Respuesta a Alejandro Bermúdez: Que implica negar que Dios castiga

Cristo crucificadoProcedo ahora a la segunda parte de mis comentarios a los dos podcast de Alejandro Bermúdez sobre el tema de si Dios castiga o no. Como mencioné en la entrega anterior, la argumentación entera de Alejandro puede ser escuchada aquí:

Cómo no se hace apologética II – Alejandro Bermúdez

Por qué Dios no castiga I

Antes de comenzar quiero agradecer nuevamente a todos los que en la sección de comentarios han hecho contribuciones al tema ayudando a enriquecer el debate. Especialmente a Monseñor Miguel Antonio Barriola[1] y al Padre José María Iraburu[2], sus intervenciones han sido muy oportunas y necesarias porque ya desde las primeras entregas muchas personas han pedido escuchar la opinión de figuras con autoridad dentro de la Iglesia. Pues bien, allí tienen lo que han dicho ya no un simple laico, sino por dos doctores en teología, uno de ellos miembro de la Pontificia Comisión Bíblica, además de otros reconocidos teólogos que aunque no han participado en este debate han dicho lo mismo que nosotros[3]. Agradezco también a Fray Nelson Medina que compartiendo esta serie en su blog y vía twitter, ha contribuido a que lo que aquí exponemos tenga mayor difusión.

Ahora sí comencemos…

Cómo nace la herejía

En el primero de los podcast de Alejandro que comento acá, él advierte que hay que tener mucho cuidado de que una preocupación sobre lo que parece ser una distorsión teológica nos termine llevando a otra, y agrega que muchas herejías al comienzo del cristianismo no en pocas ocasiones llevaron a afirmar otras herejías simplemente para contrapesar las primeras. Coloca como ejemplo al arrianismo que negaba la naturaleza divina, versus el priscilianismo, las herejías sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía, así como muchas otras. El problema de estas herejías, como bien dice, era tratarse de ir al otro extremo que lo que la otra negaba.

Precisamente porque comparto su opinión es que me he molestado en corregirle en este tema, en primer lugar porque siempre le he tenido en muy alta estima, y segundo porque su error al malentender la misericordia divina al punto de presentarla como excluyente a su justicia, conduce directamente a errores mucho más graves, y no es por lo tanto, una cuestión baladí y sin importancia. Si nos detenemos a examinar la misma manera que viene razonando en este tema (no en otros en los que razona muy bien), veremos que es esencialmente la misma en que razonan muchos heterodoxos que hacen mucho daño a la Iglesia negando un sin número de verdades de fe. Pongamos algunos ejemplos:

Si Dios no castiga el sacrificio de Cristo en la cruz hubiese sido innecesario

Hemos visto que un atributo divino además de la misericordia es su justicia, y si la justicia divina no exigiese que el transgresor de la ley de Dios reciba un castigo por su pecado, no hubiese sido necesario el sacrificio de Cristo en el calvario. Nuestro Señor “ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas hemos sido curados”(Isaías 53,5) precisamente porque aunque es misericordioso también es justo y el pecado del hombre requería una satisfacción. Y es que es una idea difícil de entender bajo el pensamiento modernista, ya que si Dios es pura misericordia ¿por qué querría el sacrificio de su propio hijo como pago por nuestros pecados? ¿No hubiese podido perdonar basado exclusivamente en su misericordia?

De allí que el mismo razonamiento que utiliza Alejandro lo utiliza también el Jesuita González Faus pero con otro fin: para negar que Dios Padre quisiera salvarnos por medio del sacrificio de su hijo en la Cruz, un error que fue combatido precisamente aquí en Infocatólica por el director del portal. También combatimos en Infocatólica al sacerdote Juan Masiá, cuando decía que “sólo nuestra pequeñez, la tradición judía de la expiación y las disparatadas interpretaciones míticas -aún de buena fe- pudieron imputar a Dios semejante crimen [El sacrificio de Cristo en la cruz]. Ahora podemos verlo. Y debemos pregonarlo al Pueblo creyente, arrepintiéndonos de los ignorantes disparates del pasado” . Y también combatimos a Jairo del Agua, cuando sostenía que “el dolor de la cruz nunca fue querido ni proyectado por el Padre, fue (y es) la perversión humana la que inventó la injusticia y la tortura, que el Padre tuvo (y tiene) que soportar para no eliminar nuestra libertad asesina.”

Muchísimos más ejemplos podrían citarse, pero dejémoslo aquí para no cansar.

Por supuesto, no pretendo decir que Alejandro llegue a las mismas conclusiones de esos heterodoxos, y estoy seguro de que dado el caso uniría fuerzas conmigo para combatirlos (doctrinalmente claro está), pero el problema es que su forma de razonar contribuye objetivamente con la de ellos ya que es esencialmente la misma: que dado que la naturaleza de Dios es misericordiosa, que no puede querer en ningún modo el castigo, etc. no es posible que Él haya querido que su propio hijo fuese castigado por nuestros pecados, y por lo tanto a lo largo de la historia hemos entendido la muerte de Cristo de manera incorrecta. Ahora bien, he aquí un punto importante y hay que decirlo: bajo la óptica de Alejandro los argumentos de los heterodoxos son irrefutables, sí, irrefutables, pues si Dios no castiga, y por tanto no entra en el designio de su voluntad castigar al pecador, mucho menos iba a exigir o querer el castigo de su propio hijo en nuestro lugar. Ya ven como un error en esta materia, como es negar el castigo divino y su carácter vindicativo, conduce por consecuencia a otros mucho más graves, aunque esa no sea su intención. Pero lo cierto es que si Dios no castiga, tampoco salva.

Si Dios no castiga no sería necesario el sacramento de la penitencia

Recordemos que el sacramento de la penitencia es aquel en el cual se perdonan, por medio de la absolución sacerdotal, todos los pecados cometidos después del bautismo, al pecador que arrepentido de ellos los confiesa sinceramente y tiene propósito de dar satisfacción. El término «penitencia» se emplea precisamente para designar ésta parte del sacramento: la satisfacción en donde se impone una “pena” o “castigo” para expiar la falta (de allí viene la palabra “peni…tencia”). Pero si Dios no exige esta satisfacción, ¿para qué entonces el sacerdote nos impone una penitencia? Negar que Dios castigue es negar también un principio esencial en la fe católica que nos distingue de los protestantes, y es entender que por nuestros pecados adquirimos una pena temporal o reato de la pena que permanece incluso después que hemos recibido la absolución. A este respecto explica Ludwig Ott:

“La virtud de la penitencia, recomendada tan insistentemente en el Antiguo y en el Nuevo Testamento (cf. Ezequiel 18, 30 ss; 33,11; Jeremías 18, 11; 25, 5 s; Joel 2, 12 SÍ Eclesiástico 2, 22; 17, 21 ss; Mateo 3, 2; 4, 17; Hechos 2,38) y que en todos los tiempos fue condición necesaria para el perdón de los pecados (Dz 894), es aquella virtud moral que hace a la voluntad propensa a apartarse interiormente del pecado y a dar a Dios satisfacción por él. Esta virtud consiste en el dolor del alma por haber pecado, porque el pecado es ofensa de Dios, dolor que va unido con el propósito de enmendarse: dolor de «peccato commisso, in quantum est offensa Dei, cum emendationis propósito » (S.th. III 85, 3). Ejercicios externos de la virtud de la penitencia son la confesión de los pecados, la realización de toda clase de obras de penitencia, v.g., oraciones, ayunos, limosnas, mortificaciones, y el sufrimiento paciente de castigos divinos.”

Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Herder, Barcelona 1966, p. 610 -611

Explica más adelante el mismo manual de teología, que la Iglesia condenó como herética la doctrina de Lutero, según la cual la penitencia era únicamente la enmienda de la vida (Dz 747, 923), que es precisamente lo que muchos entienden que es la penitencia, recibir la absolución sin satisfacción, y aunque cuando se confiesan y se les impone una penitencia la cumplen, no llegan a comprender por qué lo hacen ni cuál es su finalidad. Entiéndase bien, cuando cumplimos la penitencia lo que hacemos es cumplir un castigo en expiación por el reato de la pena de nuestros pecados.

Si Dios no castiga, por lo tanto, tampoco es providente

Otro error en la argumentación de Alejandro, es que para intentar probar que Dios no castiga, alega que si lo hiciese, no ocurriese que a personas muy buenas les va mal, y a personas muy malas les va bien. Aún con buena intención, termina por recurrir al mismo argumento que presenta frecuentemente el ateísmo para negar la existencia de Dios: “Si Dios es bueno, ¿por qué no interviene recompensando los justos y castigando los pecadores cada vez que pecan?” . Los ateos parten de allí para intentar demostrar que, o no existe Dios, o si existe, no es un Dios bueno. Alejandro lo usa para intentar demostrar que Dios no castiga, sólo porque aparentemente no se le ve intervenir en los acontecimientos, ya sea recompensando, o castigando en la vida presente. El problema es que al hacerlo, aún sin quererlo, niega objetivamente la providencia divina y reduce a Dios al nivel de un mero espectador que espera sólo a la vida futura para dar a cada quien lo que corresponde.

Y sí, hay que afirmar que esto no es sino una forma sutil de negar la providencia divina, o malentenderla en sumo grado aunque no lo reconozca, porque es de fe católica que el Dios en que creemos los católicos no es un mero espectador, sino un Dios creador del universo espiritual y material, absoluto Señor de todas las cosas, a las que gobierna con su providencia. No es en ningún modo un Dios que actúa como un relojero que pone en marcha el mecanismo y se olvida de él, sino un Dios que gobierna e interviene activamente en la historia de la humanidad.

Si se pierde de vista esto, las consecuencias son nefastas, pues si Dios no interviene tanto para rescatar al justo que pide su auxilio, como para castigar al malhechor por sus pecados, ¿para qué oramos? ¿Para qué los mártires frente al Trono divino le ruegan para que se apresure a hacer justicia por su sangre derramada? (Apocalipsis 6,10) ¿Cómo podemos exclamar con el Salmista: “No temerás el terror de la noche, ni la saeta que de día vuela, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía. Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a tu diestra, a ti no ha de alcanzarte. Basta con que mires con tus ojos, verás el galardón de los impíos” (Salmo 91,5-8)? ¿Cómo podremos creer en el Dios que “derriba a los poderosos de sus tronos y exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y despide a los ricos sin nada” (Lucas 1,51-53)?

