(Agencias/InfoCatólica) El Congreso de España vota este martes la toma en consideración de la Ley de Eutanasia del PSOE. El texto de despenalización de la eutanasia presentado por los socialistas había conseguido ya dos veces el sí del Congreso a ser tramitado, contempla la objeción de conciencia del médico y prevé la eutanasia como una prestación pública.
La reforma de la ley de eutanasia, que aunque consiga el sí este martes a su toma en consideración deberá pasar todavía un largo trámite parlamentario antes de verse plasmada en el BOE, es una de sus terribles promesas electorales del gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos.
El obispo auxiliar de Valladolid y secretario general de la Confederación Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha defendido los cuidados paliativos como alternativa a la eutanasia. Rechaza esta práctica apelando a «la radical dignidad de la vida humana en todo momento y toda circunstancia».
El secretario general ha puesto los cuidados paliativos como forma de hacer frente a las enfermedades incurables y ha rechazado la eutanasia, cuya regulación llega al Congreso con una proposición de ley del PSOE. Es la tercera vez en la historia de la democracia que se propone esta ley.
En un foro informativo del Norte de Castilla, Argüello ha insistido en que: «En ese sentido la radical dignidad de la vida humana hace que pensemos que provocar la muerte de manera activa nunca es una buena solución».
«La Conferencia Episcopal publicó un documento hace unos meses hablando de cuidados paliativos y cómo la llamada que las enfermedades incurables e incluso que el propio sufrimiento puede hacer a la ternura, la compasión, la cercanía, al amor; nunca a provocar directamente la muerte», ha concluido.
La atención paliativa es una alternativa digna, y lo demuestra, por ejemplo, el documento al que ha apelado Mons. Luis Argüello titulado «Sembradores de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida», en el que la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida ha querido alcanzar tres objetivos: «Sembrar esperanza en los últimos compases de la vida», «iluminar la tarea de los profesionales de la salud» y enfocar el servicio médico en la dignidad de la persona. Ha recordado que «la relación entre el enfermo y los profesionales de la salud, se fundamenta en la confianza».
En la víspera de la tramitación de la ley los obispos presentaron la Jornada por la Vida 2020
La Jornada por la Vida se celebrará en España el próximo 25 de marzo, Solemnidad de la Encarnación del Señor, bajo el lema «Sembradores de esperanza». Ha promover este día han sido los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal española, y tiene como objetivo «ofrecer una mirada esperanzada sobre los momentos que clausuran nuestra etapa vital en la tierra». También es un día con el que se pretende concienciar sobre como «ayudar con sencillez a buscar el sentido del sufrimiento» y sobre la importancia del «acompañamiento» y «consuelo» al enfermo en la etapa última de su vida terrenal, «llenando de esperanza el momento de la muerte».
Ayudar al débil
Una de las palabras claves para los prelados es «la ayuda». Según señalan en su mensaje, «la ayuda al débil, al que sufre, beneficia no solo al enfermo, sino también al cuidador». De hecho – explican – «cuando una persona comprende la debilidad y la necesidad de los que sufren y es capaz de comprometerse en su cuidado, esa persona se engrandece y se hace más fuerte, pues comprende la vulnerabilidad de la existencia, la belleza de la dependencia, la dimensión dramática de la vida».
Acompañar al que sufre
Los obispos también explican que quien sufre y se encuentra ante el final de esta vida «necesita ser acompañado, protegido y ayudado». Necesita ayuda sobre todo para responder a las cuestiones fundamentales de la existencia, para abordar con esperanza su situación, para recibir los cuidados con competencia técnica y calidad humana, pero también «ser acompañado por su familia y seres queridos y recibir consuelo espiritual y la ayuda de Dios».
La vida tiene sentido hasta el final
Por otro lado, los prelados declaran que tanto el que ayuda como el que es ayudado «son un testimonio de esperanza y de alegría» y nos permiten comprender que «la persona que sufre posee plenamente su dignidad»; también que la vida «tiene sentido hasta el final». Y además de todo esto, estas personas muestran al mundo dos cosas. La primera es que teniendo un porqué «somos capaces de superar cualquier desafío» y la otra es que «el amor es más fuerte que nuestros sufrimientos y nuestras miserias». «Tenemos que aprender de ellos» puntualizan los prelados.
Toda persona es valiosa, independientemente de su condición
Por último invitan a expresar a cada enfermo «que es una persona valiosa y que su vida importa». También «que haremos todo lo que sea necesario para que viva los últimos momentos de su vida, cuando se encuentre ante esta situación, con los cuidados precisos, en compañía, con paz». En este sentido, los obispos proponen «los cuidados paliativos» como la mejor solución para el alivio del dolor cuando sea posible y fomentan la cultura del cuidado, del respeto y del consuelo.