(InfoCatólica) En su visita a la abadía benedictina de Buckfast, en Devon, el cardenal preguntó: «¿Hay algo que haga la Iglesia que sea tan grandioso como la Misa?», y respondió: «La Iglesia solo tiene una posesión igual a la Misa: otra Misa. Nada más».
«Es muy importante mirar la doctrina», agregó. «La celebración eucarística de la Misa no es un servicio ecuménico. No es una reunión de aquellos que creen en Cristo y que inventan una oración para la ocasión. Es una celebración de los misterios de Cristo que murió por nosotros en la Cruz, quien convirtió el pan en su cuerpo y el vino en su sangre y les dijo a los Apóstoles 'hagan esto en memoria mía'».
Y añadió:
«Entonces la celebración eucarística de la Misa es la celebración de la comunidad de fe, aquellos que creen en Cristo. Tienen comunión en la fe, en los sacramentos y en la comunión eclesiástica, no solo en la Sagrada Comunión, sino en la unidad eclesiál con su pastor, su obispo y el Papa. Es la comunidad que celebra la Sagrada Eucaristía. Cualquiera que no sea miembro de esa comunidad no encaja en absoluto.
No solo nos deseamos bien los unos a los otros. Después de la Misa, puedes tomar una taza de té e incluso un vaso de cerveza y un poco de pastel. Está bien. Pero la Misa no es eso. Deseamos el bien a otros cristianos, pero la Sagrada Eucaristía no es nuestra posesión privada que podemos compartir con nuestros amigos. No es nuestro té ni nuestra botella de cerveza que sí podemos compartir».
El cardenal dijo que si los protestantes desean recibir la comunión en las iglesias católicas, deberían convertirse en católicos. «Vengan, sean recibidos en la Iglesia y luego puedan recibir la Sagrada Comunión siete veces por semana. De otra manera no».
Los adúlteros no pueden comulgar
Además, recordó que los católicos que han cometido pecados mortales deben recibir la absolución antes de que puedan recibir la Eucaristía.
«Si una persona no está en estado de gracia, si recibe la Sagrada Comunión cinco veces al día, no recibe gracia en absoluto, sino más bien comete cinco sacrilegios porque no estaba bien preparado», advirtió. «Esto significa que la Sagrada Eucaristía es para aquellos que tiene la fe católica, que se aferran a esa fe y que están bien dispuestos. Por esa misma razón puede ver que si una persona está divorciada y se volvió a casar, entonces hay un problema. Cristo dijo que el que deja a su esposa o esposo y se casa con otro ... Cristo tiene una sola palabra: adulterio. No somos nosotros quienes hicimos eso. No es una ley del Vaticano. Es Cristo quien lo dijo».
El purpurado advirtió:
«No podemos ser más misericordiosos que Cristo. Si alguno de nosotros dice que tiene permiso de Cristo para cambiar uno de los puntos principales que Cristo nos dio en el Evangelio, nos gustaría ver ese permiso y también la firma. Puedes ver que no es posible. Ni siquiera si todos los obispos están de acuerdo, no puede ser así».
Con información del Catholic Herald