Ahora bien, ustedes se preguntarán, ¿cómo responder a la objeción de Alejandro?, porque si juzgamos los hechos desde el exterior y al modo humano, sí puede dar la impresión de que Dios se comporta de esa manera, abandonando a los justos a toda clase de calamidades, mientras los malvados prosperan. Y aunque en mi segunda intervención sobre este tema ya di una respuesta satisfactoria a esta objeción, aprovecho de complementarla un poco más.

En primer lugar hay que tener en cuenta que la justicia de Dios no exige que el crimen sea siempre castigado en este mundo y mucho menos que la virtud reciba en él su recompensa, al contrario, pertenece al orden de la providencia, que la vida presente sea un estado de libertad y prueba, que el mérito preceda la recompensa, el crimen sea antes del castigo, lo contrario sería absurdo e incompatible con la naturaleza del hombre.

a) Si Dios recompensase la virtud inmediatamente en esta vida, quitaría a los justos el mérito de la perseverancia, el valor de la confianza en él; desterraría del mundo los méritos de virtud heroica y de la paciencia; haría del hombre como un esclavo y mercenario. Si castigase el pecado luego que se comete, quitaría a los pecadores el tiempo y los medios de hacer penitencia. Esta manera de actuar sería demasiado rigurosa con respecto a un ser tan débil y variable como es el hombre.

b) Muchas veces una acción que los hombres creen meritoria, es realmente digna de castigo, porque fue hecha por un motivo deshonesto; muchas veces un pecado que parece merecer castigos es perdonable, porque fue cometido bajo circunstancias atenuantes que desconocemos; Dios sería pues obligado a recompensar falsas virtudes y castigar pecados excusables, por conformarse con las ideas humanas sobre la justicia.

c) Los sufrimientos de los inocentes son muchas veces efecto de un mal general en que se hallan envueltos; la prosperidad de los pecadores es una consecuencia de sus talentos naturales y de las circunstancias en que se encuentran; se necesitaría que Dios hiciese continuamente milagros, para librar a los primeros de una desgracia general y para quitar a los segundos el fruto de sus talentos. Este plan de la Providencia no sería sabio.

d) Las pruebas temporales de los justos y la prosperidad pasajera de los pecadores no son una injusticia, ni un desorden que exige reparación; al contrario está en el orden que los primeros merezcan por la paciencia la recompensa eterna prometida, y que los segundos tengan tiempo para evitar con la penitencia el castigo eterno[4].

Por lo tanto, que Dios NO SIEMPRE castigue en esta vida, sino que a algunos les reserve el castigo para la vida siguiente, no es pretexto para pensar que Dios no lo haga, así como tampoco hemos de pensar que no debemos esperar recompensas en esta vida, aunque también nos esperen en la siguiente.

(Mons. Isidro Puente, Catedrático en Teología Dogmática, Moral, Sacramentos, Sagrada Escritura, Introducción Bíblica, Lenguas bíblicas y otros)

Al finalizar este debate, pretendo compartirles como complemento, una muy completa predicación del padre Luis Burdalue publicada en el tomo I de sus dominicas. Para quienes no quieran esperar tanto, pueden leerla aquí:

Dominicas del padre Luis Burdalue, capítulo “De las aflicciones de los justos y de la prosperidad de los pecadores”

Así, lo que para unos es una bendición, el no ser castigado en esta vida cuando obran mal, para los cristianos es más bien una desgracia, y lo contrario, ser castigados acá una bendición, antes de ser castigados en la vida venidera. No en balde dice Tomás de Kempis en su Imitación de Cristo, el libro de espiritualidad cristiana más importante y difundido en la historia después de la Biblia:

“Gracias te doy Señor porque no me escaseaste los males; sino que me afligiste con amargos azotes, enviándome dolores y angustias interiores y exteriores. No hay quien me consuele debajo del cielo sino Tú, Señor Dios mío, médico celestial de las almas, que hieres y sanas, pones en grandes tormentos y libras de ellos. Sea tu corrección sobre mí, y tú mismo castigo me enseñará.

Padre amado, veme aquí en tus manos; yo me inclino bajo la vara de tu corrección. Hiere mis espaldas y mi cerviz para que enderece mis torcidas inclinaciones a tu voluntad. Hazme piadoso y humilde discípulo como sueles hacerlo, para que ande siempre pendiente de tu voluntad. Me entrego enteramente a Ti con todas mis cosas para que las corrijas. Más vale ser corregido aquí que en la otra vida. Tú sabes todas y cada una de las cosas, y no se te esconde nada en la humana conciencia. Antes que suceda, sabes lo venidera, y no hay necesidad que alguno te enseñe o avise de las cosas que se hacen en la tierra. Tú sabes lo que conviene para mi adelantamiento, y cuánto me aprovecha la tribulación para limpiar el orín de los vicios. Haz conmigo tu voluntad y gusto, y no deseches mi vida pecaminosa, a ninguno mejor ni más claramente conocida que a Ti solo.”

Pero que Dios puede también castigar en esta vida, y que lo hace nadie ha de dudarlo. El Papa lo dijo bien claro, cuando era cardenal (y me imagino que no ha cambiado de opinión desde entonces):

Y no sólo los Papas actuales, pues yo he citado a Juan Pablo II y Benedicto XVI para mostrar que la enseñanza actual de la Iglesia no ha cambiado, pero ellos no son los únicos, por ejemplo, el Papa Pio XI en su encíclica Quas Primas escribe:

“Carácter de la Realeza de Cristo
a) Triple potestad
13. Viniendo ahora a explicar la fuerza y naturaleza de este principado y soberanía de Jesucristo, indicaremos brevemente que contiene una triple potestad, sin la cual apenas se concibe un verdadero y propio principado. Los testimonios, aducidos de las Sagradas Escrituras, acerca del imperio universal de nuestro Redentor, prueban más que suficientemente cuanto hemos dicho; y es dogma, además, de fe católica, que Jesucristo fue dado a los hombres como Redentor, en quien deben confiar, y como legislador a quien deben obedecer(24). Los santos Evangelios no sólo narran que Cristo legisló, sino que nos lo presentan legislando. En diferentes circunstancias y con diversas expresiones dice el Divino Maestro que quienes guarden sus preceptos demostrarán que le aman y permanecerán en su caridad(25). El mismo Jesús, al responder a los judíos, que le acusaban de haber violado el sábado con la maravillosa curación del paralítico, afirma que el Padre le había dado la potestad judicial, porque el Padre no juzga a nadie, sino que todo el poder de juzgar se lo dio al Hijo(26). En lo cual se comprende también su derecho de premiar y castigar a los hombres, aun durante su vida mortal, porque esto no puede separarse de una forma de juicio. Además, debe atribuirse a Jesucristo la potestad llamada ejecutiva, puesto que es necesario que todos obedezcan a su mandato, potestad que a los rebeldes inflige castigos, a los que nadie puede sustraerse.”

Pio XI, Encíclica Quas Primas

Y para no hacerlo largo, termino por ahora con esta entrega. Quedan varios puntos en el tintero que son los argumentos que Alejandro presenta en sus dos últimos podcast, a saber:

-Si se trata sólo de la conveniencia de presentar una imagen atractiva de Dios: Dios “amiguero” versus Dios “castigador” o de presentarle tal cual es.

-Si el no tener certeza cuando Dios castiga, eso quiere decir que no lo haga.

-Si alguna autoridad de la iglesia afirma que algún desastre natural no es castigo de Dios, eso quiere que piensa que Dios no puede castigar de ninguna otra manera.

Dios les bendiga

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Extractos del libro: ¿Dios castiga?: Un debate entre hermanos católicos para comprender mejor nuestra fe

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NOTAS

[1] Monseñor Miguel Antonio Barriola es doctor en teología por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, El 20 de septiembre de 2001 el Papa Juan Pablo II lo nombró miembro de la Pontificia Comisión Bíblica, por un quinquenio. Fue ratificado por el Papa Benedicto XVI para integrar dicha Comisión por otro quinquenio. En marzo de 2010 Benedicto XVI lo nombró “Prelado de Honor de Su Santidad”. Respecto al debate ha dicho:

“De acuerdo completamente con J.M. Arráiz, apreciando la claridad y lucidez de sus réplicas, la habilidad para desenmascarar sofismas y la caridad, que está desempeñando, para que no se engañen los lectores por una postura, que parece simpática y misericordiosa, pero que peca de buenista y unilateral.

Por lo demás, me extraña sobremanera esta terquedad en A. Bermúdez, ya que he leído bastantes aportes de su parte, así como sus presentaciones en EWTN, donde se ha mostrado mucho más coherente.

Por otra parte, discusiones entre hermanos católicos, cuando se trata de asuntos serios y graves, no han de escandalizar, si recordamos las disputas entre dos “santazos” como Jerónimo y Agustín y…la de Pedro y Pablo (Gal 2, 14 - 21).”

[2] José María Iraburu es sacerdote y doctor en teología desde 1972 y autor de más de 30 libros de teología y espiritualidad católica. Respecto al debate ha dicho:

“José Miguel, como bien has demostrado alegando textos de la Escritura, de Padres, del Magisterio apostólico, “Dios castiga” etc. Ciertamente que hay expresiones como ésta (y muchas), que requieren una explicación para no ser mal entendidas. Pero el remedio no es decir lo contrario, contra-decirlo: “Dios no castiga".
Recuerda los avisos tan graves (muy tradicionales) que da Pío XII en la “Humani generis” (1950, nn. 9-12) señalando que es “suma imprudencia abandonar o rechazar o privar de su valor tantas y tan importantes nociones y expresiones que” etc. (n. 11).”

[3] Un lector nos ha traducido el artículo del sacerdote y teólogo Paulo Ricardo de Azevedo Junior: ¿Dios castiga?

[4] Está explicación está tomada del Tomo V del Diccionario Enciclopédico de Teología del abate Bergier, en su edición publicada en Madrid en 1832, p.545-546. El abate Bergier fue doctor en teología, canónigo de Paris.

