Padre D’Ambra: «vivir todas las dimensiones de la fe, comprendido el martirio»

En la entrega del Premio Don Andrea Santoro

Padre D’Ambra: «vivir todas las dimensiones de la fe, comprendido el martirio»

El P. D´Ambra desarrolla su obra en Mindanao, isla que está en el sur de Filipinas. En Zamboanga City, hace 35 años fundó el movimiento Silsilah (en árabe: cadena, enlace, ndr).

(AsiaNews) Para los cristianos, al día de hoy es necesario «vivir todas las dimensiones de la fe, comprendido el martirio». Lo declara el P. Sebastiano D´Ambra, sacerdote del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME), a quien el Centro misionero de la diócesis de Roma entrega el Premio Don Andrea Santoro. La ceremonia de la asignación del reconocimiento, en su primera edición, se desarrolló a las 10:30 en el Aula de la Conciliación del Palacio Lateranense. Además del P. D´Ambra, han recibido el premio Isabella Bencetti, que lo retiró en nombre de su difunto marido, el diácono Luigi; sor Marzia Bacchion, misionaria de la Consolata que sirven en Ali Sabieh (Gibuti); y sor María Lourdes Vilchez Morales, de las Maestra católicas del Sagrado Corazón de Jesús, en nombre de la Comunidad Intercongregacional Misionera de Haití.

A partir de este año, el premio es asignado a quien en el mundo se distinguió por el compromiso en el anuncio del Evangelio del Evangelio ad Gentes, en el diálogo interreligioso y en la promoción humana. El P. D´Ambra desarrolla su obra en Mindanao, isla que está en el sur de Filipinas. En Zamboanga City,  hace 35 años fundó el movimiento Silsilah (en árabe: cadena, enlace, ndr). El grupo es una conocida presencia de sensibilidad cultural, formación y del compartir, cuyo objetivo es hacer encontrar a cristianos y musulmanes. El sacerdote del PIME es el actual secretario ejecutivo de la Comisión interreligiosa de la Conferencia episcopal filipina (CBCP). «Cuando fue informado que el Centro misionero de la diócesis de Roma me habría conferido el Premio Don Andrea Santoro-declara el P. D´Ambra-, inmediatamente pensé en otro sacerdote mártir: el P. Salvatore Carzedda, misionero del PIME asesinado en Zamboanga en 1992. Las situaciones que han llevado a su martirio son diversas, pero tienen una raíz común; ambas víctimas estaban comprometidas en el diálogo, en un contexto difícil y a contacto con los musulmanes. En estos días, me sucedió pensar también a sor Esther Paniagua Alonso, mi compañera de estudios y ahora entre los 19 beatos mártires de Argelia».

«Aceptando este reconocimiento-prosigue el misionero-, tuve la posibilidad de compartir la misión que estamos llevando adelante en Filipinas a través del movimiento Silsilah. Encuentro que esta iniciativa de la diócesis sea una cosa buena y también un signo de los tiempos. Hoy los cristianos deben ser conscientes que el cristianismo exige vivir como aquel del P. Andrea Santoro». A tal propósito, el sacerdote afirma: «Puedo entender a quien afirma una cosa del género. Vivimos en un momento histórico en el cual entre los musulmanes hay tanta confusión, proyectada al exterior también a través de la violencia. A menudo la gente asiste al fenómeno en modo superficial, sin ir en más profundidad. El diálogo es un camino difícil, pero necesario. Me auguro que este premio pueda ayudar a Roma a lanzar importantes mensajes de paz».

Historias y testimonios son muy útiles para promover la cultura y el diálogo. «Hay algunas conmovedoras-afirma el P. D´Ambra-. Existen personas y grupos violentos, es verdad. Pero si logramos tocar su corazón, estos individuos logran sacar para afuera lo mejor de sí. Para leer estas historias se necesita tener los ojos y corazón nuevos. El aspecto más importante que acerca a cristianos y musulmanes es el de la oración. Invito siempre, a cristianos y musulmanes, a profundizar el lado espiritual de la vida. Aunque estemos divididos y hay diversas contradicciones, la aspiración humana nos lleva siempre hacia este último. Como afirma la ̏Nostra Aetate˝, este es el punto esencial de la investigación de cada ser humano».

 

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