¿Dios castiga o no castiga?
Hace poco tiempo, reunido con mi esposa en mi encuentro mensual de Matrimonios con Cristo, escuchamos de parte de uno de nuestros compañeros de grupo la frase “Dios no castiga”. Unos meses atrás un lector me preguntaba si era cierto que Dios no castigaba porque había escuchado decirlo al conocido apologeta católico Frank Morera en una predicación. Incluso no es difícil encontrar Webs católicas que sostienen lo mismo. En un programa de Alejandro Bermúdez, director de ACIPrensa, cuya labor en servicio de la Iglesia es incuestionable, éste comete el mismo error cuando sostiene que “Dios no castiga nunca“. La idea se ha difundido tanto entre el pueblo católico, que muchos quedaron perplejos cuando el Papa Benedicto XVI afirmó que el mundo podría ser castigado por su alejamiento de Dios en su homilía durante la inauguración de la XII Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos el 5 de Octubre del 2008[1]. El Papa sin embargo no decía nada nuevo, pues la noción de que Dios puede castigar es constante en el Magisterio de sus predecesores y el Magisterio de la Iglesia Universal de todos los tiempos. El Papa Juan Pablo II en su audiencia general del 13 de Agosto del 2003 nos habla de que efectivamente Dios castiga, tal como lo presenta el libro de Tobías: “Dios castiga y tiene compasión”[2]
Es por eso, y con todo el respeto que merecen mis amigos católicos, incluido Frank Morera y Alejandro Bermúdez cuya labor apologética al servicio de la Iglesia es invaluable, que es importante aclararlo, ya que este es un error que proviene de la ideología progresista que ha inducido muchos a graves errores e inclusive a negar la existencia del infierno, que es dogma de fe, o incluso peor, negar la necesidad el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz.
Clarificando la terminología
Dice el refrán escolástico: “De definitionibus non est disputandum” (“las definiciones no se discuten”), porque las cuestiones terminológicas son de segundo orden con respecto a las cuestiones de fondo o de contenido y porque cada uno tiene derecho a elegir su propia terminología, dentro de ciertos límites. Sin embargo, es importante que cuando se haga uno de alguna terminología, se explique de manera clara que se quiere decir con ella, evitando así equívocos y malos entendidos.
En el caso de la palabra “castigo” tenemos que distinguir de lo que realmente significa la palabra, y la forma en que la entienden muchas personas. Frank Morera por ejemplo lo entiende de la siguiente manera:
“Dios no castiga, el que conoce el corazón de Dios sabe que Dios no castiga. Dios es un padre y un padre bueno…un padre bueno no castiga, un padre bueno corrige”….“ Es imposible que Dios castigue, pues el castigo viene del odio, y en Dios no hay lugar para el odio, en cambio, la corrección viene del amor. Dios que es nuestro Padre, sólo anhela nuestra edificación, por eso nos corrige.”
Empecemos por aclarar esto: no es cierto que el castigo esté vinculado con el odio, ni en lo referente a su significado, ni en la Escritura, ni en la enseñanza tradicional de la Iglesia. Veamos.
El significado de “castigo” según el diccionario
El diccionario de la Real Academia Española define castigo como:
Castigo.
(De castigar).
1. m. Pena que se impone a quien ha cometido un delito o falta.
2. m. Enmienda, corrección de una obra o de un escrito.
3. m. Chile. Acción y efecto de castigar (‖ aminorar gastos).
4. m. ant. Reprensión, aviso, consejo, amonestación o corrección.
5. m. ant. Ejemplo, advertencia, enseñanza.
ser de ~ algo.
1. loc. verb. Ser penoso o arduo.
Castigar.
(Del lat. castigāre).
1. tr. Ejecutar algún castigo en un culpado.
2. tr. Mortificar y afligir.
3. tr. Estimular con el látigo o con las espuelas a una cabalgadura para que acelere la marcha.
4. tr. escarmentar (‖ corregir con rigor a quien ha errado).
5. tr. Corregir o enmendar una obra o un escrito.
6. tr. Aminorar gastos.
7. tr. Enamorar por puro pasatiempo o jactancia.
8. tr. ant. Advertir, prevenir, enseñar.
9. prnl. ant. Enmendarse, corregirse, abstenerse.
Obsérvese que además de que no se vincula al castigo con el odio, en algunos contextos el castigo es sinónimo de corrección, aunque Frank Morera contrapone ambos conceptos como excluyentes al sostener que Dios no castiga sino que corrige. Entendido de a su manera, ciertamente Dios no castigaría, porque Dios es amor y en ÉL no hay odio, pero ese no es el significado de la palabra castigo. El error que cometen otras personas es incluso más grave, porque ya no está basado en una mala comprensión del término, sino en la negación frontal de la justicia divina encontrándola incompatible con su misericordia.
El Castigo divino en la Escritura
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento encontramos la noción del castigo divino, pero en este caso hay que distinguir entre el castigo temporal, cuyo carácter es medicinal y busca la corrección del pecador para que se convierta y se salve, y el castigo eterno que es parte de la justicia divina como retribución al rechazo definitivo del amor de Dios.
El Castigo eterno
Que hay un castigo eterno impartido por Dios es algo que no se puede poner en duda a expensas de negar prácticamente toda la Biblia y el Magisterio de la Iglesia. Jesucristo lo dice claramente respecto a los que se condenen: “E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»” (Mateo 25,46). Alguno dirá que no es Dios quien castiga sino la persona que se castiga a sí misma, pero esto también es incorrecto. La persona efectivamente elige su destino eterno en base a sus propias decisiones, pero es Dios quien como supremo legislador dicta la sentencia y establece la pena: “Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras: a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación. ” (Romanos 2,5-8). “Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal.” (2 Corintios 5,10); “Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza; yo daré lo merecido. Y también: El Señor juzgará a su pueblo.” (Hebreos 10,30); “en medio de una llama de fuego, y tome venganza de los que no conocen a Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús. ” (2 Tesalonicenses 1,8)
El Castigo temporal o medicinal
En la Biblia frecuentemente se ve el castigo temporal como un medio medicinal para purificar al pecador o invitarle a conversión. La Iglesia misma en su disciplina de la excomunión castigaba con carácter misericordioso y medicinal excluyendo de la comunión eclesial a aquellos cuyas faltas lo ameritaban para que se convirtieran. Un ejemplo lo vemos en la primera epístola a los corintios donde San Pablo castiga con la excomunión a uno de los miembros de la Iglesia que vivía en adulterio: “Sólo se oye hablar de inmoralidad entre vosotros, y una inmoralidad tal, que no se da ni entre los gentiles, hasta el punto de que uno de vosotros vive con la mujer de su padre…Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró: que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de Jesús Señor nuestro, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor. ” (1 Corintios 5,2-5), sin embargo en su siguiente carta San Pablo explica que el castigo buscaba su conversión e invita a perdonarle: “Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad, por lo que es mejor, por el contrario, que le perdonéis y le animéis no sea que se vea ése hundido en una excesiva tristeza.” (2 Corintios 2,6-7). Otro ejemplo lo encontramos en el Catecismo de la Iglesia Católica en donde se distingue entre el castigo de los condenados del castigo temporal que reciben las almas del purgatorio: “La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados.” (CEC 1031)
En el Antiguo Testamento abundan los ejemplos de castigos de parte de Dios que tienen tanto carácter medicinal así como la finalidad de impartir la justa retribución por parte de Dios por el pecado. Entre ellos podemos mencionar la destrucción de Sodoma y Gomorra, el Diluvio, la amenaza de la destrucción de Nínive, las plagas de Egipto, el castigo de David por su adulterio y asesinato de Urias el Hitita, etc.