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67 comentarios

  
Adrián Ferreira (UnCatolico)
Idealmente cada artículo y cada argumento de este debate, es a mi modo de ver un trofeo. Son trofeos porque son claras victorias de la verdad sobre la mentira y de la humildad sobre la soberbia y cualquier victoria de esa clase para mi son trofeos que le dan gloria al Señor. Cristo es la Verdad y no hay nada que glorifique más al Señor que seguir su santa voluntad.

Te agradezco José Miguel por este servicio que le haces al Señor con esta serie de artículos, yo mismo he aprendido mucho en el proceso y espero seguir aprendiendo. Miremos en Alejandro aquellas cosas que no debemos imitar y así tener precaución siempre, también lo bueno que pueda tener.

Moraleja: mientras más uno fundamente lo que dice en las Escrituras, Magisterio y Tradición de la Iglesia, de forma equilibrada. MEJOR QUE MEJOR. La verdad está fundamentada en esos 3 pilares, gracias a ellos y en santo equilibrio se puede conocer la verdad revelada sin error. Bendito sea Dios. Alabado sea el Señor.
22/05/14 11:00 PM
  
Menka
“Un Jesús, que está de acuerdo con todo y con todos, un Jesús sin su santa ira, sin la dureza de la verdad y el amor verdadero, no es el verdadero Jesús, como lo muestra la Escritura, sino una miserable caricatura." (Benedicto XVI)
22/05/14 11:04 PM
  
Ricardo de Argentina
Dices respecto de AB:
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"y segundo porque su error al malentender la misericordia divina al punto de presentarla como excluyente a su justicia, conduce directamente a errores mucho más graves,..."
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No hay Justicia divina sin Misericordia, y viceversa. Más aún, en Dios Justicia y Misericordia son indistinguibles. Por lo cual yo creo que el error de AB es "fundamental", porque afecta los fundamentos mismos de la fe.

Bien sabemos que el sobredimensionamiento de la misericordia en perjuicio de la justicia es un tópico cultural mundano muy arraigado, muy asumido por la "corrección política" imperante. Por lo tanto, podemos sumar otro elemento de juicio para abonar la presunción de que la deriva de AB es una claudicación ante la presión del ambiente.
22/05/14 11:07 PM
  
Luis Fernando
Magistral lección de doctrina católica. Quiera Dios conceder la gracia de poder aceptarla de buen grado a quien pertinazmente la está negando y llevando a otros al error.
Cuanto antes ocurra tal cosa, mejor para todos, pues es conveniente dejar de discutir sobre aquello que la Escritura, la Tradición y el Magisterio enseñan de manera tan clara.
No hay deshonra alguna en reconocer que se estaba equivocado. Al contrario, Dios recibe toda la gloria cuando formamos nuestra conciencia para poder hablar y actuar conforme a su Palabra y a las enseñanzas de su Iglesia, Madre y Maestra nuestra.
22/05/14 11:21 PM
  
Raúl
Ya me va a perdonar el señor Bermúdez, al que sé que no le gusta demasiado el bombardeo de citas bíblicas, pero es que con este tema no sé por qué se me ha venido a la mente esta cita del Apocalipsis de San Juan:

"Los reyes de la tierra, los magnates, los tribunos, los ricos, los poderosos, y todos, esclavos o libres, se escondieron en las cuevas y en las peñas de los montes. Y decían a los montes y a las peñas: - Caed sobre nosotros y ocultadnos de la vista del que está sentado en el trono y de la cólera del Cordero. Porque ha llegado el gran día de su cólera y ¿quién podrá sostenerse en pie?- "

(Apocalipsis 6, 15-17)
22/05/14 11:29 PM
  
Bernabé Silveira
Lo que he podido entender hasta ahora es que ambos (Alejandro Bermúdez [AM] y Jose Miguel Arraiz[JMA]) dicen cosas distintas pero no contradictorias.
JMA dice que Dios sí castiga. AB dice que Dios no castiga. Sin embargo, no están hablando, según he entendido, desde la misma perspectiva; están mirando el tema desde prismas distintos, en especial la causalidad del castigo. Cuando JMA dice que Dios sí castiga, se refiere a que lo hace a través de causas segundas. Cuando AB dice que Dios no castiga, se refiere a que no es la causa inmediata del castigo. O sea, que en realidad, obviando algunos detalles, están diciendo casi lo mismo, pero uno hablando de las causas segundas y el otro de la causa primera.
Es mi percepción.

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JM: No se trata en este caso sólo de un problema terminológico, aunque seguramente el mal uso de los términos de hoy en dí al respecto a las nociones de "castigo", "venganza" contribuyan a complicar la cuestión.

Cuando yo digo que Dios castiga, no digo que sólo lo hace mediante las causas segundas. Dios puede hacer por Sí mismo todo lo que hace mediante las causas segundas, porque eso pertenece a la Omnipotencia, entonces puede también castigar por Sí solo. De hecho, precisamente, el no conceder la gracia eficaz para que de hecho sea evitado el pecado puede ser un castigo por un pecado anterior. Y sólo Dios puede dar tal gracia a la creatura, sino que la da directamente y por tanto directamente la niega también.
23/05/14 12:12 AM
  
Miguel
A.B. cuando vio el vídeo del Papa Francisco diciendo que Dios sí castiga
ht tp://ur1.ca/hd3ju xD
23/05/14 12:24 AM
  
Luis Fernando
Sugerencia a los comentaristas: si nos centramos menos en las personas y más en el fondo del debate, mejor.

En otras palabras. A estas alturas de la película ya sabemos cómo es cada cual, pero lo fundamental es que la verdad católica resplandezca.

Sé que la tentación de señalar determinadas peculiaridades, que por otra parte son claramente visibles, es muy grande. No caigamos en dicha tentación.
23/05/14 12:33 AM
  
Felipe de España
CARTA ENCÍCLICA
IMMORTALE DEI
DEL SUMO PONTÍFICE LEÓN XIII SOBRE LA CONSTITUCIÓN CRISTIANA DEL ESTADO

No obstante, una muy antigua y repetida acusación calumniosa afirma que la Iglesia es enemiga del Estado y que es nula su capacidad para promover el bienestar y la gloria que lícita y naturalmente apetece toda sociedad bien constituida. Desde el principio de la Iglesia los cristianos fueron perseguidos con calumnias muy parecidas. Blanco del odio y de la malevolencia, los cristianos eran considerados como enemigos del Imperio. En aquella época el vulgo solía atribuir al cristianismo la culpa de todas las calamidades que afligían a la república, no echando de ver que era Dios, vengador de los crímenes, quien castigaba justamente a los pecadores.

[...]

Jesucristo ha dado a sus apóstoles una autoridad plena sobre las cosas sagradas, concediéndoles tanto el poder legislativo como el doble poder, derivado de éste, de juzgar y castigar. «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues, enseñad a todas las gentes..., enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado»(12). Y en otro texto: «Si los desoyere, comunícalo a la Iglesia»(13). Y todavía: «Prontos a castigar toda desobediencia y a reduciros a perfecta obediencia»(14). Y aún más: «Emplee yo con severidad la autoridad que el Señor me confirió para edificar, no para destruir»(15).

www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_01111885_immortale-dei_sp.html
23/05/14 12:44 AM
  
Felipe deEspaña
CARTA ENCÍCLICA
IUCUNDA SEMPER EXPECTATIONE
DE SUA SANTIDADE
PAPA LEÃO XIII

Os últimos excessos da impiedade

16. E, pois que a insensata perversidade dos ímpios a tudo já agora recorre - com o dolo e com a audácia - para provocar a cólera divina e atrair sobre a pátria o peso de um justo castigo, necessário é que a piedosa prática do Rosário seja seguida com sempre maior empenho.

www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_08091894_iucunda-semper-expectatione_po.html
23/05/14 12:54 AM
  
Felipe deEspaña
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

IV Domingo de Cuaresma, 26 de marzo de 2006

Esto es lo que resalta ya en la primera lectura, tomada del libro de las Crónicas del Antiguo Testamento (cf. 2 Cr 36, 14-16. 19-23): el autor sagrado propone una interpretación sintética y significativa de la historia del pueblo elegido, que experimenta el castigo de Dios como consecuencia de su comportamiento rebelde: el templo es destruido y el pueblo, en el exilio, ya no tiene una tierra; realmente parece que Dios se ha olvidado de él. Pero luego ve que a través de los castigos Dios tiene un plan de misericordia.

Como hemos dicho, la destrucción de la ciudad santa y del templo, y el exilio, tocarán el corazón del pueblo y harán que vuelva a su Dios para conocerlo más a fondo. Y entonces el Señor, demostrando el primado absoluto de su iniciativa sobre cualquier esfuerzo puramente humano, se servirá de un pagano, Ciro, rey de Persia, para liberar a Israel.

En el texto que hemos escuchado, la ira y la misericordia del Señor se confrontan en una secuencia dramática, pero al final triunfa el amor, porque Dios es amor. ¿Cómo no recoger, del recuerdo de aquellos hechos lejanos, el mensaje válido para todos los tiempos, incluido el nuestro? Pensando en los siglos pasados podemos ver cómo Dios sigue amándonos incluso a través de los castigos. Los designios de Dios, también cuando pasan por la prueba y el castigo, se orientan siempre a un final de misericordia y de perdón.

www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2006/documents/hf_ben-xvi_hom_20060326_parrocchia-roma_sp.html
23/05/14 1:08 AM
  
Luis A Rodriguez
Perdón pero esta muy equivocado
por eso debemos de entender muy bien el principio de nuestra existencia y entender muy bien el pecado original, y simplemente Dios amo tanto al mundo que entregó a su hijo único, no lo entrego por castigo si no por AMOR.
Dios lo bendiga.

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JM: Precisamente por amor, lo entregó, para que sufriera el castigo por nuestros pecados.
23/05/14 1:57 AM
  
Jonnier Aguirre Valencia
Es espectacular como estos hombres de Dios debaten por la verdad, aunque en este podcast se nota lo incomodo que está Alejandro Bermudez, el equivocarce Alejandro no es un problema, el problema está en no reconocerlos.

Dios los bendiga a ambos.

