(InfoCatólica) El prelado lefebvrista considera que es necesario que se mantenga discrección sobre el contenido del texto que les fue entregado por la Santa Sede para evitar la oposición de quienes se niegan a que haya discusión alguna sobre el Concilio Vaticano II, y califica de imprudentes las filtraciones que se han dado en internet.
En todo caso, el superior de la FSSPX es tajante al afirmar que "es cierto que este preámbulo doctrinal no puede recibir nuestro respaldo aunque se ha dejado margen para un `debate legítimo´ sobre ciertos puntos del Concilio" y señala que pedirá explicaciones a Roma sobre cuáles son los límites de dicho debate.
Al ser preguntado si, ante la falta de claridad del texto, no sería mejor devolver el preámbulo con una rotunda negativa, Mons Fellay responde que eso sería lo más fácil pero no lo más cortés: "Ya que la nota que lo acompaña prevé la posibilidad de hacer aclaraciones, me parece necesario pedirlas en vez de rechazarlas a priori. Esto no prejuzga en absoluto la respuesta que vamos a dar".
El obispo lefebvrista ratifica que antes de analizar cualquier posibilidad de solución canónica para su Fraternidad, la cuestión doctrinal ha de ser solucionada: "No hemos olvidado que hay muchas diferencias doctrinales en el origen de la disputa entre Roma y nosotros en estos últimos cuarenta años. Dejarlas a un lado con el fin de obtener una posición canónica nos expondría al peligro de considerar que dichas diferencias son insolubles, lo que haría que el estado canónico fuera no solo precario, sino inviable".
Mons. Fellay asegura que la única doctrina varietur ne (que no cambia) es, obviamente, el Credo, la profesión de la fe católica: "El Concilio Vaticano II estaba destinado a ser pastoral, no definió ningún dogma. No añadió a los artículos de fe: `Creo en la libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad...´"
El superior de la FSSPX se pregunta si, hoy en día, "...no sería el Credo suficiente para identificar a alguien como católico. ¿No sigue expresando toda la fe católica? Cuando la gente renuncia a sus errores y se une a la Iglesia Católica, ¿está obligada a profesar su fe en la libertad religiosa, el ecumenismo o la colegialidad?"
"Nosotros, hijos espirituales del Arzobispo Lefebvre, que siempre se abstuvo de crear una Igleisa paralela y siempre intentó ser fiel a la Roma eterna, no tenemos dificultad alguna en adherirnos completamente a los artículos del Credo", sentencia Mons. Fellay.