El Nuevo Testamento no es la excepción. San Pablo por ejemplo, habla de cómo aquellos que recibían indignamente la Eucaristía eran castigados con enfermedades e incluso con la muerte: “Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos.” (1 Corintios 11,29-30). Se menciona también el castigo de Herodes por no haber reconocido la gloria de Dios, quedando enfermo hasta morir: “El día convenido, Herodes, vestido con las vestiduras reales y sentado en su estrado, los arengaba, mientras el pueblo aclamaba: ¡Voz de dios, no de hombre! De improviso lo hirió el ángel del Señor, por no haber reconocido la gloria de Dios, y murió comido de gusanos.”(Hechos 12,21-23). También está el castigo de Ananías y Safira por haber mentido al Espíritu Santo: “Un hombre llamado Ananías, de acuerdo con su mujer Safira, vendió una propiedad, y se quedó con una parte del precio, sabiéndolo también su mujer; la otra parte la trajo y la puso a los pies de los apóstoles. Pedro le dijo: «Ananías, ¿cómo es que Satanás llenó tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del campo? ¿Es que mientras lo tenías no era tuyo, y una vez vendido no podías disponer del precio? ¿Por qué determinaste en tu corazón hacer esto? Nos has mentido a los hombres, sino a Dios.» Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y un gran temor se apoderó de cuantos lo oyeron. Se levantaron los jóvenes, le amortajaron y le llevaron a enterrar. Unas tres horas más tarde entró su mujer que ignoraba lo que había pasado. Pedro le preguntó: «Dime, ¿habéis vendido en tanto el campo?» Ella respondió: «Sí, en eso.» Y Pedro le replicó: «¿Cómo os habéis puesto de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, aquí a la puerta están los pies de los que han enterrado a tu marido; ellos te llevarán a ti.» Al instante ella cayó a sus pies y expiró. Entrando los jóvenes, la hallaron muerta, y la llevaron a enterrar junto a su marido.” (Hechos 5,1-10)
Es tan disparatado negar que Dios castiga, que implica negar los propios mandamientos divinos, pues en ellos Dios menciona la clara posibilidad de castigar a quienes los desobedece: “No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque Él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano” (Éxodo 20,7).
Por eso insisto antes de continuar, que debe quedar claro que el castigo temporal no excluye sino que comprende la corrección, tal como queda claro en la Escritura:
“Castigando la culpa educas al hombre, y roes como polilla sus tesoros. El hombre no es más que un soplo.” (Salmo 39,12)
“Así como usa de misericordia, así también castiga; él juzga al hombre según sus obras.” (Eclesiástico 47,13).
“El castigo y la reprensión acarrean sabiduría; pero el muchacho abandonado a sus antojos, es la confusión de su madre.” (Proverbios 29,15).
“Porque el Señor castiga a los que ama, y en los cuales tiene puesto su afecto, como lo tiene un padre en sus hijos.” (Proverbios 3,12).
“Si bien cuando lo somos, el Señor nos castiga como a hijos con el fin de que no seamos condenados junto con este mundo.” (1 Corintios 11,32).
“Sino que os habéis olvidado ya de las palabras de consuelo, que os dirige Dios como a hijos, diciendo en la Escritura. Hijo mío, no desprecies la corrección o castigo del Señor, ni caigas de ánimo cuando te reprende. (Hebreos 12,4).
“Porque el Señor al que ama, le castiga; y a cualquiera que recibe por hijo suyo, le azota y le prueba con adversidades.” (Hebreos 12,5).
Además, este castigo que Dios impone al pecador no es tan sólo un medio correctivo o intimidatorio, sino que también persigue la expiación de la ofensa inferida a Dios y la restauración del orden moral perturbado por el pecado[3].
El Castigo Divino en la Iglesia primitiva
La Iglesia primitiva interpretó de igual manera el castigo eterno como la retribución por las acciones pecaminosas no contritas de parte de la justicia divina y el castigo temporal como una corrección medicinal para invitar al pecador a la conversión. San Clemente Romano, quien fue ordenado sacerdote por el propio San Pedro y fue también obispo de Roma escribe en su epístola a los corintios una exhortación donde el castigo está vinculado directamente con la corrección y la disciplina.
Clemente Romano – (año 107)
“Aceptemos la corrección y disciplina, por la cual nadie debe sentirse desazonado, amados. La admonición que nos hacemos los unos a los otros es buena y altamente útil; porque nos une a la voluntad de Dios. Porque así dice la santa palabra: Me castigó ciertamente el Señor, mas no me libró a la muerte. Porque el Señor al que ama reprende, y azota a todo hijo a quien recibe. Porque el justo, se dice, me castigará en misericordia y me reprenderá, pero no sea ungida mi cabeza por la misericordia de los pecadores. Y también dice: Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige, y no menosprecia la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la herida y él la vendará; él hiere y sus manos curan. En seis tribulaciones te librará de la aflicción; y en la séptima no te tocará el mal. En el hambre te salvará de la muerte, y en la guerra te librará del brazo de la espada. Del azote de la lengua te guardará, y no tendrás miedo de los males que se acercan. De los malos y los injustos te reirás, y de las fieras no tendrás temor. Pues las fieras estarán en paz contigo. Entonces sabrás que habrá paz en tu casa; y la habitación de tu tienda no irá mal (fallará), y sabrás que tu descendencia es numerosa, y tu prole como la hierba del campo. Y llegarás al sepulcro maduro como una gavilla segada en sazón, o como el montón en la era, recogido a su debido tiempo. Como podéis ver, amados, grande es la protección de los que han sido disciplinados por el Señor; porque siendo un buen padre, nos castiga con miras a que podamos obtener misericordia por medio de su justo castigo.” (Clemente Romano, Epístola a los corintios, LVI)
El Pastor de Hermas – (año 141 – 155)
El «Pastor de Hermas» es un libro que fue muy apreciado en la Iglesia primitiva, hasta el punto de que algunos de los Santos Padres llegaron a considerarlo como canónico. Gracias al Fragmento de Muratori (un pergamino del año 180 que recoge la lista de los libros inspirados, descubierto y publicado en el siglo XV), sabemos que fue compuesto por un tal Hermas, hermano del Papa Pío I, en la ciudad de Roma. En esta obra que refleja el pensamiento cristiano más primitivo, encontramos como también se relaciona el castigo temporal con la corrección que busca la conversión.
“Pero, Hermas, no guardes ya rencor contra tus hijos, ni permitas que tu hermana haga lo que quiera, para que puedan ser purificados de sus pecados anteriores. Porque ellos serán castigados con castigo justo, a menos que les guardes rencor tú mismo”
El Pastor de Hermas, Visión Segunda, Sexta Parábola, III (7)
“Porque un hombre es atormentado durante tantos años como días ha vivido en la autoindulgencia. Ves, pues», me dijo «que el tiempo de la autoindulgencia y el engaño es muy corto, pero el tiempo del castigo y el tormento es largo. ”
El Pastor de Hermas, Visión Quinta, Sexta Parábola, IV (64)
Epístola de Bernabé – (año 130)
Este tratado cristianos primitivo ha sido atribuido desde comienzos de la Iglesia a Bernabé, el colaborador de San Pablo. En él se advierte que Dios castigará con la condenación a los que mueren en pecados graves, como idolatría, adulterio, asesinato, robo, etc.:
“Mas el camino del “Negro” es torcido y lleno de maldición, pues es camino de muerte eterna con castigo, en que están las cosas que pierden el alma de quienes lo siguen: idolatría, temeridad, altivez de poder, hipocresía, doblez de corazón, adulterio, asesinato, robo, soberbia, transgresión, engaño, maldad, arrogancia, hechicería, magia, avaricia, falta de temor de Dios”
Epístola de Bernabé, XX,1
Martirio de Policarpo – (año 156 - 177)
Escrito cristiano primitivo que narra el martirio de San Policarpo, quien fuera discípulo directo del apóstol San Juan. En él narra cómo los cristianos preferían morir antes de sufrir el castigo divino:
“Y prestando atención a la gracia de Cristo, despreciaban las torturas del mundo, comprando al coste de una hora el ser librados de un castigo eterno. ”
Martirio de Policarpo, III
Conclusiones
La noción de que Dios no castiga está fundada en unos casos, o en una mala comprensión del significado de la palabra castigo, o en una noción superficial y deficiente del amor de Dios. Como explica Santo Tomás, Dios es amor y quiere que todos se salven, pero también es justo y como tal también desea castigar al que peca. Ambas cosas no se excluyen: “Dios quiere con voluntad antecedente salvar a todo hombre; con voluntad consecuente, y por su justicia, quiere castigar a algunos.” (Santo Tomás, Suma Teológica, L.1, Q.19, a.7). Dios puede castigar para corregirnos, no por odio sino precisamente por amor, como lo hacemos con nuestros hijos, y como ejemplifica San Agustín: “Ni es otra la forma como castigamos a nuestros hijos, es decir, airados e indignados; pero no los castigaríamos si no los amáramos. ” (San Agustín, Sermón LXXXII, 2). Es Jesucristo quien nos advierte a cada uno de nosotros: “aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes” (Lucas 12,47). ¿No es esto castigo? dirán algunos “corrección”. Yo digo, que en este caso, ambas son lo mismo.
