(CNA/InfoCatólica) Tom Mortier, demandante, asegura que su madre, Godelieva De Troyer, sufrió una depresión durante la mayor parte de su vida. Su médico de más de 20 años había rechazado su solicitud de poner fin a su vida en 2011.
La mujer donó más de 2,800 euros a Life End Information Forum, una organización cofundada por el oncólogo Wim Distelmans. Poco después, Distelmans acordó aplicar una inyección letal a De Troyer, en abril de 2012. Mortier sostiene que esa donación económica creó un conflicto de intereses.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos abordará si Bélgica violó las convenciones de derechos humanos al no proteger la vida de De Troyer y al no llevar a cabo una investigación efectiva sobre su muerte.
Robert Clarke, director de defensa europea de ADF International, que representa a Mortier, dijo que el derecho internacional continúa afirmando el derecho a la vida en lugar de un derecho a morir.
«Acogemos con satisfacción la decisión del tribunal de escuchar este caso que sentó precedentes, cuyos tristes hechos ponen de manifiesto la mentira de que la eutanasia es buena para la sociedad», dijo Clarke el 8 de enero.
Mortier aeguró en una declaración de la ADF que su madre sufrió de «un problema mental grave» y se enfrentó a una «depresión a lo largo de su vida», que recientemente se había agravado por una ruptura con un novio y sentimientos de distancia con respecto a los miembros de su familia.
«Ella fue tratada durante años por psiquiatras, y finalmente el contacto entre nosotros se rompió. Un año después, recibió una inyección letal. Ni el oncólogo, que administró la inyección, ni el hospital me informaron a mí ni a ninguno de mis hermanos que nuestra madre ni siquiera estaba considerando la eutanasia», explicó.
La familia solo fue notificada del procedimiento un día después de la muerte de De Troyer, dijo.
La psiquiatra que aprobó la solicitud de eutanasia de De Troyer, la Dra. Lieve Thienpont, ya está bajo investigación por otra acusación de muerte injusta: la de Tine Nys, quien fue sacrificada en 2010, dos meses después de que Thienpont le diagnosticara el síndrome de Asperger.
Algunos expertos creen que Thienpoint está involucrado en un tercio de los casos de eutanasia psiquiátrica del país.
Según la ley belga, la eutanasia es permisible cuando existe una «condición médicamente inútil de sufrimiento físico o mental constante e insoportable que no se puede aliviar, como resultado de un trastorno grave e incurable causado por una enfermedad o un accidente».
Un informe belga sobre la eutanasia en 2016-17 sugiere que aproximadamente seis personas son sacrificadas diariamente en el país, donde la práctica ha sido legal desde 2002.
Paul Coleman, director ejecutivo de ADF International, dijo que estas cifras revelan el impacto devastador de la eutanasia.
«La pendiente resbaladiza está en exhibición pública en Bélgica, y vemos las consecuencias trágicas en este caso», dijo. «Bélgica se ha puesto en una trayectoria que, en el mejor de los casos, le dice implícitamente a los más vulnerables que sus vidas no valen la pena».