Mons. Eguren: los fieles solo encuentran en el sacerdote a aquel que sacia su hambre de Dios

En esta Semana Santa

Mons. Eguren: los fieles solo encuentran en el sacerdote a aquel que sacia su hambre de Dios

En una carta escrita a su presbiterio, el Arzobispo de Piura, Perú, recordó que solo el sacerdote, por su consagración sacerdotal, puede dispensar los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, y animó a sus sacerdotes a llevar a los fieles la certeza de que el Amor de Dios de Dios es fiel.

(ACI Prensa) El Arzobispo de Piura (Perú), Mons. José Antonio Eguren, afirmó que los fieles solo encuentran en el sacerdote a aquel que sacia su hambre de Dios, especialmente en esta Semana Santa, cuando el mundo es afectado por la pandemia del coronavirus.

«Nunca hay que olvidar que los fieles laicos encontrarán en muchas otras personas aquello que humanamente necesitan, pero solo en el sacerdote podrán encontrar a aquel que sacia su hambre de Dios, porque sólo él, en virtud de su consagración sacramental, anuncia la Palabra de Salvación, administra la misericordia abundante del Padre en el sacramento de la Confesión, y nos da el Pan de vida eterna en la celebración de la Eucaristía», escribió el Prelado en una carta dirigida a sus presbíteros el Jueves Santo, día del sacerdote.

Mons. Eguren agradeció a los presbíteros de su arquidiócesis por «su entrega fiel y abnegada de estas semanas de “cuarentena” debido a la pandemia que nos aflige. Agradecerles las oraciones que a diario elevan por la Iglesia y por la humanidad».

El prelado también mostró su agradecimiento y especial reconocimiento «por las misas privadas que celebran y que sostienen la fe de tantos y que renuevan la esperanza del mundo entero; por los momentos en que no dudan de confesar a un penitente que se los pide o de bautizar y confirmar a alguien en peligro de muerte, o de salir a llevar el Viático y la Santa Unción a un moribundo o enfermo».

«Gracias porque con creatividad no dejan de socorrer a los pobres y a los más vulnerables, y por los medios virtuales llegan a muchos hermanos ofreciéndoles atención y consejo espiritual, llevándoles la certeza que el Amor de Dios es fiel, que Él siempre está con nosotros y por eso nada debemos de temer», resaltó.

Tras recordar que el sacerdote es un dispensador de los «sagrados misterios de Dios, sobre todo de la Eucaristía y del sacramento de la Reconciliación», el Arzobispo destacó que «ser sacerdote supone gastar la propia vida en el anuncio del Señor Jesús, el Verbo encarnado, muerto y resucitado, a cuya luz sólo se esclarece el misterio del hombre».

Este anuncio, explicó, «debemos hacerlo además con “sabiduría”, es decir preparando la predicación del Evangelio y la exposición de la fe católica con dedicación, más aún en estos tiempos difíciles e inciertos en los que debemos decirle a nuestro Pueblo una palabra de fe, de esperanza, de consuelo y de ánimo, haciéndoles experimentar que el amor de Dios nunca nos abandona, que el Amor siempre vence, como Cristo vencerá el Día de Pascua, y que Dios siempre puede más».

«Cuánta necesidad hay en estos tiempos de pandemia, y lo habrá aún más en adelante, de pastores que según el Corazón de Cristo, vivan su ministerio como oficio de amor», recordó.

Tras pedir perdón a sus sacerdotes si alguna vez los ha ofendido o no lo ha ayudado lo suficiente, monseñor Eguren indicó que «en nuestro ministerio sacerdotal nos anima y sostiene saber del cariño y de la oración de nuestro pueblo que de mil maneras nos muestra su cercanía y amistad. Nos anima y sostiene saber que contamos con el mismo Jesús, porque desde el día de nuestra ordenación en que se nos impusieron las manos para consagrarnos sacerdotes del Señor para siempre, quedamos bajo la custodia del hueco de sus manos, es decir quedamos bajo la custodia de la inmensidad de su Amor».

«Nos sostiene saber que tenemos como Madre a la misma Madre de Dios. No nos cansemos de mirar siempre a María, de invocarla en todo momento. Como hijos verdaderos y predilectos suyos que somos, amémosla con profunda piedad filial, es decir con los sentimientos nobles y puros del Sagrado Corazón de Jesús».

«Solo así –concluyó– seremos en todo momento ministros humildes, pobres, obedientes y puros del Señor; sólo así viviremos nuestro ministerio sacerdotal como donación total de nuestras vidas a Cristo y a Su Iglesia».

Puede leer la carta completa AQUÍ.

1 comentario

Ricardo
Por difícil que les sea a nuestros hermanos mayores, los sacerdotes, la Palabra de Dios es viático, y todos somos llamados a proclamarla, no sólo ellos.

El Señor los bendiga y los guarde, ilumine Su Rostro sobre ustedes y les sea propicio, el Señor les muestre su Rostro y les otorgué su paz.
12/04/20 4:37 PM

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