Continuación en: Respuesta a Alejandro Bermúdez: Dios sí castiga.
ACTUALIZACION
A este artículo, algunos lectores me han preguntado, si entonces las enfermedades, los desastres naturales o los accidentes son castigos de Dios. A esto hay que responder que NO.
Que Dios castigue es una cosa, y otra muy distinta, asumir que las enfermedades, los desastres naturales, o los accidentes sean castigo de Dios. Una cosa no implica necesariamente la otra, aunque Dios pueda recurrir a alguno de esos acontecimientos para castigar en determinada circunstancia si su voluntad así lo determina. En el evangelio por ejemplo, a Jesús le preguntan sobre si la ceguera de una persona era un castigo del pecado de él o sus padres, y Jesús responde que de ninguno: “Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?» Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios” (Juan 9,1-3). En otro texto sin embargo, se ve que la enfermedad que llevó a Herodes a la muerte si fue un castigo por su pecado (Hechos 12,21-23). Simplemente no creo que sino es por una especial revelación, se pueda saber si determinada enfermedad es castigo de Dios o simplemente un hecho de otra naturaleza.
Extractos del libro: ¿Dios castiga?: Un debate entre hermanos católicos para comprender mejor nuestra fe
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NOTAS
[1] Decía el Papa Benedicto XVI a este respecto: “Si contemplamos la historia, nos vemos obligados a constatar a menudo la frialdad y la rebelión de cristianos incoherentes. Como consecuencia de esto, Dios, aun sin faltar jamás a su promesa de salvación, ha tenido que recurrir con frecuencia al castigo.”
(Homilía de S.S. Benedicto XVI, Inauguración de la XII Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos, 5 de Octubre del 2008)
[2] Explica S.S. Juan Pablo II: “La misma historia de Jerusalén es una parábola que enseña a todos la elección que se tiene que realizar. Dios ha castigado la ciudad porque no podía permanecer indiferente ante el mal realizado por sus hijos. Pero ahora, al ver que muchos se han convertido y se han transformado en hijos justos y fieles, manifestará aún su amor misericordioso (cf. v. 10).
A lo largo de todo el cántico del capítulo 13 de Tobías se repite a menudo esta convicción: el Señor “castiga y tiene compasión… os ha castigado por vuestras injusticias, mas tiene compasión de todos vosotros… te castigó por las obras de tus hijos, pero volverá a apiadarse del pueblo justo” (vv. 2. 5. 10). Dios recurre al castigo como medio para llamar al recto camino a los pecadores sordos a otras llamadas. Sin embargo, la última palabra del Dios justo sigue siendo la del amor y el perdón; su deseo profundo es poder abrazar de nuevo a los hijos rebeldes que vuelven a él con corazón arrepentido. ”
Audiencia general de S.S. Juan Pablo II, miércoles 13 de agosto de 2003
[3] El castigo que Dios impone al pecador no es tan sólo un medio correctivo o intimidatorio, como enseñaron B. Stattler (1797) y J. Hermes (1831), sino que ante todo persigue la expiación de la ofensa inferida a Dios y la restauración del orden moral perturbado por el pecado: Deuteronomio 32,41: «Yo retribuiré con mi venganza a mis enemigos, y daré su merecido a los que me aborrecen»; Romanos 12, 19: «Escrito está: “A mí la venganza, yo haré justicia, dice el Señor“». La pena del infierno, por su duración eterna, sólo puede tener carácter vindicativo para los condenados (Mt 25, 41 y 46). Por otra parte, no hay que exagerar de tal forma el carácter vindicativo de los castigos divinos, como si Dios se viera obligado por su justicia a no perdonar el pecado hasta exigir una satisfacción completa, como enseñaron, siguiendo el ejemplo de San Anselmo de Cantorbery (1109), H Tournely (1729) y Fr. X. Dieringer (1876). Como Dios, por ser soberano y señor universal, no tiene que dar cuenta a ningún poder superior, tiene derecho a ser clemente, y esto significa que es libre para perdonar a los pecadores arrepentidos sin que ellos ofrezcan una satisfacción congrua o sin satisfacción alguna.
Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Editorial Herder, Barcelona 1966, p. 41
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62 comentarios
Sin ser experto, creo intuir que ese error se deriva de ignorar el daño que el Pecado Original ha infrigido a nuestra naruraleza. La sabiduría popular lo grafica con dichos como "Somos hijos del rigor" o bien:"La letra con sangre entra".
Ignorar las consecuencias del Pecado Original y por lo tanto, la existencia (y la necesidad) del castigo correctivo, amoroso y condicional(dependiendo de que el castigado se reforme), lleva a no entender el mensaje de la Revelación en general, y en particular los Novísimos: Cielo, Infierno y Purgatorio.
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JM: Efectívamente. Frank ha aclarado que él cuando dice que Dios no castiga, se refiere sólo al castigo como lo entienden muchas personas, originado en el odio. Comentando un artículo similar al mío pero de Daniel Iglesias dice:
"Siento decirles a los hermanos que se confundieron que no hay motivo para ello pues yo estoy de acuerdo con lo que dice, solo que yo lo lo analizo desde el corazon de Dios y de la connotacion de "castigo" que muchos tienen y el hermano Iglesia lo hace desde la perspectiva de la consecuencia."
En su caso se trata, como lo había dicho en un comienzo, de un uso distinto de la terminología que insisto, en este caso es incorrecto, porque el castigo no está vinculado con el odio. Pero si él, cuando habla de castigo entiende castigo con odio, tiene razón en decir que Dios no castiga, o no hace, lo que él entiende como "castigo".
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JM: Hasta ahora todas las personas que he visto afirmando que Dios no castiga nunca citan al Magisterio de la Iglesia. Dicen que la Iglesia enseña tal o cual y hacen copiosos esfuerzos para interpretar los textos bíblicos donde se habla del castigo para querer hacer ver que en verdad Dios no lo hace. En cambio la cantidad de textos bíblicos y magisteriales que dicen lo contrario abundan al punto de que una recopilación completa sería sería casi imposible de hacer.
Estupendo post, muchas gracias. Estoy harto de escuchar lo contrario y también dicho por catequistas.
Luego se quejarán los catequistas de que los chavales dejan de creer. No me extraña, ¿qué les están enseñando? Si Dios no castigara nunca, ¿para qué creer? ¿para qué seguir los mandamientos?
Sí, Dios sí castiga, lo que sucede es que los castigos de Dios, a diferencia de los imperfectos castigos humanos, son absolutamente justos y absolutamente misericordiosos, y el primero que reconoce esa justicia y esa misericordia es el que por su culpa -y por no escuchar en vida la voz misericordiosa de Dios- es destinado al infierno.
Excelente post...
No por nada se dice que; "el que se humilla sera ensalzado y el que se ensalza humillado". El que se hace humilde por Amor a Dios,descubre la libertad y la Paz con la que ha dotado el Señor a esta virtud.El que se somete se esta negando a si mismo y el que se niega a si mismo,esta siguiendo a Cristo.
¿Quien es,sino el orgullo,el que se opone al castigo merecido?
¿Quien,sino el orgullo,el que no se somete a Cristo? ,ni a la iglesia,ni al esposo,ni a la esposa.El nos tiraniza,nos ciega la Luz,porque aborrece la Cruz.
La paz de Cristo.
porque el Señor, a quien ama le reprende, y azota a todo el que recibe por hijo.
Y más nos vale que sea así. Si no, lean los siguientes versículos.
"Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno"."
Sí claro, DIOS CASTIGA, pero el individuo optó llegar a tal consecuencia, porque decidió llevar su vida en perdición sin arrepentimiento. Ahí el libre albedrío.
O sea, como en el fútbol, existe la reglamentación de la comisión arbitraria. En lo cual el árbitro imparte castigo al jugador que comete una infracción dentro el campo de juego, ya sea amonestación o expulsión.
El jugador decidió cometer la falta, donde él sabe que SERÁ CASTIGADO por el árbitro. Así lo mismo sucede a la persona en el juicio tribunal divino cuando tenga enfrente a Cristo, ya sea recibir AMONESTACIÓN(PURGATORIO) o EXPULSIÓN(INFIERNOTE), dependiendo de sus faltas.
Y CUANDO PUEDO PENSAR QUE ES CASTIGO DE DIOS O NO?
