(ACI/InfoCatólica) El Obispo de Caravelí (Perú), Mons. Mons. Reinhold Nann, anuló el permiso para confesar por teléfono durante la emergencia sanitaria por el coronavirus, luego que el Vaticano emitió dos disposiciones sobre el perdón de los pecados que ratifican lo establecido por el Derecho Canónico, que enseña que los sacramentos se dan de forma presencial.
En un comunicado del 15 de marzo, el Prelado de origen alemán había 'dado permiso' «que los sacerdotes puedan escuchar confesiones por teléfono» durante el periodo de cuarentena establecida por el Gobierno peruano y que ha restringido la movilización de las personas.
Sin embargo, este viernes 20 Mons. Nann publicó otro comunicado que anula este permiso, debido al decreto sobre el sacramento de la Reconciliación que emitió la Penitenciaría Apostólica del Vaticano.
«El decreto no menciona la confesión por teléfono, queda entonces anulada esta posibilidad», indicó el Obispo de Caravelí.
La Penitenciaría Apostólica publicó este viernes una nota «sobre el Sacramento de la Reconciliación en la actual situación de pandemia», que indica que «también en la época de Covid-19» este sacramento «se administra de acuerdo con el derecho canónico universal y según lo dispuesto en el Ordo Paenitentiae», que exigen la presencia física del penitente y del confesor.
En la nota publicada hoy, la Santa Sede también indicó que «en la presente emergencia pandémica, corresponde por tanto al obispo diocesano indicar a los sacerdotes y penitentes las prudentes atenciones que deben adoptarse en la celebración individual de la reconciliación sacramental».
«Además, corresponde siempre al obispo diocesano determinar, en el territorio de su propia circunscripción eclesiástica y en relación con el nivel de contagio pandémico, los casos de grave necesidad en los que es lícito impartir la absolución colectiva: por ejemplo, a la entrada de las salas de hospital, donde estén ingresados los fieles contagiados en peligro de muerte, utilizando en lo posible y con las debidas precauciones los medios de amplificación de la voz para que se pueda oír la absolución», señaló.
El sacerdote y el penitente deben estar en comunión unos con otros, de manera física
Asimismo, en un artículo publicado el 18 de marzo por CNA, el miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano, P. Thomas Weinandy, señaló que «la presencia física es absolutamente válida para la promulgación del sacramento».
«La razón por la que digo eso es porque el sacramento es la acción de Cristo realizada por el ministro, y para que esa acción tenga lugar, el sacerdote y el penitente deben estar en comunión unos con otros, de manera física», indicó.
La confesión es un «intercambio interpersonal», la presencia física del confesor y el penitente apuntan al significado de la Encarnación de Jesucristo, reiteró.
El miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano explicó que «los sacramentos fluyen de la Encarnación, y por eso, tiene que haber una presencia corporal de quien está promulgando el sacramento, y de quien está recibiendo el sacramento. Están haciendo el sacramento juntos».
En el siglo XVII, la Iglesia declaró que la confesión por carta era inválida. Más recientemente, en 2011, el entonces portavoz vaticano, P. Federico Lombardi, respondió a la propuesta de que la confesión sacramental podría algún día tener lugar mediante una aplicación de iPhone.
«Es esencial comprender bien que el sacramento de la penitencia requiere necesariamente la relación de diálogo personal entre el penitente y el confesor y la absolución del actual confesor», dijo el P. Lombardi, y por tanto no se puede hablar de ninguna manera de 'confesión por iPhone', agregó.
Los sacerdotes en algunas partes del mundo han ideado formas creativas para ofrecer el sacramento de la Confesión durante la pandemia de coronavirus, siempre con presencia del penitente. Si bien la Iglesia no va a cambiar los elementos esenciales del sacramento, dijo el P. Weinandy, el ministerio pastoral creativo encontrará formas nuevas y creativas de extender el don de la misericordia de Dios.