Paz y Bien +++
23/05/14 3:10 AM
  
Guillermo Vera
Hermanos. Muy interesante el debate. Yo no tengo estudios teológicos ni nada parecido, pero a mi manera de ver las cosas AMBAS POSICIONES SON CORRECTAS y esto se trata de un malentendido por los términos utilizados. Concretamente lo que causa el problema es la palabra “castigo” volviéndose una cuestión semántica y de perspectiva.
Ambas posturas no son irreconciliables si lo vemos de esta manera.
Dios es Justicia y Misericordia pero ante todo es Amor. Dios nos ama y quiere para nosotros solo lo mejor (Dios no quiere causarnos daño, que es lo que dice Bermúdez), de tal forma que:
- Vida terrena. El nos llama, nos corrige, nos tala para dar fruto, buscando siempre nuestro bien. DIOS “NOS CASTIGA”, nos pule con dolor, pero no un fin vengativo o rencoroso, como se podría entender, sino solo por amor. No es una justicia humana donde “el que la hace la paga”. Es que busca por todos los medios llamarnos para amarle, siendo el dolor un medio para sabernos necesitados de El o bien para contribuir con nuestros sacrificios a la obra salvadora uniéndolos a los de Cristo. Podemos considerar esto NO COMO CASTIGO por más que haya sufrimiento, es reconocer en Dios un rostro de Padre amoroso.
- Vida eterna. El alma sola ha elegido ya por sus actos y decisiones en vida terrena un nivel de pureza o santidad o bien de impureza total. El propio Juzgado ha elegido y lleva a la eternidad su decisión.
Purgatorio: Imaginen la vergüenza de estar manchados frente a la pureza infinita. La propia alma sabiéndose impura para estar ante Dios, va y se refugia hasta donde corresponde para quedar pura y saberse digna de presentarse ante el Creador. Nuevamente hay un dolor y sufrimiento, por misericordia Divina. Mas Dios nos ayuda por este medio a ser Santos. Dios “NO CASTIGA” desde esta perspectiva.
Infierno. No es Dios quien manda almas al Infierno ya que EL QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SE SALVEN. Dios respeta el libre albedrío hasta sus últimas consecuencias. Si que hay un CASTIGO de dolor eterno, ya no obliga al alma a estar con El si así lo decidió. Mas el sufrimiento de esa alma totalmente impura sería muchísimo mayor estando en la presencia de la Pureza infinita, así que es un acto de misericordia permitirle marcharse de su vista. Viéndolo así, NO ES Dios quien castiga, la propia alma elige su destino.

Espero haberme dado a entender y no incrementar más esta grande confusión en un sano debate entre hermanos.

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JM: No, en este caso no es una mera confusión de términos, aunque ese en parte de el problema en muchas de las personas que niegan que Dios castigue, que no saben que significa castigo.
23/05/14 5:22 AM
  
Luiscar
Uno que robo bastante,cuando fue convertido,Dios lo castigo a dar todo el dinero que le sobraba,una vez cubiertas sus necesidades mas basicas.Sin embargo el no lo vivia como un castigo,sino como una gran gracia de Dios,el que le hubiera quitado todo amor desordenado al dinero,y pudiera pagar,de alguna manera,lo que en otro tiempoo habia sustraido.De hecho,me contaba,que el siente que ese dinero no es suyo y que el poder pagar esa penitencia,le hace realmente bien.Siente que no merece ese castigo tan amable,sino uno que de verdad le duela. Pero el Señor le deja que se le imponga el,voluntariamente,yendo mas alla de lo que le sobra,y que de tambien de lo que necesita.
Y es que la Gracia del Señor en todo busca nuestra santificacion.
La Paz de Cristo.
23/05/14 6:03 AM
  
Judith Meza
Desde mi muy humilde punto de vista, ya que no cuento con estudios teológicos, la justicia divina es su misma misericordia, pues en bondad amorosa aflige o corrige a aquellos corazones sinceros, pero que no está n exentos de tachaduras y enmendaduras a la vez que da la oportunidad de redención a los que siendo duros de corazón y entendimiento se ven colmados de bendiciones. El sabe que el hijo mas desobediente es el que mas ayuda está pidiendo y que el mas justo solo necesita una pequeña amonestación.
23/05/14 6:11 AM
  
Nicolas Cisneros
Alejandro dijo lo siguiente: "yo nunca he negado que haya una relación entre Dios y el castigo", como si se tratara de dos términos aislados uno de otro; sin embargo cabe recalcar que cuando los papas y el magisterio hablan de esta cuestión dicen "Dios castiga", sin darle más vueltas al asunto.
23/05/14 7:35 AM
  
P. Miguel Angel Hernández Vargas
"¿Qué significa realmente castigo en el lenguaje divino? ¿Es algo que se le impone a alguien por hacer su propia voluntad? No, el castigo es la situación en la que entra el ser humano cuando se aleja de su auténtica esencia... el individuo utiliza su libertad, sí, pero también abusa de ella. Destruye y pisotea entonces aquello para lo que ha sido creado, el concepto de su existencia, destruyéndose de ese modo a sí mismo." Dios y el Mundo, Joseph Ratzinger, Una conversación con Peter Seewald, Ed. Bolsillo, p. 89.

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JM: Precisamente, el castigo lo provocamos nosotros mismos con el abuso del libre albedrío, pero es Dios quien como juez universal le corresponde en su justicia remunerativa, recompensar el bien y castigar el mal.
23/05/14 8:22 AM
  
José Luis
La verdad según Dios y el mismo sentir de la Iglesia Católica da mucha vida y alegra el corazón.
23/05/14 9:17 AM
  
aiya_meldor
El nivel de los podcast de AB ha ido descendiendo de manera drástica, mientras que JMA ha ido a más.
Enriquecedor este debate, ahora solo queda rezar.
23/05/14 9:25 AM
  
M.
1. Dios castiga nuestros pecados con penas temporales.
2. Lo hace en el (ordinariamente, en el orden natural) a través de causas segundas.
3. Pero no castiga:
a) necesariamente (a veces, no castiga);
b) inmediatamente (puede esperar un tiempo);
c) todos los pecados cometidos por un hombre (porque puede perdonar unos y castigar otros);
d) a todos los pecadores (pues algunos quedan impunes porque Dios sabe que no se salvarán);
e) con pasiones desordenadas (sadismo, etc.);
f) con castigos injustos (desproporcionados, etc.).
4. La prosperidad de los malos y las pruebas de los justos, ¿prueban en contra de la sabiduría divina, que gobierna el mundo con justicia y misericordia? No, porque:
a) No es cierto que todos los malos prosperen y todos los justos sufran tribulaciones; los bienes y los males de este mundo son, en general, comunes a todos los hombres.
b) Además, no hay en el mundo hombre tan malo que no haga alguna obra buena durante su vida; y Dios se la recompensa dándole la prosperidad terrena, reservándose castigar sus pecados en el infierno o en el purgatorio.
c) Del mismo modo, no hay hombre tan justo que no cometa algunas faltas. Dios se las hace expiar en la tierra, reservándose premiar sus virtudes en el cielo.
d) Hay pecadores que tienen prosperidad, porque Dios quiere atraérselos por la gratitud, o premiarles aquí en la tierra el poco bien que han hecho, si deben después ser condenados eternamente.
e) También hay justos en la prosperidad, según atestiguan los hechos; pero no se ven libres de las pruebas de esta vida, destinados a despegarlos de los bienes de la tierra, para perfeccionarlos, hacerles ganar más méritos y mayor felicidad eterna, para hacerlos más semejantes a Jesucristo y para que puedan expiar sus pecados en este mundo, donde las deudas con la justicia divina se pagan de una manera mucho menos penosa que en el purgatorio.

Saludos.

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JM: Muy buena síntesis gracias.
23/05/14 11:11 AM
  
Adriana
Cosas interesantes se ven en la participación de todos, cosas que uno constata en la pastoral. Hay llagas como la mala condición doctrinal en que se encuentra hoy nuestra Iglesia, y esto afecta Obispos como seglares.
1. EL centro de la polémica está en que confundimos castigo con tiranía y nos ha venido muy bien esta confrontación que tiene AB ante JMA para enseñarnos que no hay que temer cuando se discute en búsqueda de la verdad. Hacer concesiones por cuidar una imagen no lleva a ninguna parte y se necesitan claridades para dar razón de nuestra esperanza cuando toca. Lo que debe brillar es amor y celo por la Verdad de la Palabra de Cristo, y eso exige coraje, cosa que no hay que temer.
2. Desafortunadamente en mucho católico el diálogo entre fe y razón no se lleva a cabo y confunden la humildad con la ignorancia. La fe y la razón deben dialogar y aunque la fe supere la razón, la razón a su vez perfecciona nuestra fe. Lo que antiguamente llamaban la fe de carbonero no es del todo ejemplar para las necesidades que hoy se dan aunque en su momento prestó su servicio. Hay que meditar, analizar y crecer y para ello una formación adecuada ayuda muchísimo. Hoy día el mundo profesional pide seglares capaces de sentirse equiparados para poder responder con su testimonio junto con sus argumentos cuando se los piden frente a cuestiones ética y morales en su desempeño laboral y político. NO puede uno ser tan borrego.
Agradezco esta polémica porque estoy subiendo mi nivel de formación teológica, estamos aprendiendo todos. Gracias JMA por este plato suculento que no tiene presa mala.

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JM: Gracias a usted por tan estupenda aportación.
23/05/14 12:19 PM
  
Koko
Creo que todos esperamos lo mismo a estas alturas del debate. Que Alejandro Bermudez rectifique, que se retracte de su postura equivocada como se ha podido demostrar ampliamente en estos post.

Pienso que el tema está suficientemente expuesto y probado con testimonios de Documentos Pontificios de primer nivel. Ademas de las citas de la Sagrada Escritura.

Cualquier persona honesta intelectualmente se rendiria a la evidencia de los argumentos.

En este caso, el debate se ganará con la virtud sobrenatural de la humildad.

Si Bermudez reconoce su error ante la colosal prueba argumental, nos demostrará que es una persona con criterio capaz de reconocer donde está el error y donde la verdad.