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JM: Que Dios castigue es una cosa, y otra muy distinta, asumir que las enfermedades, los desastres naturales, o los accidentes son siempre castigo de Dios. Una cosa no implica la otra, aunque Dios pueda recurrir a alguno de eso acontecimientos para castigar. En el evangelio por ejemplo, a Jesús le preguntan sobre si la ceguera de una persona era culpa de él o sus padres, y Él responde que de ninguno: "Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?» Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios" (Juan 9,1-3). En otro texto sin embargo, se ve que la enfermedad que llevó a Herodes a la muerte si fue un castigo por su pecado (Hechos 12,21-23). Simplemente no creo que sino es por una especial revelación, se pueda saber si determinada enfermedad es castigo de Dios o simplemente producto de la fragilidad humana.
Había escuchado a Frank Morera y a Alejandro Bermudez decir que Dios no castiga, pero, sin ser experto, sabía que no estaban en lo correcto.
Ahora está más claro para mi y quedo más tranquilo.
Saludos
¿Algún ejemplo revelador?
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JM: En el artículo están bien explicados. Solo hay que leerlo.
Por ejemplo: ¿Hay en la Biblia algún episodio que hable de "castigo" personal, querido directamente por Dios, que produzca la muerte ¿En que contexto o circunstancia se produce?
Me refiero solo a lo personal, porque los episodios de Sodoma y Gomorra, y del "mundo conocido" en tiempos de Noé, aplican o se refieren a conglomerados humanos.
En lo personal Dios respeta tanto la libertad humana, al extremo que pudiendo hacernos buenos a la fuerza no lo hace. Esa libertad tiene su manifestación práctica en el libre albedrío: "pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia..." Visto así, el hombre escoge el mismo su camino: la vida o la muerte. En consecuencia, el castigo no sería mas que consecuencia de su dejadez. Y el infierno sería el sitio de reclusión para el castigo. En otras palabras: el mismo se lo buscó.
Ahora, cuando se trata de grupos (el Papa Benedicto XVI, mencionado en el post, alude al "mundo") pareciera (lo dice la Biblia) que Dios si interviene personalmente para castigar (castigo material que no excluye el castigo espiritual del infierno) ¿Por que? ¿Será que los pecados colectivos o generalizados tienen un peso moral mas decisivo sobre la humanidad? ¿Causan mas alarma? ¿Representan la forma mas grave de oponerse al Amor de Dios, por tanto a su proyecto de compartir su Gloria con la creación?
Espero me lo aclaren. Gracias
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JM: Ok, con gusto le aclaro:
1) La palabra "castigo" es simplemente una pena que se impone al que ha cometido un delito o una falta, tal como lo dice el diccionario. Por tanto, si bien cuando se habla del castigo divino, este puede incluir la muerte física, pero no se limita a este.
2) Cuando se habla del castigo es querido o no querido por Dios, hay que entender en qué sentido puede o no ser querido por él, porque cuando hablamos de la voluntad de Dios, podemos estar entendiendo cosas distintas. Santo Tomás explica que la voluntad de Dios puede ser antecedente y consecuente, de manera que Dios quiere con voluntad antecedente la salvación de todo el mundo, pero quiere con voluntad consecuente el castigo eterno del pecador impenitente.
En la Biblia hay muchos ejemplos de castigos personales de Dios, no queridos por él en su voluntad antecedente, pero si queridos en su voluntad consecuente. Por ejemplo, cuando David peca cometiendo adulterio y ocasionando luego la muerte de Urias el Hitita y pide perdón a Dios. Dios le perdona pero le impone un castigo: "Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para mujer tuya. Así habla Yahveh: Haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti. Tomaré tus mujeres ante tus ojos y se las daré a otro que se acostará con tus mujeres a la luz de este sol. Pues tú has obrado en lo oculto, pero yo cumpliré esta palabra ante todo Israel y a la luz del sol.» David dijo a Natán: «He pecado contra Yahveh.» Respondió Natán a David: «También Yahveh perdona tu pecado; no morirás. Pero por haber ultrajado a Yahveh con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin remedio.»" (2 Samuel 12,14). En el post mencioné la muerte de Herodes que también es un castigo con las mismas características: "Una pena impuesta por Dios por haber cometido un delito".
3) Efectívamente cuando el hombre sufre castigo de parte de Dios, es por la consecuencia libre de sus propios actos. En el post no se defiende que Dios castigue sin que el hombre se lo merezca, o sin que sea la consecuencia de sus propios actos, pero Dios como juez justo es quien juzga y sentencia la pena. En la condenación eterna, por ejemplo, es el hombre el que por sus actos se auto-excluye de la vida divina, pero es Dios quien dicta la sentencia.
Para entenderlo mejor, hay que tener claro que para la Iglesia es de fe, tanto que Dios es infinitamente misericordioso así como también infinitamente justo (Dz 1782), y se manifiesta en Él la justicia distributiva de Dios, en la cual sin acepción de personas procede como juez equitativo recompensando el bien (justicia remunerativa) y castigando el mal (justicia vindicativa).
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JM: ¿Y qué significa para ti la palabra castigo o qué crees que significa para las personas?, porque el Diccionario de la Real Academia lo que hace es colocar el significado en base a lo que se entiende de la palabra.
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JM: Ojalá, pero no todos lo sabemos. He visto que la misma pregunta, de si Dios castiga, la hizo un amigo católico en un grupo de Facebook el mes pasado y te sorprendería la cantidad de gente que ha dicho que no, que como Dios es amor no castiga, sólo corrige.
Primero si tomamos en cuenta cuantas flaquezas se ocultan, tanto por la necesaria condescendencia que Dios tiene con su criatura como por la adecuacion del hagiografo a su cultura , la que usa como propedeutica y mas que como inserto en su lugar vital o Sitz im Leben,termino basico en critica biblica y cientifica,no debiera ni sorprendernos si nos centramos en el misterio de Jesus hombre para los hombres,que halla tal confusion y mala exegesis sino se atienden a los GENEROS LITERARIOS expresados abundantemente en las literaturas sagradas y profanas,
y aceptados como pauta por el Concilio Vaticano II como metodo historico critico en el examen de las S.Escrituras.Por tal razon no se saca nada como quiere el autor de estas lineas, citar a los padres de la Iglesia y otros autores eclesiaticos incluyendo la Biblia para dar rienda suelta a la imagen tradicional que se ha tenido del Misterio de Amor al que llamamos Dios, cuya palabra por ANALOGIA es padre aunque como reconocen varios de los Pontifices contemporaneos desde Leon XIII si no mas recuerdo y hasta Juan XXIII y Juan Pablo II,que tambien y mas propiamente es mas MADRE que Padre, confundiendole con los intereses egocentricos y marginadores que quizas se deslizan inconcientemente en estas ingenuas pero atrevidas lineas.
Por su puesto que Dios, el Dios de Jesucristo no da castigo, porque lo unico que es, como quiere el evangelista, mas alla de su cultura rabiosamente monoteista y marginadoora, el ser unico y absoluto de Dios Padre-Madre es el Amor.Deus caritas est(Vulgata).
Paz a los guiados por El Espiritu(que es femenino termino en el hebreo Ruaj YHWH).
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JM: Conozco bien los generos literarios, y precisamente por eso se distingue cuando en la Escritura, tanto en el AT como en el NT se narra un hecho, de cuando se usa una parábola, una metáfora, etc. Otra cosa es que quizá usted no crea que lo que el evangelio sean hechos, lo son históricamente, como la muerte de Herodes como castigo por no haber dado honor a Dios (Hechos 12,23), o la de Ananías y Safira por haber mentido al Espíritu Santo (Hechos 5).
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JM: ¿Seguro lo ha leído completo y no ha encontrado ejemplos en el NT? ¿El libro de los hechos de los apóstoles donde está?
Me parece que tampoco ha leído bien mi aclaración. Yo no he dicho que a las enfermedades, accidentes o catástrofes naturales se les tenga que atribuir como causa el castigo divino. He dicho que Dios, siendo soberano, si es su voluntad, puede servirse de ellas para castigar.
