(CEE) Mons. Pujol ha comenzado agradeciendo el trabajo de todas las personas implicadas en la organización y ha querido reconocer igualmente las facilidades dadas por las autoridades para que estos días en Tarragona hayan podido ser una gran fiesta. El Arzobispo ha destacado cuatro momentos vividos entre los días 11 y 12 de octubre. Por orden cronológico, ha ido recorriendo la conferencia del profesor Andrea Riccardi «Siglo XX. Siglo de mártires», impartida el viernes 11 en la Palacio de Congresos de Tarragona. El fundador de la Comunidad de San Egidio nos dio –según ha dicho Mons. Pujol- claves y razones muy profundas para entender lo que significa el martirio.
Posteriormente, el Arzobispo de Tarragona se refirió a las Vísperas Solemnes, celebradas el sábado por la tarde en la Catedral, en las que quiso insistir en «el perdón y en la reconciliación». «Nadie de nosotros experimentará ni un ápice de resentimiento hacia aquellos que los persiguieron – señaló en la homilía- Ni tampoco la satisfacción de haber cumplido con un acto de justicia histórica, a la manera del mundo. ¿Cómo no vamos a perdonar si todos ellos murieron, a imitación del Señor, con palabras de perdón en sus labios? El primer fruto, diría, la primera gracia de los nuevos mártires, será la gracia del perdón y de la reconciliación. (...) La última mirada de los mártires fue ésta: una mirada que perdonaba. Sea ésta también nuestra mirada.La última mirada de los mártires fue ésta: una mirada que perdonaba. Sea ésta también nuestra mirada», señaló en la homilía.
Mons. Pujol ha agradecido el trabajo de todos cuantos han hecho posible las representaciones de la «Pasión de San Fructuoso», el sábado 12 en la Tarraco Arena, y se ha referido a la «Passio» como una representación muy bella, una historia emotiva, «uno de esos grandes tesoros que tenemos en la Iglesia y que no son suficientemente conocidos». La puesta en escena corrió a cargo de la Asociación Cultural San Fructuoso y la obra nos narra el proceso martirial del obispo Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio, protomártires hispánicos, quemados vivos en el anfiteatro de Tarragona el 21 de enero de 259, bajo la persecución de los emperadores Valeriano y Galieno.
Por último, el Arzobispo de Tarragona se ha referido al mensaje del Papa Francisco, grabado para la ocasión y que se emitió justo antes de la ceremonia de Beatificación. «El Papa ha hecho un gran esfuerzo» – ha dicho-, al querer dirigirnos expresamente esas palabras. El Santo Padre grabó un videomensaje de tres minutos de duración en el que decía que «los mártires son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel amar hasta el extremo que llevó a Jesús a la Cruz». Y a continuación, Mons. Pujol reconoció que, ya durante la ceremonia, se había emocionado especialmente en el momento en que se descubrió la gigantografía con los rostros de los 522 nuevos beatos «que nos están mirando desde el Cielo» y también en el momento en el que la Escolanía de Montserrat interpretó el «Girasol», con letra de Jacinto Verdaguer y música del P. Angel María Rodamilans, antiguo director de la Escolanía y mártir, que ha ido en el grupo de 522 ahora beatificados.
La Iglesia no se olvida de ninguna víctima
Mons.Martínez Camino ha comenzado su intervención dando las gracias al Sr. Arzobispo de Tarragona y a todo su equipo. «Nos hemos sentido como en casa –ha señalado- y se ha trabajado con un gran espíritu de colaboración entre la Conferencia Episcopal y el Arzobispado».
Posteriormente, ha reiterado que «la Iglesia no se olvida de ninguna víctima». «Se habla del siglo XX como el siglo de la violencia y de las víctimas. Es el siglo de las declaraciones de los Derechos Humanos, pero también un siglo oscuro para los millones de víctimas inocentes que fueron objetos de ideas totalitarias de diferente signo político, que quisieron imponer por la fuerza de sus ideas y llevaron al siglo XX a la hecatombe. De entre todas las víctimas la Iglesia reconoce a algunos de sus hijos que murieron por ser católicos, por no renegar de su amor a Cristo y por fidelidad a su fe».
Alcance histórico
Esta Beatificación ha sido un acto que tendrá «un larguísimo alcance histórico». Según el Secretario General de la CEE, «va a ser una ocasión para que nadie se olvide de ninguna víctima (...) una celebración festiva, un acto del magisterio pontificio consistente en inscribir en el Martirologio Romano a 522 nuevos mártires, beatos».
Aprovechando el recuerdo de la presencia en la celebración de dos miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Mons. Martínez Camino ha destacado también que los mártires de todas las confesiones cristianas son los «primeros ecumenistas» y «nos dan ejemplo de perdón al enemigo».
Ante las preguntas de los periodistas, al final de la rueda de prensa, Mons. Martínez Camino, ha insistido en que «el siglo XX ha sido un siglo oscuro para millones de personas», ha recordado en particular a judíos y ortodoxos, y ha subrayado que «todas las víctimas merecen respeto, todas han ofrecido su vida por causa de la intolerancia» y que «es un deber de piedad y de humanidad tratar de encontrar donde están los restos de los seres queridos», al tiempo que ha recordado que de varios de los mártires beatificados ahora no se ha encontrado su cuerpo, como por ejemplo en el caso del obispo auxiliar de Tarragona, beato Manuel Borrás, que, en 1936, fue fusilado y quemado vivo mientras agonizaba.
En la misma línea, Mons. Pujol ha respondido a los periodistas pidiendo que «no haya odio», que le apena que haya gente que se pueda sentir dolida por un acto como éste y que la Iglesia «más que abrir heridas, quiere curarlas».
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