Ese es mi deseo y oración.
23/05/14 1:00 PM
  
Ricardo de Argentina
Me ha parecido excelente el resumen de "M" dos cometarios más arriba.
23/05/14 2:26 PM
  
carlos
no se que mas quiere, Alejandro Bermudes ya hasta el Papa cuando era Cardenal lo dice que Dios es como un Padre que no es alcahuete que si puede nos corregirá por amor a nuestro bien eterno, el señor Alejandro ya esta rayando con lo ---EDITADO--- si es que ya su orgullo no lo deja ver la verdad

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JM: Mejor no usemos esa palabra, que la idea no es que Alejandro se puede ofender.
23/05/14 2:29 PM
  
José Luis
Cuando termine de escribir mis reflexiones también sobre Dios castiga, muchos lo conocerán desde mi blog, porque lo que aquí se explica con toda claridad de detalles, es necesario que los lectores también lo comprendan.

No solamente Alejandro anda confundido, pues también hay otras muchas personas que no conocen bien esta admirable doctrina, que no es cosa humana, sino de Dios por medios humanos, a partir del mismo sentir de la Iglesia Católica.

Pensar u oponerse "Dios no castiga", es decirle a Él que no puede hacer tal cosa; es haber dejado de creer en la Palabra de Dios y el rechazo al Magisterio de la Iglesia Católica.

En otros temas distintos a este del castigo, yo le mostraba textos de la Santa Biblia, o del Catecismo de la Iglesia Católica por ejemplo, y se sentían de lo más ofendido. Hubo más de uno quien me dijo que esa doctrina de los Santos Padres no sirve para el día de hoy. Y es que cierran sus corazones para no aceptar la doctrina de la Iglesia Católica.

Aquí, sin embargo, veo que se usa mucho estas enseñanzas doctrinales.

Los más endurecidos del corazón, tienen como su "doctrina" ciertos comentarios contrarios a la fe de la Iglesia Católica; así no se puede ayudar a nadie. Negar el alimento espiritual es un crimen horrible. Si el Señor quiere que todos nosotros lleguemos al conocimiento de la verdad, no podemos echarnos atrás.

Desde el principio ya lo he pensado, compartir los trabajos de José Miguel Arráiz, pues es uno de lo más completo en «Apología Católica», pero también de «Uncatólico»: Adrián Ferreira. Presentando «Apología para el mundo» se pueden acceder a los sitios webs.
23/05/14 3:36 PM
  
Patricia
No es para comentario, pero tal vez te puede servir:
www.youtube.com/watch?v=OiEfnkzNdJI&feature=share
es un video del Card Bergoglio donde dice que Dios castiga... jeje.
Un abrazo en Cristo, felicitaciones por tu trabajo!
23/05/14 4:28 PM
  
Patricia
caramba!!! vi en otro lado el video sin ver tu post y acabo de ver que ya lo tienes!! Perdon!!!

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JM: jejeje, no te preocupes.
23/05/14 4:30 PM
  
Feri del Carpio
Una vez más la verdad es contundente y nos hace libres. Sólo tengo una queja o duda con respecto a un puntito, que por otro lado no quita nada al valor del artículo como un todo. ¿Es válido, en una argumentación teológica, decir "Este plan de la Providencia no sería sabio"? Me choca un poco pues suena a que estaríamos queriendo adaptar el pensamiento de Dios al nuestro.

Veo un argumento más (al menos, me pareció que no está presente en el texto) que justifica el que no siempre veamos el castigo a las malas acciones y la retribución a la buenas: un proceder así de Dios nos quitaría la libertad de creer en Él (de hecho, creo que con este argumento Alejandro se fue al extremo de concluir que entonces Dios nunca tiene que intervenir).

Como dice el padre Jose Maria Iraburu, la respuesta a la imagen distorsionada del Dios vengativo no está en negar que que castigue, sino en hablar del amor de Dios, que fue precisamente lo que hizo el papa Benedicto XVI en su primera encíclica, cito aquí un pasajito:
"Y puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 10), ahora el amor ya no es sólo un « mandamiento », sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro.

En un mundo en el cual a veces se relaciona el nombre de Dios con la venganza o incluso con la obligación del odio y la violencia, éste es un mensaje de gran actualidad y con un significado muy concreto."

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JM: Efectívamente. Porque observar que un hecho no está acorde a la naturaleza o sabiduría de Dios es perfectamente lícito. Pero por cierto, claro que esa explicación de hecho, no es mía sino del Abate Bergier, doctor en teología canónigo de Paris
23/05/14 4:56 PM
  
Felipe de España
El Catecismo Romano fue redactado por encargo del Concilio de Trento y promulgado por el papa San Pío V en 1566 para la Iglesia Universal.

Entresaco algunos fragmentos de este catecismo (hay algunos más pero he preferido no cargarlo demasiado) que dejan muy clara la enseñanza magisterial de la Iglesia sobre el punto que se debate. Las cursivas y negritas no son mías.

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XII. Qué deben hacer los cristianos constituidos ya hijos de Dios por tantos beneficios de su Padre celestial.

1095. Expuesto esto se ha de recordar al pueblo fiel cuan obligado está en justa correspondencia a su amantísimo Padre Dios, para que entienda con cuánto amor y piedad, con cuánta obediencia y veneración debe servir a su Creador, a su Gobernador y redentor, y con cuánta esperanza y confianza le deberá invocar.

1096. Mas para instruir la ignorancia y corregir la perversa opinión de aquellos que juzgan que sólo las prosperidades demuestran que Dios nos mira con amor, y que al contrario, cuando nos ejercita con trabajos y calamidades es señal de un ánimo enemigo y de una voluntad del todo contraria a nosotros, se debe demostrar que cuando nos toca la mano del Señor, en manera alguna lo hace como enemigo, sino que hiriendo sana, y que son medicinas las llagas que nos vienen de su Majestad. Porque castiga a los que pecan para que se mejoren con la corrección, y con las penas temporales librarlos de las eternas. Es así, que visita con la vara nuestras maldades y con azotes nuestros pecados, más no por eso aparta de nosotros su misericordia.

1097. Por eso ha de advertirse a los fieles que en tales castigos reconozcan el amor paternal de Dios, y que tengan muy presente en la memoria y en la boca aquello del pacientísimo Job: “El mismo hace la llaga, y la cura, hiere y con sus manos sanará”. Que se sirvan de aquellas palabras que escribió Jeremías en persona del pueblo de Israel: “Me castigaste, Señor, y fui enseñado como novillo por domar. Conviérteme, Señor, y me convertiré, porque tú eres mi Dios y Señor”. Que se propongan el ejemplo de Tobías quien habiendo entendido que en aquella llaga de su ceguedad andaba de por medio la mano paternal de Dios que le hería, exclamó: “te Bendigo, Señor, Dios de Israel, porgue tú me castigaste y tú me libraste”.

XIII. Ha de inculcarse a los fieles que nunca Dios se olvida de nosotros.

1098. Pero en lo que deben estar los fieles con gran cuidado cuando les sobreviene alguna contrariedad, o se ven afligidos con cualquier calamidad, es que no piensen sea esto ignorado por Dios. Porque dice él mismo: “Un cabello de vuestra cabeza no perecerá”, antes bien que se consuelen con aquella divina sentencia escrita en el Apocalipsis: “Yo a los que amo, reprendo y castigo”. Y que del todo se aquieten con aquella exhortación del Apóstol a los Hebreos: “Hijo mió, no deseches la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres castigado por él. Porque el Señor castiga a quien ama, y asola a todo aquel que recibe por hijo. Y si estáis fuera, de la disciplina, espurios sois, no hijos. También nos castigaron nuestros Padres carnales, y los reverenciábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?”.

LXX. Por la Penitencia nos libramos de los castigos preparados por Dios.

591. Últimamente, la pena satisfactoria que se nos impone y admitimos, detiene los castigos de Dios, y las penas que nos tiene preparadas. Así lo enseña el Apóstol, cuando dice: “Si nos juzgamos a nosotros mismos, ciertamente no seremos juzgados, para que no seamos condenados con este mundo”. Si esto se explica a los fieles, no podrá menos de moverles mucho a abrazar las obras de penitencia.

LXXV. Las aflicciones que nos vienen del exterior son también satisfactorias.

597. Y porque son muchas y varias las miserias y calamidades que nos oprimen en esta vida; se ha de poner muy especial cuidado en enseñar a los fieles que tienen ahí una mina muy rica para satisfacer por sus pecados y conseguir mucha gloria, sufriendo con paciencia todas las calamidades y trabajos que Dios les envía. Mas aquellos que sufren estas penalidades de mala gana y con repugnancia, se privan de todo fruto de satisfacción, y no consiguen otro que el de experimentar los azotes y castigos con que Dios por sus justos juicios venga los pecados.

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Fuente: CATECISMO ROMANO. EDITORIAL LITÚRGICA ESPAÑOLA, S. A. SUCESORES DE JUAN GILI Cortes, 581. Barcelona. 1926
23/05/14 5:13 PM
  
Feri del Carpio
Ah, ¡gracias por la respuesta, JM! o sea que al decir "no sería sabio" se está queriendo decir algo así: "no estaría de acuerdo con la sabiduría de Dios según nos fue revelada".
23/05/14 5:42 PM
  
Felipe de España
San Josemaría Escrivá de Balaguer. Vía Crucis 1,1.:

1. Jesús ora en el huerto: Pater mi (Mt XXVI,39), Abba, Pater! (Mc XIV,36). Dios es mi Padre, aunque me envíe sufrimiento. Me ama con ternura, aun hiriéndome. Jesús sufre, por cumplir la Voluntad del Padre... Y yo, que quiero también cumplir la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podré quejarme, si encuentro por compañero de camino al sufrimiento?

Constituirá una señal cierta de mi filiación, porque me trata como a su Divino Hijo. Y, entonces, como El, podré gemir y llorar a solas en mi Getsemaní, pero, postrado en tierra, reconociendo mi nada, subirá hasta el Señor un grito salido de lo íntimo de mi alma: Pater mi, Abba, Pater,...fiat!

www.escrivaobras.org/book/via_crucis-punto-1.htm
23/05/14 5:54 PM
  
Alejandro Colombia
Negar que Dios castiga implica también negar toda la doctrina de las indulgencias. Si nuestros pecados no merecen penas temporales que remitir, solo basta con empezar a actuar bien a partir de hoy y directo al cielo, sin penitencia, sin satisfacción por el pecado, no habría por tanto purgatorio. Posición increíblemente luterana.