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JM: Me explico:
1) Como le he dicho a otro comentarista, Dios es infinitamente misericordioso pero también infinitamente justo. Jesucristo predica fundamentalmente el perdón. El anuncia la Buena Nueva que se caracteriza por la conversión interior y el perdón divino (Jeremías 31,31—34); por la restauración de la justicia y de la santidad (Isaías 29,19—24) y porque reinarán la paz y el gozo (Isaías 2,4; 9,6; 11,6—8; 29,19), etc. El vino a salvar a los pecadores (Lc 5,32; 15; 19,10). Por eso los busca (Lc 10,13; 19,42—44; Jn 4,1—55, etc.). Nadie discute, que la actitud fundamental de Jesús frente al pecado del hombre es el perdón. De aquí que se presente perdonando a lo largo de todo el evangelio: la prostituta (Lucas 7,36—50); la adultera (Jn 8,1 l); el recaudador de impuestos corrupto que se sentía con la obligación de devolver la mitad de sus bienes a los pobres (Lucas 19,1—10); el ladrón condenado a muerte por sus delitos (Lucas 23,42—43), etc. En todos estos casos Jesús no predica primeramente el castigo, sino que anuncia el perdón para todos, porque todo el que se arrepiente puede alcanzar el perdón (Mateo 21,31—32).
Pero así como Jesús predica el perdón, en caso de que el hombre se obstine en el mal predica con la misma contundencia y rigor la realidad del castigo: y esta es otra constante en su predicación que se comete el error de solapar hablando sólo del perdón. De hecho, la predicación a este respecto es más dura, ya que mientras que en el Antiguo Testamento el castigo era imputado más frecuentemente hacía la vida presente, las penas con que Jesús amenaza mencionan reiteradamente el castigo eterno, después de la muerte, para aquellos que se obstinan en el mal (Mateo 10,28; 11,23; 12,36; 13,41; 16,27; 20,16; 22,13; 24, 46—51; Mc 10,28—30; Lc 12,4—57; 13,6—9; 16,19—30; 22,28—30; 23,27—31; Juan 15,6, etc.).
2) Usted menciona el hecho de que Jesucristo vino al mundo precisamente para salvarnos del infierno, pero se olvida precisamente cómo lo ha logrado. El profeta Isaías precisamente lo dejó bien claro:
"El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. EL SOPORTÓ EL CASTIGO que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. " (Isaías 53,5)
A lo largo de la historia todas las herejías cometen el error de focalizar su atención en un punto de la Revelación, solapando otro. Lutero como su solo gracia excluyendo el libre albedrío, Pelagio con su solo libre albedrío excluyendo la gracia. En este caso hay que tener cuidado porque se puede caer en el mismo error al no poder conciliar la misericordia de Dios con su justicia. En uno de sus post recientes, Luis Fernando mencionaba por ejemplo los escritos de un hereje que negaba la necesidad del sacrificio de Cristo, precisamente por no comprender la justicia distributiva y vindicativa de Dios. Para este hereje, Dios no shabía perdonado sin necesidad de que Cristo hubiese sufrido el castigo por nuestros pecados. Vea como en un momento, todo el mensaje de salvación puede ser pervertido y convertido en una abominación cuando este error llega a sus máximas consecuencias.
En cuanto faltas que constituyen pecado mortal y muerte sin arrepentimineto significan un castigo que es una condena eterna en el infierno. pero en tanto pecado venial,una purificacion purgatoria, para acceder a la salvacion, pero tambien nuestros sufrimientos en esta vida queridos por Dios (sean como concecuencia de nuestros actos o como castigo)constituirian actos reparatorios para el perdon y reparacion de nuestras culpas. Definir si es concecencia de nuestros actos o castigo lo determina Dios. Si el amor de Dios o nos amonesta o nos castiga para acrisolarnos lo determinan su infinita sabiduria, pueden ser el uno o el otro o ambos casos a la vez. pero es de entender ciertamente que es el marco del AMOR. mas no asi cuando se habla del castigo total de aquel queos merece el infierno que se convierte en concecuencia de nuestros actos mas la accion de la justicia que inmediatamente nos separa de Dios y el condenado lo tansforma en odio radical a Dios. Dios inmutable en su amor y justicia entendemos no es capaz de odiar. No cabe el odio en la escencia de Dios, su expresion mas pura es el amor, el Bien sin mezcla de mal alguno.
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JM: Si leyó el artículo debe saber que me baso en la Biblia, la Tradición de la Iglesia y el Magisterio. Ahora, como no se si usted es católico es probable que eso no le signifique nada, pero es que este artículo es para católicos que se supone compartimos la misma fe.
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JM: Tiene razón en que si no es por una revelación especial no se puede saber si un acontecimiento es un castigo de Dios o producto de otros factores. Pero si sabemos, por nuestra fe, que Dios permite todas las cosas para bien de los que le aman. Y aquellos que hacen cosas malas recibirán las consecuencias de sus acciones en esta vida o en la siguiente. Mejor sería para ellos que fuera en esta y no en la otra. Si está en una difícil situación debe entregarse en manos de Dios y hacer todo lo que esté de su parte para enfrentarla lo mejor que pueda.
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JM: El autor de la culpa somos nosotros por apartarnos de Dios, pero quien juzga y quien inflije la pena es Dios, tal como explica Santo Tomás:
El autor del mal de culpa no es Dios, sino nosotros mismos por apartarnos de El; el mal de pena, en cambio, proviene en realidad de Dios en cuanto a su aspecto de bien, a saber, por ser pena justa. Pero el que Dios justamente nos inflija una pena sucede primordialmente por causa de nuestros pecados. Es el modo de que habla la Escritura en estos términos: Dios no hizo la muerte; pero los impíos la llaman con sus obras y sus palabras (Sab 1,13.16).
Santo Tomás, Suma Teológica, L.II, q.19, a.1
Jesus never hesitated to preach the fear of punishment, and neither should modern preachers.
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JM: Muchas gracias por el artículo de Mons. Charles Pope, que en español se traduciría: Jesús nunca vació en predicar el temor al castigo, y tampoco deberían hacerlo los predicadores modernos. Me ha parecido muy instructivo, por lo que he acomodado el enlace para hacerlo visible y voy a ver si lo traduzco.
Soy uno de los que estaba incurría en ese error, porque no atiné nunca a buscar en el diccionario, pero para mi siempre estuvo presente la figura de "corrección" y no "castigo"... Pero muchas gracias por la aclaración...
P.D.: Me recuerda a la lectura del poema "MI CRISTO ROTO" de Ramón Cué Romano ... Según el escrito, es la mano derecha de Dios la que nos da amor, misericordia, consuelo y esperanzas... tal es así que cuando vamos por otro camino, es la mano izquierda la que nos "corrige"...
Saludos cordiales.
"Dios no castiga. Dios protege o no protege.
Dios, cuando es rechazado, solamente se abstiene de Su protección.
Es impropio llamarlo castigo de Dios porque Dios no es vengativo. No es Dios quien manda los castigos, aunque este es el término que usa la Biblia para hacer entender que entre dos hechos hay un nexo de causa y efecto. El castigo nos lo damos nosotros mismos porque es la consecuencia natural del alejamiento de la protección de Dios."
A mi me parecieron muy inspiradoras estas palabras, pero ahora, tras leer el artículo, estoy algo confuso.
¿Le parece correcta la explicación del Padre Guido?
Muchas gracias.
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JM: Parece que se trata de un problema de terminología, porque depende de qué entienda ese sacerdote por la palabra "venganza". Según el diccionario significa:
venganza.
1. f. Satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos.
2. f. desus. Castigo, pena.
Desde este punto de vista, como a Dios le corresponde hacer justicia, es equivalente a decir que a él le corresponde tomar venganza. El NT usa esta palabra en el mismo sentido:
"Porque es propio de la justicia de Dios el pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros, los atribulados, con el descanso junto con nosotros, cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos ángeles, en medio de una llama de fuego, y tome venganza de los que no conocen a Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús. " (2 Tesalonicenses 1,6-8)
Los santos mártires en el apocalipsis piden a Dios que les haga justicia, y usan el término "venganza" en este sentido.
"Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?»" (Apocalipsis 6,10)
Pero así como la palabra "castigo" no tiene relación con el odio (que alguien pueda castigar en alguna circunstancia con odio no significa que todo castigo esté vinculado con el odio. Yo nunca entendí que cuando era castigado por mis padres estos me odiaban), así también el término "venganza" ha tomado una connotación negativa cuando se pierde de perspectiva que tomar justicia o venganza está mal sólo cuando quien lo hace no le corresponde. Por eso señala el evangelio:
"No tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo daré el pago merecido, dice el Señor" (Romanos 12,19)
"Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza; yo daré lo merecido. Y también: El Señor juzgará a su pueblo." (Hebreos 10,30)
Regularmente, qué biblia es la que usas para publicar los versos tanto del post, como a los que das respuesta a los visitantes?
