En una Constitución la antropología hace la diferencia

En una Constitución la antropología hace la diferencia

La Ley Fundamental alemana evitó usar, como la primera y la más importante, la palabra «Estado». La persona es más importante. Es anterior y superior al Estado. Para evitar volver a sistemas totalitarios inhumanos, en necesario referirse a Dios y poner al hombre por sobre todo poder público.

Una Constitución política a la medida del hombre necesariamente debe estar impregnada de una antropología verdadera. El alma vital del texto constitucional debe ser Dios y todo debe estar al servicio de la persona humana.

En cambio, en una concepción estatista de la sociedad el Estado es el centro, no el hombre. Por eso, en Constituciones de corte estatista no se asegura el respeto del más básico de los derechos humanos, como es el de la vida de los niños por nacer, de los enfermos terminales y de los ancianos postrados. El aborto legal marca la diferencia entre una cultura en que predomina la humanidad o la inhumanidad.

Es por ello que una Constitución política, destinada a regular la vida en sociedad de las personas, es la instancia para abocarse a asegurar aquella antropología que respete la dignidad de todas las personas, sin exclusión.

Estoy convencido que la mayoría de los chilenos queremos que en el proyecto de nueva Constitución se declare explícitamente el derecho a nacer de todos los niños, con una redacción que impida una interpretación mañosa, como aconteció con el dictamen del Tribunal Constitucional que dio el visto bueno a la ley del aborto, a pesar de que en la actual Constitución se dice: «La ley protege la vida del que está por nacer» (artículo 19, número 1°).

Es de vital importancia que en la Constitución quede establecida claramente la verdad del hombre, porque lo que se viene muy pronto y con mucha fuerza es la puesta en práctica de falsas antropologías. Ejemplos de estos ya los tenemos en Chile: el divorcio, las políticas antinatalistas, el aborto, el «matrimonio igualitario», la ideología de género, entre otros. Pero vendrá la eutanasia, el arriendo de vientres, la manipulación genética, el posthumanismo, el transhumanismo, etc.

Una Constitución puede legítimamente tener diversas características y contenidos en la plural configuración política de una Nación. Sin embargo, toda Constitución debe tener como centro y fin a la persona humana y a su inalienable dignidad. Esta centralidad es el presupuesto para promover el bien común de todos los miembros de la sociedad. Sin el reconocimiento y el respeto de toda persona humana es imposible alcanzar un orden social en el que se viva la justicia y la paz.

Es necesario insistir que una Constitución política no logrará aunar todas las voluntades de los habitantes de una Nación si no se escribe en referencia a Dios y a la superioridad de la persona humana respecto al Estado, a la misma Constitución, a las leyes de la República y a las autoridades políticas.

Hoy tenemos un ejemplo de una Constitución en la que en el Preámbulo se nombra a Dios y en el primer artículo a la persona. Es el caso de la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, promulgada el 23 Mayo 1949. Transcribo el texto:

«Preámbulo: Consciente de su responsabilidad ante Dios y ante los hombres, animado de la voluntad de servir a la paz del mundo… se ha otorgado la presente Ley Fundamental.

Artículo 1: 1° La dignidad humana es intangible. Respetarla y protegerla es obligación de todo poder público. 2° El pueblo alemán, por ello, reconoce los derechos humanos inviolables e inalienables como fundamento de toda comunidad humana, de la paz y de la justicia en el mundo».

Invito a leer la Constitución alemana o Ley Fundamental. Alemania viene saliendo de la experiencia de un sistema político estatista totalitario. El nazismo niega a Dios vivo y verdadero, trascendente y personal. El Estado es divinizado y por ello también niega la dignidad de la persona, arrogándose el derecho a decidir sobre la vida de los hombres. El estatismo nazi tiene como signo el holocausto de los judíos.

Es por ello que la Ley Fundamental alemana evitó usar, como la primera y la más importante, la palabra «Estado». La persona es más importante. Es anterior y superior al Estado. Para evitar volver a sistemas totalitarios inhumanos, en necesario referirse a Dios y poner al hombre por sobre todo poder público.

El estatismo totalitario moderno tiene como signo el holocausto del aborto. Una Constitución a la medida de la persona humana respeta, promueve y defiende el derecho de los más débiles. El más débil, es el niño por nacer.

5 comentarios

Roberto
Un verdadero sucesor de los Apóstoles dando testimonio de su ministerio sin temor. Que Dios los Bendiga. La Paz
30/05/23 9:36 PM
Braulio Olano
Por qué ponen la bandera chilena . Tiene algún significado especial
31/05/23 7:35 PM
Ildefonso
Verdadero y Buen Pastor, Dios lo conserve muchos años.
1/06/23 10:14 PM
Mariano
Buenísimo y sensatísimo artículo.
3/06/23 3:18 PM
Noticias de Fondo
Debemos reconocer que la constitución alemana en esos términos no ha logrado evitar al aborto, el cual está permitido.
7/06/23 4:48 PM

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