(ABC/InfoCatólica) Los médicos que lo cuidaban anunciaron con relativa rapidez que consideraban muy difícil salvar la vida de Lambert, postrado y en estado vegetativo. Con el tiempo, la familia terminó enfrentándose con sordo dramatismo. La esposa y hermanos del tetrapléjico decidieron autorizar a los médicos a desconectar las sondas que mantienen a Lambert alimentado e hidratado. Los padres, católicos practicantes, decidieron denunciar tal eventualidad.
El enfrentamiento entre los padres y la esposa tomó pronto un carácter dramático. La esposa, víctima de la soledad y la desesperanza, denunció un «acoso terapéutico» contra su esposo, sin esperanza médica. Los padres, por el contrario, no perdieron ni han perdido la esperanza: para ellos, su hijo sigue vivo y es necesario acompañarlo, siempre.
La esposa y otros familiares decidieron recurrir ante el Consejo de Estado, amparándose en una Ley de abril de 2005, que autoriza a los médicos a poner fin de manera pasiva a los enfermos en estado vegetativo irreversible.
El Consejo de Estado francés autoriza a matarle
La tarde del martes, el Consejo de Estado francés dictó una primera sentencia, favorable a la petición de la esposa, autorizando al equipo médico del Hospital de Reims que desconectase las sondas que mantienen a Lambert alimentado e hidratado. Para los padres, el hijo sigue vivo. Para la esposa, el estado vegetativo del esposo es una vida artificial.
Sin embargo, los padres de Lambert habían tomado una decisión preventiva, recurriendo con anterioridad ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que la misma noche del martes tomó la decisión jurídica de ordenar al gobierno francés mantener vivo a Lambert, hasta que el Tribunal estudie el caso y dicte su propia sentencia.
La superposición de visiones éticas y tribunales, nacionales y europeas, confiere al caso un dramatismo particular.
El equipo médico del Hospital de Reims había tomado la decisión de «no seguir manteniendo en vida a Lambert, artificialmente». La decisión médica apoyaba los deseos de la esposa, pero chocaba con el deseo de los padres.
La ambigüedad jurídica francesa confiere al caso Lambert una dimensión patética excepcional. La eutanasia no está autorizada en Francia. Pero la Ley Leonetti de abril de 2005 permite practicar una forma de eutanasia «pasiva» que ha provocado el enfrentamiento jurídico de fondo entre el Consejo de Estado francés, partidario de autorizar el «fin» de Lambert, y el TEDH, partidario de seguir estudiando el caso.
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