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JM: Depende. Preferiblemente la Biblia de Jerusalén, otras veces la Reina-Valera, la Torres Amat, Nacar-Colunga, Juneman, Peregrino, y algunas más.
Lo de "causa - efecto" no se aplica, porque nosotros no podemos causar nada en Dios. Él "retira su protección", porque quiere, libremente. Sin duda, lo hace porque lo merecemos con nuestro pecado. Pero entonces, eso es justamente la pena por el pecado, o sea, el castigo.
Saludos cordiales.
El Inferno no es el mal. Es una criatura de Dios, creado por Él para la ejecución de su Justicia.
Creer que el Infierno encarna el Mal es entrar en una lógica gnostica, de "dios del bien" enfrentado a un "dios del mal", muy enraizada en todo tipo de herejías.
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JM: Me da la impresión de que no ha leído ni el artículo, ni los comentarios siguientes. Nadie niega acá que los actos tengan consecuencias, ni tampoco se dice que todo lo malo que sucede sea castigo de Dios. Pero esto no niega el hecho de que Dios, si así lo determina, pueda castigar, o haya castigado a la humanidad, tal como ha dicho el Papa.
Lo que aquí se argumenta, se hace con la Biblia, con el Magisterio y la Tradición, usted en cambio sostiene algo que nadie aquí niega pretendiendo que eso de alguna manera contradice lo que aquí se sostiene, y de paso no explica por qué y no argumenta ni con la Biblia ni con el Magisterio.
Necesariamente la justicia exije ser misericordiosa con los seres humanos (debido a su debilidad) porque juzgar sin misericordia se llama crueldad segun expresa Santo Tomas de Aquino en la Summa Teologica.
LA JUSTICIA TIENE 3 NIVELES:
1º Corrige... sin necesidad de enfadarse
2º Regaña... cuando la correccion no da fruto
3º Castiga... despues de corregir y regañar en vano
Dicho de otro modo: Dios te regaña solamente despues de haberte corregido muchas veces (y pocas veces castiga)
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JM: Nadie ha dicho que Dios tenga que castigar necesariamente con dolor físico o de alguna otra índole, aunque en el NT se han visto casos, como el que ya se mencionó de Herodes, cuando fue herido por el ángel por no haber dado gloria a Dios. ¿Cómo interpretas esto? ¿No crees que fue un castigo?
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JM: Ok, esto va para usted y todos los lectores que comentan el post sin ni siquiera haberlo leído. Si aparece otro comentario diciendo que sólo en el AT se ven castigos divinos, a pesar de que más de una decena de veces en el post y en los comentarios se han señalado casos en el NT, voy a borrarlo de inmediato.
Su comentario respecto a que los mandamientos son cosa del pasado me hace pensar que usted no distingue entre la Ley Moral que es eterna y permanente (El cielo y la tierra pasará, pero mi palabra no pasará, dice el Señor en Mateo 5,18) y el contexto histórico, sociológico y cultural de cada época que si cambia. En el NT Jesús no desautoriza los mandamientos, sino que los reafirma y perfecciona: "Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos" (Mateo 5,19).
No hay que olvidar otras fuentes que, aunque carezcan de infalibilidad, sí son útiles para el tema, como son las visiones y apariciones. Ahí tenemos, por ejemplo, la Peste Negra y la Segunda Guerra Mundial, entre otras.
Y, a diferencia de lo que dicen otro(s) comentarista(s), en el AT hay muchos más ejemplos de castigos hechos por Dios, ya sea directamente como a través de otros factores, que otra cosa. La lista es larga, y no tengo mi Biblia a mano, así que voy a ver si hago memoria:
- Las diez plagas de Egipto.
- La muerte del faraón en el Mar Rojo.
- La muerte de los israelitas rebeldes en el desierto.
- La muerte de Nadab y Abiú.
- La enfermedad de María, hermana de Aarón.
- El rechazo a Saúl.
- El castigo a David por enviado a morir a un soldado.
- El castigo a todo Israel con la peste a causa del censo de David.
- La división del reino a causa de los pecados de Salomón.
- Los castigos a reyes de ambos reinos.
- La destrucción del reino del norte(Israel) a manos de Asiria.
- La destrucción de Asiria a manos de Babilonia.
- La deportación de Judá a manos de Babilonia.
- La desaparición de Babilonia a manos de Persia.
- Los numerosos castigos a los reinos vecinos de Israel(Filistea, Edom, etc.)
- Y muchos más, sin contar el NT todavía.
Saludos cordiales.
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JM: Muy buena aportación.
Yo he preferido hacer incapié en ejemplos tomados del NT, porque no faltarán quienes digan que como es AT no vale, que era producto de la mentalidad de la época, etc., como si pudieramos reducir el AT a un conjunto de mitos sin significado ni enseñanza. El problema es que los ejemplos tomados del NT tampoco parecen bastar a algunos, así como tampoco lo que digan los padres de la Iglesia, Santo Tomás en la Suma Teológica, los Papas (Juan Pablo II y Benedicto XVI más recientemente), y un largo etc. Prefieren las enseñanzas de moda que suenan políticamente correctas, aunque no estén fundadas ni en la Biblia, ni el Magisterio, ni la Tradición.
Lo mío es un comentario muy personal. Aunque no toca directamente el tema que se está tratando, sí he visto que ha salido a colación en algunos casos.
Es muy común escuchar, aún a algunos predicadores, afirmar que "Dios no quiere el mal, pero lo permite". Mi opinión podrá ser discutible pero la quiero dar.
Alguien que pudiendo evitar el mal lo permite, es cómplice de él. Como no podemos afirmar esto de Dios,porque sería una blasfemia,
lo correcto no es decir que "Dios permite el mal". Dios lo que permite al hombre es "el ejercicio de la libertad" que él mismo le dio, y el hombre haciendo mal uso de esa libertad, hace el mal.
Bendiciones para todos.
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JM: Yo opino que se dice básicamente lo mismo. Dios permite que ocurra el mal, porque era necesario para darnos el libre albedrío, sin hacerse cómplice del mal. Hay una reflexión bastante profunda donde el Papa Benedicto XVI abordó este tema:
Benedicto XVI, Audiencia General, Miércoles 30 de enero de 2013
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JM: Al final del artículo había agregado una aclaratoria donde indico que es imposible a menos que sea por una particular revelación divina, saber si una enfermedad, un accidente, o alguna calamidad es castigo de Dios, producto de las consecuencias de nuestros actos o de terceros, o simplemente un hecho de otra naturaleza. El cáncer del Hugo Chavez no es la excepción y no creo que sea posible saber si lo fue ya que nadie está exento de enfermarse y le pudo haber ocurrido a cualquiera.
Ahora bien, cuando se habla de castigos como el de Herodes o el Faraon no se habla de que esos castigos sean eternos. Por eso en el artículo se distingue del castigo eterno (condenación) y del castigo temporal. En el caso de Herodes, por ejemplo, sólo se puede asegurar en base a lo que dice el NT que fue castigado por Dios con su enfermedad, pero no que se condenó, porque pudo haberse arrepentido y salvarse.
No metas a Dios en líos de faldas de mujeres de Hugo Chávez, el propio Maduro y los Estados Unidos. El mismo Chávez culpó su cáncer a Estados Unidos, por igual maduro opinó igual. Ni ellos indicaron que fuese Dios el culpable.
Busca en google, y verás!!
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JM: Si Dios castigó a Chavez no lo sabe nadie, lo mismo que la supuesta acusación a los Estados Unidos, que siempre me pareció absolutamente ridícula.
Fíjate en el cambio de la mentalidad. Leo en una homilía de Santo cura de Ars lo siguiente:
"San Bernardo estaba tan persuadido de su insignificancia que, al entrar en una ciudad, se ponía de rodillas pidiendo a Dios que no castigase a la ciudad por causa de sus pecados, pues se creía capaz de atraer la maldición de Dios sobre aquel lugar. ¡Cuánta humildad! ¡Un santo tan grande cuya vida era una cadena de milagros!"
Pues eso, hemos cambiado la mentalidad hacia lo "guay" y somos unos soberbios de mucho cuidado. Ya veremos lo que tenemos en el día de juicio.
Que se muera de vos un ser querido, que te enfermes, que halla nacido un hijo con un problema genetico...
Yyyy
Cual es el castigo?
Yo lo tomaria como un odstaculo en mi camino, quizas quede ahi. Pero si puedo sigo y con mas garra...
Por que?
Culparle por todo lo malo que nos pasa?
