista
Peter Singer es un filósofo moral australiano. Hijo de una familia judía austriaca obligada a abandonar su país en 1938 y a emigrar a Australia, Singer nació en Melbourne en 1946. Estudió en las universidades de Melbourne y de Oxford. Fundó el Green Party de Victoria (British Columbia, Canadá). En 1999 se trasladó a los EE.UU., donde enseña actualmente filosofía moral en el Center for Human Values de la universidad de Princeton, en la que es titular de la cátedra «Ira W. DeCamp». Es el fundador de la Asociación internacional de Bioética y coeditor, junto con Elga Kuhse, del Journal of Bioethics.
Se define a sí mismo como «materialista en sentido filosófico», darwinista, políticamente de izquierdas, aunque crítico con la “vieja izquierda”, anquilosada e inmóvil, y sobre todo, antinaturalista. En realidad su procedencia intelectual está fuertemente marcada por dos rasgos: el pragmatismo sensista, fuertemente inspirado en J. Bentham, y el laicismo militante, alérgico a lo sobrenatural y ateo.
Entre otras tesis, sostiene que la gravedad de una acción inmoral no se mide por la especie a la que pertenece el individuo que la padece (Singer rechaza este prejuicio, aplicándole el nombre de especieísmo), sino por las características psicológico-cognoscitivas del individuo en cuestión. No todos los hombres son, en su opinión, capaces de desear seguir viviendo y de proyectar su existencia en el futuro. Individuos como los aquejados de retraso mental profundo (también los no nacidos e incluso los nacidos de pocos días), son completamente incapaces de tales actos psicológico-cognoscitivos; y aunque estos individuos pertenecen taxonómicamente a la especie homo sapiens, no son personas. Por el contrario, determinados animales no humanos son o pueden ser personas. Singer piensa en los monos, delfines, caballos, perros, gatos, cerdos, ovejas, y en general en todos los mamíferos. Sólo, dentro de los vertebrados, los pájaros y peces parecen quedar fuera del reparto de personalidad del que tan generoso se muestra este pensador. Ahora bien, este planteamiento del problema permite a Singer afirmar que causar la muerte de un chimpancé es moralmente más reprobable que matar a un tarado mental.
Proyecto Gran Simio
Según Peter Singer, todos los animales (incluidos los animales humanos) son iguales. En su opinión se trata de un dato de hecho científicamente constatable. De aquí que, si todos los animales son iguales, deba dispensárseles igual trato. La igualdad moral de base de todos los animales exige, pues, que se arbitren las medidas para alcanzarla de facto y dar realidad y contenido político a este principio, como vienen pidiendo los defensores del movimiento de liberación animal. Un medio especial ideado por este movimiento lo constituye el Proyecto Gran Simio (Great Ape Project).
El Proyecto Gran Simio es una iniciativa emprendida por un grupo de naturalistas y moralistas (por así decir), de proveniencia varia, pero especialmente anglosajona, con el objetivo de promover los derechos fundamentales de los grandes simios. El proyecto se compone de diversos elementos, entre los que destacan un libro, una estructura organizativa internacional y la declaración de principios sobre los grandes simios.
Entrevista completa en La Razón