Todo el régimen de indulgencias de Pablo VI a la basura, hemos descubierto que Dios no castiga. Para qué necesito una indulgencia plenaria? me arrepentí y la justicia queda cancelada. Absurdo católicamente hablando.
23/05/14 6:01 PM
  
Felipe de España
Por cierto, cuando la Iglesia o la Sagrada Escritura emplea la palabra "venganza" referida a Dios entiéndase esta como virtud tal como enseña santo Tomás de Aquino y no en el sentido moderno del término.

Suma teológica - Parte II-IIae - Cuestión 108 - Artículo 1

Url: hjg.com.ar/sumat/c/c108.html#a1
23/05/14 6:23 PM
  
Gerardo
Bermúdez y otras personas se preguntan porque los pecadores públicos prosperan económicamente, son famosos y tienen buena salud, mientras los justos pasan penurias.
Existe una posible revelación privada que da luz a ese asunto.
Teólogos han analizado el escrito, han dicho que esta en armonía con las enseñanzas de la Iglesia, de hecho goza de imprimátur.
Básicamente dice: Dios bendice toda buena acción, como Dios es omnisciente sabe quien se va a condenar al infierno, entonces esas buenas acciones realizadas por los réprobos, Dios las recompensa materialmente en esta vida. Carta de un alma condenada - carta del mas allá.
Eso mismo vemos en la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro:
"había un hombre rico que vestía de púrpura y lino finísimo, y cada día celebraba espléndidos banquetes. Un pobre, en cambio, llamado Lázaro, yacía sentado a su puerta, cubierto de llagas.
Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán; murió también el rico.
Abrahán: Hijo, acuérdate de que tú recibiste bienes durante tu vida y Lázaro, en cambio, males; ahora, pues, aquí él es consolado y tú atormentado.
23/05/14 7:05 PM
  
Alberto
Si Dios no hubiera castigado a satanas, en estos momentos el seria un diablito bueno.
23/05/14 7:32 PM
  
Alberto
La principal prueba de que Dios castiga, es la existencia del infierno.
23/05/14 7:39 PM
  
Alberto
Dicen la madres..., si te portas mal te encierro en el cuarto por castigo. Eso nos recuerda que debemos orar por la Animas del Purgatorio.
23/05/14 7:43 PM
  
Gregory
Dios castiga si, no lo dudo con el infierno, ahora ¿puede castigar fuera de ello? si puede pero ahora explicar esto sin tanta cita no es facil: una persona que siembra el mal o por lo menos que siendo creyente no actua como tal y sufre por sus actos de una dura prueba y si esta la lleva a la conversión puede ser considerado un castigo por llamarlo medicinal Si estoy claro de eso. Ahora una persona justa, mira las hay aqui presumimos que no existen, sufre un reves un duro momento: enfermedad, muerte de un ser querido ¿Es castigo de Dios? ¿vale la pena ser bueno? Es un momento de prueba sin duda donde el Señor es nuestro unico auxilio y fortaleza.
23/05/14 7:49 PM
  
Alberto
Libre Dios al Señor Alejandro - al quien admiro y respeto-, de salir con que va fundar una iglesia donde se acepte por sola fe , que Dios no castiga.
23/05/14 7:49 PM
  
Alberto
Los dichos de laos viejitos, son evangelios chiquitos.

Habia uno que decia..., Dios castiga sin palo ni azote.
23/05/14 8:02 PM
  
Felipe de España
Traigo un texto de Santo Tomás que me parece no se ha citado y resulta muy esclarecedor.

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Artículo 1: ¿Puede ser temido Dios?

Objeciones por las que parece que Dios no puede ser temido:

1. Como ya hemos dicho (1-2 q.41 a.2; q.41 a.1), el objeto del temor es el mal futuro. Pero Dios está exento de todo mal, ya que es la bondad por esencia. Por lo tanto, Dios no puede ser temido.

2. El temor se opone a la esperanza. Ahora bien, tenemos esperanza en Dios. Luego no podemos a la vez temerle.

3. Como escribe el Filósofo en II Rhet., tememos aquello de que nos puede provenir un mal. Ahora bien, nuestros males provienen no de Dios, sino de nosotros mismos, según la Escritura: Tu perdición, de ti, Israel; de mí proviene tu auxilio (Os 13,9). En consecuencia, Dios no debe ser temido.

Contra esto: está el testimonio del profeta: ¿Quién no te temerá, rey de las naciones? (Jer 10,7), y este otro: Si yo soy el Señor, ¿dónde está mi temor? (Mal 1,6).

Respondo: Así como la esperanza tiene doble objeto: el bien futuro, cuya consecución se espera, y el auxilio de alguien por el que se espera conseguir ese bien, el temor puede tener doble objeto: el mal mismo del que huye el hombre, y aquello de lo que puede provenir el mal. Pues bien, Dios, que es la bondad misma, no puede ser objeto de temor del primer modo. Del segundo, en cambio, puede serlo, en cuanto que de El o con respecto a El nos puede amenazar algún mal. De Dios, en verdad, nos puede sobrevenir el mal de pena, que no es mal absoluto, sino mal relativo y bien absoluto. Efectivamente, dado que el bien dice orden al fin y el mal conlleva la privación de ese orden, es mal absoluto lo que excluye totalmente el orden al fin último, cual es el mal de culpa. El mal de pena, en cambio, es ciertamente un mal, en cuanto priva de un bien particular; pero en absoluto es bien, en cuanto que está dentro del orden al fin último. Mas con relación a Dios nos puede sobrevenir el mal de culpa si nos separamos de El. Bajo este aspecto, Dios puede y debe ser temido.

A las objeciones:

1. La razón aducida se refiere al mal que es objeto de temor.

2. En Dios se han de considerar no sólo la justicia por la que castiga a los pecadores, sino también la misericordia por la que nos libra. Por eso la consideración de su justicia promueve en nosotros el temor, y de la consideración de su misericordia brota en nosotros la esperanza. De ese modo, bajo diversos aspectos, Dios es objeto de esperanza y de temor.

3. El autor del mal de culpa no es Dios, sino nosotros mismos por apartarnos de El; el mal de pena, en cambio, proviene en realidad de Dios en cuanto a su aspecto de bien, a saber, por ser pena justa. Pero el que Dios justamente nos inflija una pena sucede primordialmente por causa de nuestros pecados. Es el modo de que habla la Escritura en estos términos: Dios no hizo la muerte; pero los impíos la llaman con sus obras y sus palabras (Sab 1,13.16).

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Url: hjg.com.ar/sumat/c/c19.html#a1
23/05/14 8:10 PM
  
jss
Alejandro Bermudez es muy polémico. En Infovaticana hay un artículo del blog Cristo era Sabio, sobre Bermudez
23/05/14 8:24 PM
  
Felipe de España
Bueno, yo dejo aquí mi intervención. Esperemos que la retractación pública del señor Bermudez no dure demasiado.

Un saludo y que Dios te bendiga.
23/05/14 8:33 PM
  
César Martínez
---EDITADO---
JM: Ya desde hace rato vengo diciendo que no aceptaré acá juicios temerarios.
23/05/14 9:00 PM
  
Jorge Enrique Villamán
Para mi, yo entiendo que a los cristianos cuando nos portamos mal o estamos obrando de manera inadecuada, Dios nos corrige para enderezarnos y encarrilarnos por el camino del bien. Con los malvados y perversos pienso que Dios luego de haberles dado todas las oportunidades posibles y necesarias, y estos no obtemperar, pues no queda mas que el castigo inminente que se le viene encima.
23/05/14 9:33 PM
  
Alejandro Colombia
Y ya dejando tanto de citar, acaso hay alguien aquí que no haya sido castigado de Dios? no sé si yo soy el más pecador, pero en algunas oportunidades tratando de discernir si algo muy puntual que me pasaba era castigo, mala suerte o prueba, rápidamente concluí que no era prueba porque yo no me había portado tan santamente. Yo le doy a Dios gracias por todas las cosas malas relativas que me han pasado, porque negar el crecimiento que he tenido a través de ellas, es negar el gran amor que me El ha tenido y la forma en que ha actuado en mi vida personal. En algún momento fui tan terco que aunque quisiera decir que soy un católico espontaneo, lamentablemente no es así, lo soy gracias a las heridas que me infligió el Señor. De manera directa o indirecta.
23/05/14 10:02 PM
  
Federico.
JHS
Estimado José Miguel:
Acabo de leer su primer artículo sobre este tema, titulado “¿Dios castiga o no castiga?”: lo felicito, pues es muy bueno. Únicamente considero que habría que aclarar cuando dice que “en Dios no cabe el odio”: me parece que habría que distinguir (“oportet distinguere…”): en Dios sí cabe el odio al pecado, no al pecador. (Cf. S. Th. I, q. 20, a. 2, ad. 4; Cf. Ott, Ludwig, Manual de Teología Dogmática, I, § 24).
In Domino.
23/05/14 10:09 PM
  
Cristina Blanco
Dios Castiga. Y Cristo también: ¿o es que no por dos veces echó a los cambistas del templo a latigazos? El castigo en Dios, entérese de una vez hermano Alejandro, es misericordia, y tiene siempre un fin: reprender, castigar, corregir, para que la persona se enmiende, se convierta, y no caiga en el Infierno. Dios no castiga por venganza o por rencor, castiga, sí, por amor, por misericordia. ¡¡Es sumamente claro, por Dios!!
23/05/14 11:40 PM
  
Gabriela Valenzuela
Texto de los libros escritos por Luisa Piccarreta, sierva de Dios, en proceso de beatificación, cuyo asesor eclesiástico fue San Aníbal María de Francia. Volumen XIV:
"Hija mía, entre Creador y criatura no hay otra cosa que corrientes de amor, el pecado rompe esta corriente y abre la corriente de la Justicia; mi Justicia defiende los derechos de mi Amor ultrajado, de mi Amor despedazado entre Creador y criatura, y haciéndose camino en medio de ellas quisiera reunir este Amor despedazado. ¡Ah! si el hombre no pecara, mi Justicia no tendría qué hacer con la criatura, conforme comienza la culpa, así la Justicia se pone en camino; ¿crees tú que Yo quisiera castigar al hombre? No, no, más bien me duele, me es duro el tocarlo, pero es él mismo quien me forza y me induce a castigarlo. Tú reza para que el hombre se arrepienta, así la Justicia reuniendo rápidamente la corriente del amor, podrá retirarse."
24/05/14 2:12 AM
  