La pregunta es. Le agradeces por los buenos momentos? Ojo...
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JM: Mejor ni siga y menos con más garra, porque sin esa garra sale con esas tontadas imagínese que pasaría si le mete la garra completa. Y es que ¿alguien a dicho aquí que hay que culpar a Dios por todo lo malo que nos pasa?
La palabra castellana "castigo" no se aplica a ningún tipo de agresión motivada por el odio, lo cual es facilísimo de constatar consultando el DRAE:
CASTIGO (1ª acepción): Pena que se impone a quien ha cometido un delito o falta.
Tampoco ninguna de las siguientes acepciones tiene nada que ver, ni de lejos, con una agresión motivada por odio personal, tal como imagina disparatadamente Morera. Seamos serios, respetemos el significado de las palabras, pues caso contrario terminaremos en una caótica Babel.
Que Dios premie y que consiguientemente también castigue, esto es que imponga penas a quienes han cometido un delito o falta (pecado), es cosa que brilla evidente en los Novísimos: Cielo, Infierno y Purgatorio. No tiene pues que extrañar que Dios haga lo propio también en la Iglesia Militante.
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JM: ¿En qué parte del post concedo a Frank Morera que hay una acepción que implica evacuación de odio hacia el castigado?. A afinar un poquillo su comprensión de lectura mi amigo.
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"insisto, en este caso es incorrecto, porque el castigo no está vinculado con el odio. Pero si él, cuando habla de castigo entiende castigo con odio, tiene razón en decir que Dios no castiga,..."
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En realidad lo mío es una redundancia, porque no hago sino repetir lo tú acertadamente afirmas:
"...insisto, en este caso es incorrecto, porque el castigo no está vinculado con el odio."
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Esta cuestión semántica tiene su importancia, porque nos puede llevar a conclusiones opuestas a las verdaderas: lo que enseña el DRAE como "castigo" es perfectamente atribuible a Dios, pero de ninguna manera lo que parece imaginar Morera como tal.
Lo cual no es castigo sino agresión.
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JM: Insisto. A afinar un poco la comprensión de lectura que allí no concedo nada por ninguna parte. Basta leerlo para darse cuenta y las explicaciones son literalmente innecesarias.
O Dios castiga o no lo hace pero si lo hace, la vida nos enseña que es bastante arbitrario. O sea, no tenemos evidencias de ningún tipo de que Dios castigue a nadie.
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JM: Mi estimado amigo. Su comentario revela los síntomas de aquellos cuya fe en la providencia divina está muy débil. Tenga cuidado que esta debilidad es típica de los ambientes pelagianos, semipelagianos y modernistas. Yo le sugeriría leer estos dos excelentes temas del padre José María Iraburu al respecto:
Providencia divina –I. Dios nuestro Señor gobierna el mundo
Providencia divina –y II. El Señor es justo y misericordioso
Pero el castigo divino no es simplemente permitido, es querido, en tanto es un bien, porque es justo.
Saludos cordiales.
Es increíble que aún haya quienes esperen que a los buenos les vaya todo bien y sólo los malos sufran. Semejante forma de entender la providencia divina ya estaba reflejada en el AT, y Dios mismo se encargó de desmentirlo. Lo digo por la gran ignorancia que veo en el comentario de Asd.
La ausencia de castigos a los malos durante el curso de sus vidas, bien podría considerarse también un castigo. Por otro lado, el sufrimiento puede servir a los buenos a crecer en la virtud. Así queda más o menos reflejado en Sabiduría de Salomón.
Saludos.
Así pues, si no nos unimos a Dios Padre (en Quien reside nuestra salvación), siguiendo el Gran Ejemplo de Jesús, para ser Uno con Él y en Él (hasta donde Dios Padre quiera) estamos a merced del mundo, del demonio y de la carne y con las consecuencias de comer "la fruta prohibida" que puede ser dulce al principio pero que siempre termina siendo amarga al final. No debemos pues, dejarnos tentar, sino escuchar a Dios, pues al no hacerlo el "castigo" (la consecuencia de nuestra libertad) se produce con toda lógica.
He observado, desde muy pequeño, que muchas personas ponían el énfasis en el castigo de Dios. Se decía que los malos van al infierno y que allí sufren eternamente quemándose. A veces, incluso, notabas que algunas personas se sentían bien hablando en esos términos. Desde luego a mí nunca me cuadró ese enfoque y creo que muchas personas con un buen fondo y con un buen comportamiento se empezaron a alejar de la Iglesia por no compartir "ese" Dios que "parecía" que primaba, más en Él, el castigo, que el Amor y el Perdón.
Gracias a Dios, desde el BJXXIII y Pablo VI las cosas empezaron a cambiar y con las Audiencias de los miércoles del BJPII de Julio y Agosto del 99 el concepto de cielo, infierno y purgatorio, pasó de un lugar a un estado.
El Papa (emérito actualmnete) BXVI cerró el limbo y en la catequesis del 23 de Mayo de Mayo:
(www.radiomaria.es/noticias/noticia.aspx?id=cb2861f1-1bfa-4bbd-a0ec-3453775cb728)
expresaba:
“El cristianismo no es una religión del miedo, sino de la confianza y del amor al Padre que nos ama´´
Por ello siempre debemos Amar y Perdonar , pues en el Amor y en el Perdón está el magnetismo para acercar a las personas a Dios. ¡No! en el miedo.
También en el YOUCAT en el punto 53 ,incluso, podemos ver que dice:
"Jesús que conoce el infierno dice que son "las tinieblas de fuera" (Mt 8,12). Expresado en nuestros conceptos es seguramente más frío que caliente".
Así pues, es más probable que sea frío (por el alejamiento de Dios) que caliente (que en los términos “tradicionales”,para mí, es de una crueldad inconmensurable).
Y en el punto 161 (del YOUCAT) respecto del infierno dice:
“....Si hay alguien que en el momento de la muerte pueda de hecho mirar al amor absoluto a la cara y seguir diciendo no, no lo sabemos. Pero nuestra libertad hace posible esta decisión”
Por ello, el infierno existe en tanto en cuanto existe “eternamente” nuestra libertad para negar a Dios y la clave reside en el Purgatorio al cual iremos la inmensa mayoría mayoría y que está íntimamente relacionado con la preexistencia de las almas, desde mi punto de vista, como he expresado siempre y en la misma línea.
Un abrazo.
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JM: Dos cosas.
1.- Usted comete el mismo error que la prensa secular que no comprendió y malinterpretó a Benedicto XVI cuando decía: "Más que un lugar, el infierno es una situación de quien se aparta del modo libre y definitivo de Dios". Para aclarar este error hace tiempo escribí un artículo aquí:
El Papa y el infierno - ¿Ha cambiado la doctrina católica respecto al infierno?
2.- Comete el error de asumir que el castigo es sólamente la consecuencia de las acciones libres del hombre. Es cierto sí que las acciones libres del hombre pueden tener una consecuencia negativa para él y para el prójimo, pero no es cierto que el castigo pueda reducirse sólo a eso. Dios puede castigar aplicando una pena al pecador en su justicia, aún cuando esa pena no sea consecuencia natural de esas acciones. Para que entienda la diferencia.
-Alguien que se enferma de SIDA por fornicar, sufre las consecuencias de sus acciones sin que Dios le castigue directamente.
-Alguien (como el caso de Herodes en el NT) que muere de una enfermedad por no dar gloria a Dios, sufre las consecuencias de sus acciones, pero aquí Dios le castiga directamente. Su enfermedad no es producto natural de su actuar como en el primer caso, sino una pena impuesta por Dios por su blasfemia.
Los Mandamientos son en realidad los Consejos que nos da Dios para vivir plenamente.
Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
Y que Jesús nos da Su Gran Ejemplo respecto de Amar a Dios siendo Uno con Él: "Mi Padre y Yo somos Uno" Y también de amar al prójimo: "Como Yo os he amado"
Si no seguimos estos Consejos y el Ejemplo de Jesús estamos abiertos a todas las consecuencias, pero las consecuencias importantes no son las del cuerpo, sino las de la mente y el alma donde realmente se expresa el infierno. El cuerpo no es tan importante ni para nada significa que un santo sufra o muera (que tenga relación), lo importante reside en nuestro interior, en nuestro corazón, en nuestra alma.
