(NCR/InfoCatólica) Teorizando sobre la teología moral de Amoris Laetitia y el principio del papa Francisco de que «el tiempo es superior al espacio» mencionado en su exhortación apostólica de 2013 Evangelii Gaudium, el profesor Gerhard Höver argumenta que los cambios en la «percepción, espacio y tiempo» tienen un «efecto en teologías específicas, como la visión teológica del matrimonio y la familia»
El profesor de teología moral en la Universidad de Bonn, Alemania, utiliza textos seleccionados de San Buenaventura y Joseph Ratzinger / Benedicto XVI para argumentar, citando Amoris Laetitia, contra el pensamiento de que todo es «blanco y negro», lo implica que se cierra el «camino de gracia y de crecimiento».
Además sostiene que el principio «el tiempo es superior al espacio» se relaciona con una interacción entre las esferas eternas y temporales, asumiendo un «significado moral-teológico» que «afecta la enseñanza previa acerca de las 'acciones intrínsecamente malas'».
«No es sin razón que algunos hayan pedido más aclaraciones sobre este punto», agrega, refiriéndose a la segunda de las cinco dubias que preguntó al Papa si, después de Amoris Laetitia, es todavía necesario considerar como válida la existencia de normas morales absolutas que prohíben actos intrínsecamente malos y que son vinculantes sin excepciones .
La Iglesia actualmente enseña que los actos intrínsecamente malos son siempre y en todas partes incorrectos e inmorales, independientemente de la intención o las circunstancias. Esto se debe en parte a que no acercan a nadie a Dios e impiden el bien común.
Pero Höver argumenta que el término «intrínsecamente malo» es demasiado restrictivo ya que no explica alguna «regularidad» dentro de situaciones «irregulares», que podrían permitirse si se respeta el principio de que «el tiempo es superior al espacio». «Si incluso un solo elemento es defectuoso, la consecuencia es 'maldad' y (en este sentido) también 'irregularidad'», dice. «Parece que razones teológicas llevan al Papa Francisco a negarse a seguir aceptando esta restricción», añade.
Tras ello, asegura que «esto no niega en absoluto la necesidad de llamar a las irregularidades por sus nombre, sobre todo en casos de injusticias cometida a otras personas. Pero el Papa considera que el camino que se ha tomado hasta ahora es inadecuado para hacer frente a la diferencia y complejidad de las situaciones a las que las personas se enfrentan o viven».
Un teólogo moral que ha preferido permanecer en el anonimato ha asegurado al National Catholic Register que está asombrado de que Höver esté «excavando en referencias oscuras de la primera disertación doctoral de Ratzinger sobre San Buenaventura, que no discute el mal intrínseco en ninguna parte».
«¿Dónde están las declaraciones claras sobre el tema en la encíclica de San Juan Pablo II sobre la enseñanza moral de la Iglesia, Veritatis Splendor?», pregunta el teólogo, y agrega que incluso si la tesis de Höver fuera correcta, lo cual «no es admisible», está situando su filosofía sobre la clara enseñanza de Cristo, San Pablo, San Pedro y toda la tradición moral de la Iglesia, y no menos importante, la del mismo Ratzinger, que admite que el mal intrínseco existe».