(AsiaNews) La Catedral de los Santos Pedro y Pablo en Ulaanbaatar, Mongolia, registró el pasado 28 de agosto un acontecimiento histórico: la ordenación sacerdotal del primer sacerdote nativo de Mongolia: el P. Joseph Enkh-Baatar. Un día después, este templo fue testigo de su Primera Eucaristía, en la fecha que conmemora el aniversario de ordenación episcopal del Prefecto Apostólico de Mongolia, Mons. Wenceslao Padilla.
El el P. Joseph dijo que a primera misa celebrada por un sacerdote «es siempre un don de Dios. Pero esta misa, esta liturgia eucarística es para mí un don mucho más grande todavía. Ahora espero caminar en el sendero indicado por el Señor y hacer Su voluntad».
El joven fue ordenado sacerdote el 27 de agosto, en la catedral de los Santos Pedro y Pablo situada en Ulán Bator, la misma iglesia donde esta mañana celebró su primera liturgia eucarística. La ordenación fue presidida por el Prefecto apostólico, Mons. Wenceslao Padilla, que hoy festeja el 12mo aniversario de su ordenación episcopal; por Mons. Lázaro You Heung-sik, obispo de la diócesis surcoreana de Daejeon, donde Enkh estudió; y por el Nuncio en Corea y Mongolia, Mons. Osvaldo Padilla.
Más de 40 sacerdotes concelebraron, y entre ellos estuvieron presentes desde misioneros de la Consolata -presentes en el país asiático desde hace años-, hasta el Pbro. Modesto, que vino de la arquidiócesis de Nápoles en representación del Card. Sepe. Se contó con la participación de más de 1.500 personas, que sumaron fieles e invitados, representantes del gobierno y de las autoridades de la ciudad, y hubo además una nutrida representación diplomática. Entre los presentes se destacó la conmovida madre de Enkh, que abrazó a su hijo, definiéndolo como «un orgullo».
Fue muy relevante la presencia del abad Dambajav, que guía el monasterio budista de Dashi Choi Lin. El pueblo mongol, de hecho, se encuentra dividido entre el chamanismo tradicional y el budismo tibetano, y los aspectos de las dos religiones a menudo chocan entre sí. Con la comunidad cristiana, en cambio, las relaciones son menos estrechas, y la ordenación de Enkh representa un puente en este sentido.
El abad participó de la misa de ordenación y regaló al joven sacerdote una khadag [un echarpe tradicional budista] de color azul: el color representa el cielo y por lo tanto la pureza, pero es también un símbolo de buen augurio y de invitación a la compasión. Los presentes aplaudieron cuando el religioso colocó el echarpe sobre los hombros de Enkh. El secretario del abad explicó: «Tenemos buenas relaciones con los católicos, aprendemos de ellos tanto como ellos aprenden de nosotros. Estamos felices de que uno de nosotros, un mongol, se haya vuelto sacerdote de esta Iglesia».