Gabriela Valenzuela
Otro texto de los escritos de Luisa Piccarreta VOLUMEN III (96) Julio 16, 1900 » Los castigos son para bien de las criaturas. Esta mañana mi adorable Jesús no venía. Después de mucho esperar ha venido y me ha dicho: "Hija mía, la mejor cosa es ponerte en Mí y en mi Querer, entonces, poniéndote en Mí y siendo Yo paz, aunque vieras mandar castigos quedarías en paz, sin sentir turbación." Y yo: "¡Ah Señor, siempre estás en eso, en los castigos! Aplácate de una vez y no castigues más! Además, no puedo abandonarme en tu Querer en esto." Y Él ha agregado: "No puedo aplacarme. ¿Qué dirías tú si vieras a una persona desnuda, que en vez de cubrir su desnudez pusiera atención a adornarse con bagatelas, dejando las partes más íntimas expuestas a la desnudez?" Y yo: "Me daría horror verla y ciertamente la desaprobaría." Y Él: "Pues bien, así son las almas, desnudas del todo, no tienen más virtudes que las cubran. Por eso es necesario que las golpee, las castigue, las despoje, para hacerlas entrar en ellas mismas y que se fijen en la desnudez de sus almas, cosa más necesaria que la del cuerpo. Y si esto no hiciera, pondría más atención a las bagatelas, como la persona desaprobada por ti, las cuales son cosas que se refieren al cuerpo y no pondría atención a la cosa más esencial, cual es el alma, a la que han vuelto tan monstruosa que no se reconoce más."
24/05/14 2:45 AM
  
Gabriela Valenzuela
Continúa otro texto de los escritos de Luisa Piccarreta, sierva de Dios, cuyo asesor eclesiástico fue San Aníbal María de Francia,
VOLUMEN XIV
(28) Mayo 12, 1922
Ahora, el alma que vive en mi Querer toma parte en todos mis atributos y junto conmigo corre en cada acto mío, por lo tanto debe correr conmigo aun en los actos de Justicia. He aquí por qué cuando quiero castigar te oculto mi Humanidad, la cual es más accesible a la naturaleza humana, y tú a los reflejos de mi Humanidad sientes el amor y la compasión que tengo hacia las almas, y me arrancas los flagelos con los cuales quiero castigarlas, pero cuando ellas hacen tanto que me obligan a castigarlas, ocultándote mi Humanidad te elevo en la Luz de mi Divinidad, la cual absorbiéndote y haciéndote feliz en Ella, tú no sientes los reflejos de mi Humanidad, y Yo, quedando libre castigo...
Si supieras como me pesa usar la Justicia y cuánto amo a las criaturas. Toda la creación es para Mí como el cuerpo al alma, como la cáscara al fruto, Yo estoy en continuo acto inmediato con el hombre, pero las cosas creadas me ocultan como el cuerpo esconde al alma, pero si no fuese por el alma el cuerpo no tendría vida, así si me retirase de las cosas creadas todas quedarían sin vida, así que en todas las cosas creadas Yo visito al hombre, lo toco y le doy la vida: Estoy oculto en el fuego y lo visito con el calor, si Yo no estuviera, el fuego no tendría calor, sería fuego dibujado y sin vida, y mientras Yo visito al hombre en el fuego, él no me reconoce ni me da un saludo. Estoy en el agua y lo visito con quitarle la sed, si Yo no estuviera, el agua no quitaría la sed, sería agua muerta, y mientas Yo lo visito, él me pasa por delante sin hacerme ni una inclinación. Estoy escondido en el alimento y visito al hombre con darle la sustancia, la fuerza, el gusto, si Yo no estuviera, el hombre tomando el alimento quedaría en ayunas, no obstante, ingrato, mientras se alimenta de Mí me vuelve la espalda. Estoy escondido en el sol y lo visito con mi luz casi a cada instante, pero ingrato me corresponde con continuas ofensas. En todas las cosas lo visito, en el aire que respira, en la flor que perfuma, en el vientecillo que refresca, en el trueno que cae, en todo, mis visitas son innumerables, ¿ves cuánto lo amo? Y tú estando en mi Voluntad estás junto conmigo en visitar al hombre y en darle la vida, por eso no te espantes si alguna vez concurres a la Justicia."
24/05/14 3:01 AM
  
Néstor
Una cosa es discutir si Dios castiga o no, y otra discutir si lo hace con fines correctivos o medicinales solamente, o también con fines puramente de justicia.

En realidad, ambas cosas: Dios castiga, y no solamente por fines de corrección o conversión, sino también para el solo restablecimiento de la justicia, que es lo que sucede en el Infierno.

Es más, parece lógico decir que toda pena por el pecado, sea correctiva o no, es ante todo justa y mira al restablecimiento del orden de la justicia alterado por el pecado.

En el Purgatorio la finalidad no es tampoco la conversión, pues con la muerte termina el tiempo de optar, sino la purificación.

En esta vida es que también tiene el castigo un sentido medicinal, correctivo,y puede servir para nuestra conversión.

Y también es verdad que no todos los males que se sufren en esta vida son castigo por los pecados que uno ha cometido, muchos grandes santos han sufrido tal vez más que muchos grandes pecadores.

El castigo es, como se dijo, un mal físico, no un mal moral, y por eso puede ser querido y causado, bien que sólo indirectamente y "per accidens", por Dios.

Y es que el castigo es también un bien, porque es justo.

El mal moral o pecado no puede ser querido ni causado por Dios de ningún modo, sino sólo permitido. Tiene que serlo, porque lo que el Omnipotente no quiere permitir, no ocurre.

En esos casos no es que Dios quiera el mal moral, sino que quiere solamente permitirlo, es decir, no impedirlo, que es otra cosa diferente.

Saludos cordiales.
24/05/14 3:22 AM
  
Espacio Hinneni
Sin duda es un tema que ha generado polémica, la pregunta sería ¿debemos enseñar a los niños que Dios castiga? ¿no se supone que para eso vino Jesús a dar su forma definita al antigua ley? "se les dijo anteriormente ojo por ojo diente por diente, ahora yo les dijo amen a sus enemigos oren por sus perseguidores" "Si ustedes que son malos les dan cosas buenas a sus hijos, ahora Dios que es bueno...?" Debemos entender que Dios no castiga deacuerdo a la justicia humana: tu la haces tu la pagas. Dios si castigará pero en su segunda venida "Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin"; y si Dios castiga temporalmente no podemos saberlo, hay cosas que solmanete Dios sabe, Lo que si sabemos es que cada acto pecaminoso tiene sus consecuencias personales y sociales, un ejemplo claro es una persona adultera, quien no sabe hacerlo sufre economicamente, y quien sabe hacerlo sufre psicológicamente, Dios no nos manda castigos si no que son consecuencias de nuestra malas decicisiones. Recordemos que en las sagradas escrituras en el A.T. se nos presenta a Dios castigador hasta por generaciones sin embargo en el N.T se nos presenta a un Dios de amor "no pecó el ni sus padres éstas cosas suceden para que se manifiesten las obras de Dios"

Conclusión: Tenemos un Dios de amor, que si castigará pero cuando venga por segunda vez.

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JM: Yo le recomiendo que por favor lea los artículos previos a esta serie porque usa argumentos que ya fueron respondidos y analizados. Lo ideal fuera que partiera de allí para no tener que repetirle lo que ya se ha dicho.

Resumo de manera rápida de todos modos. A su pregunta: "¿debemos enseñar a los niños que Dios castiga?", la respuesta debe ser: Debemos enseñarles la verdad.

Cuando dice: "¿no se supone que para eso vino Jesús a dar su forma definita al antigua ley?". Pues bien, vamos por partes: Es cierto que algunas normas de la AT quedaron abolidas y Jesús la perfeccionó, pero el no vino a abolirlas (Mateo 5,17). Incluso los mandamientos los perfecciona de manera de que los hace más exigentes, pues ya no sólo se prohíbe adulterar, sino sólo "desear", etc. y por esto Jesús recalcó: "Porque os digo que si vuestra justicia no supera a la de los letrados y fariseos, no entraréis en el reino de Dios." (Mateo 5,20)

Luego cita: "se les dijo anteriormente ojo por ojo diente por diente, ahora yo les dijo amen a sus enemigos oren por sus perseguidores", pero aplicar este texto al debate es un disparate. Lo que allí queda abolido es la ley del Talión, donde se castigaba al infractor con una justicia conmutativa "ojo por ojo", pero hemos dicho hasta el cansancio y así lo explican todos los manuales de teología que también hemos citado, que la justicia de Dios no es meramente conmutativa, sino vindicativa, esto es, no nos castiga de acuerdo a nuestras culpas pues como soberano universal tiene derecho a ser clemente.

Por otro lado si siguiente razonamiento incurre además en otro error: asumir que porque Dios vaya a retribuir en la otra vida, eso excluye que también pueda retribuir en la presente. Esa es una posición que ha sido rechazada por el magisterio (Pío XI, Encíclica Quas Primas).

Ahora, el texto que cita: "no pecó el ni sus padres éstas cosas suceden para que se manifiesten las obras de Dios" también fue analizado. Allí Jesús rechaza el error de los fariseos que asumían que toda enfermedad era castigo del pecado, pero eso no niega que alguna pueda serlo, como la de Herodes citada en el mismo NT.

También se han dado no pocos ejemplos de que Dios si castiga temporalmente y de que sí se ha podido saber que es así. Por eso le digo que por favor lea lo que se ha escrito, porque ocurre lo mismo cuando uno llega a una conversación que lleva tiempo y sin saber lo que se ha dicho opina, no se puede esperar que se explique todo otra vez.

