Libro: «Eutanasia. Lo que el decorado esconde»

El derecho a morir, la posibilidad de legalizar la eutanasia o la ayuda médica al suicidio es un peligro demasiado próximo, demasiado mortal, y hay que advertir que son " humanos ". Algo tan dañino no puede ser un derecho. Si hay compasión ha de someterse a la razón, a la prudencia, al principio de la intangibilidad de la vida. Porque si no se sujeta a este principio, la compasión enloquece.

A nuestra sociedad individualista, tan empobrecida en recursos morales, hay que recordarle que el sufrimiento tiene un papel humanizante. Reclamar un derecho a morir es "macabro" cuando se corre el riesgo de desgarrar el tejido social, tan desgastado ya, de la solidaridad, y de convertirnos en una comunidad de extraños morales, incapaces de compartir dolor y de administrar consuelo.

La prohibición absoluta de matar a los enfermos es, para todos, una fuerza moral maravillosa e inspiradora, que nos salva a todos, pacientes, médicos y sociedad, de los efectos perversos de la compasión. De ella nace la medicina paliativa. Prestar servicios al moribundo, acompañarle en sus últimos días con los auxilios de la medicina paliativa es una acción humanamente excelente y de alta calidad profesional.

El "mejor regalo" y el máximo respeto para un ser querido, en peligro de muerte, es avisar al sacerdote para que le dé los auxilios espirituales propios de estos momentos, es decir, para que le confiese, le dé el Santo Viático y la Unción de los Enfermos. No se debe esperar a que el enfermo est

No puede aprovecharse de la debilidad del enfermo y su indiscutible vulnerabilidad, para adoptar medidas que el mismo no habria admitido. La dignidad humana es compartida por igual por todos los hombres y asegura que esa dignidad no sucumbe al paso de los años ni se degrada por la enfermedad y el proceso de morir.

La dignidad humana es invariable: no se disminuye a causa de la enfermedad, el sufrimiento, la malformación o la demencia. Más aún, la adversidad biológica o psíquica puede ser ocasión de ulterior ennoblecimiento: la gran dignidad del hombre se confirma de modo especial en el sufrimiento.

El hombre no vive en un paraíso de ecología amistosa. "Convive con el riesgo y la penuria", en un ambiente natural, al cual está expuesto y en el cual se han de integrar "su vulnerabilidad y su fortaleza, su finitud y su dignidad".

La Encíclica Evangelium vitae,nos habla de la dignidad del niño aún no nacido, y del halo de prestigio y veneración que rodea a la vejez. El precepto ético de no matar al paciente está presente e íntegramente conservado en la ética profesional del médico desde su mismo origen en el Juramento hipocrático.

Un análisis comparado de las normas sobre la atención médica al paciente terminal recogidas en los códigos de ética y deontología de 39 asociaciones médicas nacionales de Europa y América, mostró la profunda unidad de la tradición común: se recomiendan los cuidados paliativos de calidad como medida proporcionada a la dignidad del moribundo

CUANDO LAS PERSONAS VIVEN NORMALMENTE EN FAMILIA, MUEREN EN ELLA, Y SE LOS ATIENDE CON AMOR.
Todo ello es gratuito, moral y de acuerdo a la cultura realmente humana.
Al describir situaciones como la de la nota, estamos planteando que la familia nuclear que excluye la convivencia con la familia extensa, sea justa, y a partir de ahí, legitímanse las situaciones de concreto abandono en mayor o menor grado, de los ancianos, enfermos y demás, que pasan a ser una carga...de la que NADIE quiere hacerse cargo.
¿Motivos? : la comodidad como valor absoluto, el desamor como supuesto inconfesable, la legislación cómplice, como coartada.
Y una fe religiosa declamada, pero ruinosa.

Estoy convencida de que es un buen libro. Pero mucho me temo que se quedará corto, por prudencia o lo que sea. Decir abiertamente que buscan imponerla como obligatoria a quien se niegue a pasar por el aro cuando sea ofrecida (es decir, a los rebeldes que soporten la presión social, familiar y médica, y que soporten los sufrimientos no paliados e incluso infringidos adrede por eutanásicos) sería demasiado decir. Lo gracioso es que ya ha ocurrido y está ocurriendo. Se conocen casos ya de sufrimientos provocados para conseguir la petición de muerte a personas tachadas de no dignas de seguir viviendo, y de eutanasias provocadas sin consentimiento. Y lo que no sabemos es más. La sociedad aplaudirá, claro está, esas muertes. Por 'fanáticos', 'egoístas', etc. Todavía recuerdo ese método para conseguir el aborto de nonatos, e incluso de ya nacidos, con down. Llamando 'egoístas' a los padres que seguían adelante con esos embarazos. Y maravillosos a quienes... ya saben. Con la otra cara de la moneda, la eutanasia, hacen y harán lo mismo. Cada vez más difícil merecer nacer y cada vez más difícil merecer seguir viviendo.

Pedro y otros comentarios que he podido leer, con ustedes. Con todos los defensores de la vida humana desde el principio hasta el final.

Bendiciones.

Betsaida, magnificas tus palabras, y aplicables totalmente a la actualidad desgraciada de una humanidad que carece o ha rebajado hasta el infinito su sensibilidad moral y se ha alineado pasando de todo lo que es de DIOS, y me refiero a tu expresión final de tu comentario: ¡¡ Cada vez más dificil " merecer " nacer, y cada vez más dificil "merecer" seguir viviendo ¡¡.

Enhorabuena por tu valentía. Sigue, pues tu testimonio no será en vano, y a Dios nadie le puede ganar en generosidad. El comentario de JUAN también es mío, y disculpas al moderador, pero no me cabía en un sólo texto.

Yo he leído el libro de pe a pa, es muy completo, muy testimonial y lleno de denuncias con ejemplos (aunque no suele dar los nombres concretos de los protagonistas, son ejemplos de casos de gente desesperada y presionada, por ejemplo, algunos tienen tiempo y suerte y cambian de opinión y mueren bien, otros se los cargan a toda prisa en cuanto firman un papel e incluso sin firmarlo).

¿Tienes un amigo médico o alguien con parientes enfermos que dice que ve bien la eutanasia "en ciertos casos"? Regálale el libro, le hará pensar.

La verdad es que muchos médicos sólo saben de su especialidad -piel, ojos, pies, lo suyo...- y no tienen ni idea de tratamientos al final de la vida. Este libro les ilustrará sobre cuidados paliativos, humanidad, felicidad....