24/05/14 5:03 AM
  
Franco
Ciertamente, Néstor, pero a mi parecer, Dios sí puede aplicar castigos directamente, si servirse de causas segundas. En el AT tenemos algunos ejemplos. Los casos de rebeldía en el desierto al salir de Egipto son algunos, y en el NT, el caso de Ananías y Safira, muertos súbitamente.

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JM: Nestor no niega que lo que Dios pueda hacer mediante las causas segundas lo pueda hacer por sí mismo, porque eso pertenece a la Omnipotencia, por lo tanto sí, puede también castigar por Sí solo. Precisamente, el no conceder la gracia eficaz para que de hecho sea evitado el pecado puede ser un castigo por un pecado anterior.
24/05/14 2:06 PM
  
Carlos Núñez
Excelente post. Terminologia objetiva, puntos refutados y esclarecidis bajo la luz de la verdad de fe.
24/05/14 2:21 PM
  
Guillermo Sierra Peñaloza
He venido leyendo ambos postulados. Ambas tesis son "demostrables"....Dios castiga o no ?...La verdad es que hasta que haya un dogma acerca de ese tema, podrían seguir debatiendo indefinidamente...y ese debate en sí NO ES ENRIQUECEDOR para mi fe, ni para los fieles... Mi aporte como laico raso,pecador en proceso de conversión, sin ningún estudio de teología, es que EL COLMO DEL AMOR DE DIOS es Su Justicia....y lo que de ese amor y subsecuente juicio se deriva puede ser llamado como queramos...castigo, reprimenda, corrección...La única verdad sobre esto es que SOLAMENTE en en cielo sabremos con exactitud la respuesta a este interrogante...porque estemos seguros que si este tema NOS AYUDARA a crecer en nuestro proceso de vida de unión con Dios, ya el mismísimo Espíritu Santo nos lo habría revelado...porque eso SI es la Voluntad de Dios: crecer en la fe y amarle más...no tomar partidos en posturas humanas sobre Sus atributos divinos. La apologética debe servirnos como punto de unión frente a los hermanos esperados y no de mas segregaciones....me atrevo a decir que TODO lo que no nos une mas, nos separa. Estar "de acuerdo" contigo José o con Alejandro no "afecta" mi fe, ni me hace amar más o menos a Dios. Bendiciones

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JM: Si ha venido leyendo las intervenciones, verá que yo he citado un Concilio Ecuménico y Dogmático. Le dejo como ejercicio investigar que implica eso.

Pero aunque esto no lo dijera un Concilio Ecuménico, bastaría que fuera la enseñanza del Magisterio ordinario para que se le debiera obsequio religioso (Ad Tuendam fidem) y respecto a esto también los Papas han sido bien claros.

“El mismo Jesús, al responder a los judíos, que le acusaban de haber violado el sábado con la maravillosa curación del paralítico, afirma que el Padre le había dado la potestad judicial, porque el Padre no juzga a nadie, sino que todo el poder de juzgar se lo dio al Hijo(26). En lo cual se comprende también su derecho de premiar y CASTIGAR A LOS HOMBRES, AUN DURANTE SU VIDA MORTAL, porque esto no puede separarse de una forma de juicio. Además, debe atribuirse a Jesucristo la potestad llamada ejecutiva, puesto que es necesario que todos obedezcan a su mandato, potestad que a los rebeldes inflige castigos, a los que nadie puede sustraerse”
(Pío XI, Encíclica Quas Primas)


Lea bien ande...y no le niegue a la Iglesia su obsequio religioso que no somos protestantes.
24/05/14 3:01 PM
  
Franco
A propósito, José, quería hacerte una pequeña consulta(sin relación con el tema ni con apologética) pero no tengo tu mail.

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JM: [email protected]
24/05/14 3:54 PM
  
jaime lopez
Saludos. Estan excelentes los argumentos que expone, pero no ha definido ni delimitado lo que debe entenderse por el castigo que Dios. Si lo impone, si lo ejecuta, cuando se puede hablar de castigo de Dios y cuando no, que pasa si un castigo me lleva a la muerte lo cual seria un boleto seguro al infierno etc. Gracias.

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JM: Sí lo explico pero no en este. Son siete artículos y este es el sexto. Al final pongo un enlace a todos los demás.
24/05/14 5:59 PM
  
Pacote
Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia lo explica muy bien en una de sus cartas al abate Bellière: "Yo sé que hay que estar muy puros para comparecer ante el Dios de toda santidad, pero sé también que el Señor es infinitamente justo. Y esta justicia, que asusta a tantas almas, es precisamente lo que constituye el motivo de mi alegría y de mi confianza. Ser justo no es sólo ejercer la severidad para castigar a los culpables, es también reconocer las intenciones rectas y recompensar la virtud. Yo espero tanto de la justicia de Dios como de su misericordia. Precisamente porque es justo, "es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Pues él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles" (Sta. Teresa de Lisieux)
24/05/14 9:47 PM
  
M.
Pío XII explicó magistralmente la relación entre el castigo de Dios y la pena impuesta por los jueces a los criminales. El principio asentado por el papa Pacelli: “la mano de Dios que castiga sirviéndose de los hombres”. Vale decir que Dios (causa primera) castiga la culpa del delincuente, en esta vida, por medio de los tribunales (causa segunda). No olvidemos que el poder político viene de Dios.
Supongamos el caso de un homicida que ha sido condenado a prisión por los tribunales del Estado. En esta condena justa, impuesta a un culpable, Dios lo castiga con una pena temporal. Si el único fin del castigo fuese la corrección del delincuente, bastaría la mala voluntad del criminal, que no quiere a corregirse, para que Dios no pudiera manifestar su Justicia. En cambio, si además de la finalidad correctiva, Dios busca con el castigo temporal que se restaure el orden violado por el delito, reafirmando así la ley que manda no matar, el castigo al criminal expresa la justicia divina, a pesar e incluso en contra de la mala voluntad del delincuente.
Se debe tratar de entender que las penas tienen un fin retributivo: restaurar el orden violado por el crimen mediante una reafirmación de la ley. En el caso, restaurar el orden de la justicia violado por el homicidio reafirmando el “no matarás” mediante la sanción.
Saludos.
24/05/14 10:34 PM
  
Sergei
Ojo, que en "Cómo no se hace apologética II" en el 3:13 aproximadamente, Alejandro señala al padre Jorge Loring como uno de la postura de que Dios no castiga. Pero Adrián “Un católico” Ferreira en su resumen puso una cita en donde el padre Loring deja en claro que su postura era de que Dios sí castiga.

Eso. Me parecía necesario señalarlo (busqué rápidamente en los temas si alguien ya lo había hecho notar y no lo encontré, así que por eso lo escribo)

Saludos
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JM: Yo ha respondí a eso en un comentario de los artículos anteiores, resumo lo dicho:

Aunque Alejandro Bermúdez ha citado tambien al padre Jorge Loring en apoyo a su tesis. Yo prefiero no mencionarlo por varias razones:

1) No es relevante: Porque por más respetado que sea como sacerdote, su opinión no es magisterio.
2) No es relevante: Porque aunque también se podría citar en favor de la tesis contraria, ya que por ejemplo:
2.1)No niega que Dios pueda castigar en este vida pecados graves como la blasfemia: ejemplo de ello tenemos el mismo libro que cita donde agrega: "Dios castiga mucho la blasfemia. A veces, también en esta vida."
2.2) Contradice la tesis de Alejandro Bermúdez cuando este sostiene que Dios nunca hace nada contra quienes obran mal o incluso blasfeman. Sin embargo, él en su blog coloca varios ejemplos donde hace entender lo contrario: AQUI.
3) Además tampoco está con vida para clarificar lo dicho, así que es mejor dejarlo descansar en paz.
24/05/14 10:45 PM
  
María Estela
Yo escuché a Alejandro Bermúdez decir en su programa de EWTN que Dios no castiga; escuché sus argumentos, hice mía su opinión y la divulgué a quien me quiso escuchar, aunque muy en el fondo sentía que entonces para qué servía todo el esfuerzo en portarse bien. Gracias a Dios que he estado leyendo estas respuestas a Alejandro Bermúdez; ahora debo decirle a los que me quisieron escuchar, que divulgué un error. Ojalá que Alejandro Bermúdez tenga la humildad de tan siquiera estudiar estas razones, y me atrevo a decir que tiene la obligación moral, ética y espiritual de estudiar, reflexionar y corregirse, porque es una realidad que muchos lo seguimos en EWTN y es muy posible que una buena parte de su audiencia sean católicos sencillos como yo, que le creí y anduve diciendo que Dios no castiga.

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JM: La felicito.
25/05/14 6:58 AM
  
José Luis
Se supone que en los Novísimos, cuando son novísimos y no un entretenimiento divertido que intenta ocupar en los Ejercicios Espirituales, se hablarán de estas cosas «muerte», «juicio», «purgatorio», «cielo», «infierno», que también el conferenciante tratará de los castigos como de los premios para el alma.

Se supone, sí, cuando se ama al Señor las conferencias de los Ejercicios Espirituales se debe tomar en serio, y reflexionarlo durante largo tiempo, porque no sabemos el fin de nuestra vida, y siempre nos conviene cada día estar más preparado para alcanzar las eternas bienaventuranzas.

Una vida según el mundo borra en nosotros precisamente el castigo y el infierno, se habla entonces del purgatorio y el cielo. Pero una vida desordenada no nos puedan alcanzar una vida de santidad. Mundanidad y cielo no es compatible, no hay relación alguna.

25/05/14 11:30 AM
  
José Luis
Una corrección:

donde dice: "Una vida según el mundo borra en nosotros precisamente el castigo y el infierno, "

Debía decir así: "Una vida según el mundo borra de nuestra memoria precisamente el castigo y el infierno... "
25/05/14 11:50 AM
  
Franco
JMA

Negar que Dios castigue implica la imposibilidad de sostener que también haya premios.

PD: Me registré, pero es un poco descepcionante ver que de casi 100.000 registrados, ni el 1% participa en los foros de apologética.

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JM: Sí, ya la gente prácticamente no acude a foros ahora con lo de las redes sociales.
25/05/14 4:55 PM
  
GEO
---EDITADO----
JM: Su comentario duplica el tamaño máximo permitido.
26/05/14 8:55 PM

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