El cuerpo físico está sujeto a las leyes naturales pero lo importante del ser humano reside en el alma que está sujeto a las Leyes Espirituales y en donde reside nuestra salvación. Lo demás (lo del cuerpo físico) se explica muy bien desde la preexistencia de las almas que no es tan importante y que es otro tema difícil de abordar con seriedad y que en alguna ocasión he comentado, pero que con el tiempo, cuando Dios quiera, la Iglesia Católica abordará en el sentido de: ¿si fue Orígenes el hereje o el Emperador Justiniano?.
Un abrazo
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JM: La doctrina de la preexistencia de las almas no es católica sino herética.
El tema de la enfermedad de nuestro propio cuerpo, de las catástrofes, desde el AT hasta nuestros días tiene un enfoque, para mí, que va en esta línea:
¿Son un castigo, son una bendición, son un recordatorio, una llamada de atención?
Para Santa Teresa de Ávila su salud física no era lo importante. Creo firmemente que lo importante no es lo que vivamos, ni lo que suframos, sino lo que crezcamos en Sabiduría y Amor. Y si para crecer suficientemente en Sabiduría y Amor, por nuestra forma de ser, algunos (o muchos o la inmensa mayoría o todos....ya que todos moriremos físicamente) necesitamos tener presente que la vida es un tránsito y que debemos enfocarla en lo principal que es crecer en Sabiduría y Amor y ....si no lo estamos haciendo,... pues lo mejor es que Dios nos llame la atención de alguna manera. Pero lo más importante es que reaccionemos y que crezcamos suficientemente.
Si esta idea se entiende, todo el juego de palabras que se puedan realizar entra dentro de este Valle de Lágrimas que es este mundo, que es como una especie de Purgatorio en el que cuando estamos en Plena Comunión con Dios podemos atisbar el Cielo y en el que cuando nos alejamos de Dios podemos atisbar y vivir en el infierno que nos quema por dentro.
Lo importante es el Amor a Dios y a los demás y que purifiquemos nuestro corazón y perfeccionemos nuestra alma y para ello debemos seguir el Gran Ejemplo de Jesús de forma que nuestro sentir, pensar y actuar se parezcan cada vez más (hasta donde Dios Padre quiera) al sentir, pensar y actuar de Jesús.
Ánimo y un abrazo.
El castigo eterno, contra la voluntad del condenado, es un absurdo que pone en entredicho toda la predicación del propio Jesús: perdonad a quien os hace mal, amar al enemigo, etc.
Otro asunto sería que uno mismo, tras una vida de pecado sin arrepentimiento, no quiera pasar la eternidad con Dios, pero si el infierno es un castigo que Dios impone a un pobre diablo que lo que quiere es ir al Cielo, aunque haya vivido malamente, no tiene ni pies ni cabeza.
Incluso cualquiera de nosotros, si nos matan, no condenaríamos a nadie al infierno por ese crimen, como mucho a un buen montón de años en prisión.
No hay ningún crimen que un hombre pueda cometer en esta vida corta y complicada que merezca una eternidad de castigo.
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JM: El que muere en pecado mortal, tiene su voluntad anclada al mal, no puede por tanto arrepentirse. Por tanto, lo que plantea es un imposible, esto es, la existencia de un pobre diablo muerto en pecado mortal que quiera ir al cielo, porque para quererlo, tendría que está arrepentido y murió sin estarlo.
En cuanto a la preexistencia de las almas, es simplemente herejía, condenada como tal por la Iglesia.
El mal, como no ser que es, más precisamente, privación, carencia de algo exigido por la naturaleza del ente en cuestión, no tiene causa eficiente, sino deficiente, decía ya San Agustín, y esa causa deficiente sólo puede ser la creatura, que puede fallar.
El mal moral, que es el pecado, no puede ser causado ni querido por Dios de ningún modo, solamente permitido. Tiene que ser permitido por Dios, porque de lo contrario, obviamente, no ocurriría.
Santo Tomás enseña que Dios es Causa Primera de todo lo que se hace en la Creación, en la medida en que ello es ser, y por tanto, en la medida en que es bueno, ya que el ser y el bien son convertibles.
Dios no es causa, por tanto, del mal moral, de ningún modo, aunque sí es causa del acto del pecado en lo que tiene de ser y de bueno, no en lo que tiene de pecaminoso.
El mal físico, por ejemplo, el dolor, la enfermedad, la muerte, son queridos indirectamente por Dios, al querer los bienes que sin esos males no son posibles, por ejemplo, la alimentación de los leones implica la muerte de las gacelas.
Respecto del mal físico, entonces, Dios no es causa directa o "per se", pero sí indirecta y "per accidens", al causar los bienes que llevan consigo inevitablemente esos males, como la alimentación del león, por ejemplo, que al ser un bien, tiene necesariamente al Bien Supremo como Causa Primera.
El castigo es un mal físico, no moral. No es un pecado, sino pena por el pecado.
Una enfermedad es un mal para nosotros, pero un bien para los microbios, por ejemplo. Ese bien no puede no tener a Dios como Causa Primera. Al producirlo, esa Causa produce accidental o indirectamente en nosotros el mal físico de la enfermedad.
No necesariamente como castigo por nuestros pecados personales, sino tal vez como oportunidad para nuestro crecimiento espiritual, es decir, para una mayor unión con Jesucristo crucificado. Ese puede ser el caso del sufrimiento de muchos santos.
Recordemos que la pena puede ser temporal o eterna. Todo pecado mortal merece ambas penas. Por el sacramento de la reconciliación bien celebrado se perdona siempre la pena eterna, pero no necesariamente la temporal, eso depende del grado de caridad y contrición con uno se haya confesado. Así que las penas temporales pueden caer tanto sobre justos como sobre pecadores aún no reconciliados con Dios.
El hecho entonces de que una enfermedad, por ejemplo, no sea un castigo no depende de que sea o no consecuencia natural de nuestras acciones. Todo lo que hay en la naturaleza de ser y de bien y en ella depende de las causas segundas, tiene a Dios como Causa Primera "per se", esencial, y lo que hay en ella de mal físico tiene a Dios como Causa Primera "per accidens", como se dijo.
En el caso del castigo, entonces (otra cosa, como dijimos, es cuando una enfermedad, por ejemplo, es querida indirectamente por Dios para el crecimiento espiritual de la persona), diremos que Dios quiere el bien físico de los microbios a costa del mal físico del enfermo, con el fin de restablecer el orden de la justicia alterado por el pecado de ese enfermo.
Y también con un fin medicinal: que el pecador entre en sí mismo, se convierta, se abra a la gracia divina y se salve de la condenación eterna.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
“....Si hay alguien que en el momento de la muerte pueda de hecho mirar al amor absoluto a la cara y seguir diciendo no, no lo sabemos. Pero nuestra libertad hace posible esta decisión”
Por lo que dice el YOUCAT y que comparto y coincido, el matiz es muy importante, pues no solo es el componente del pecado mortal sino la Misericordia de Dios que aún está presente y dispuesta a perdonar. La Misericordia que siempre fue el Ejemplo de Jesús por ejemplo con la adultera o con los que le crucificaron.
No es, como todos sabemos, un esquema simple, tajante y rápido, en el que si alguien muere en pecado mortal va directamente al infierno sin más. Es un esquema en el que hay que conocer el interior de esa persona, toda su vida y que seguro que cuando se trata de nosotros mismos (aunque sea menos grave....o como sea) seguro que tenemos muchas circunstancias atenuantes que manifestar y abogar en nuestro favor.
Por ello, desde mi punto de vista hay que tener en cuenta el YOUCAT.
Es decir, hay un momento, en el juicio inmediat,o que Dios aún nos da la oportunidad para que nos arrepintamos. MirándoLe a la cara y decirLe: que sí o que no. Porque el amor absoluto siempre respetará nuestra libertad. Ahí reside la grandeza de Dios que teniéndolo todo no tiene, si nosotros no queremos, nuestro Amor, y por ello Él, cuya esencia es el Amor, transforma y combina Su Paternidad y se hace Niño o Bebé anhelando nuestro Amor, pero es tan inmenso que respeta nuestra libertad. Por ese motivo es muy difícil creer que una persona con todas sus facultades plenas ambicione negar a Dios: no sabemos si existirá esa persona....pero supongamos que lo dijera una persona...
Es posible que esa persona esté poseída por el demonio o por las drogas o por la falsa ilusión, en su pensar, que le va repercutir en algo mejor. Por ejemplo: una persona que se suicida, por lo general, lo hará pensando (erróneamente) que evita un sufrimiento mayor. Una persona dictatorial o inquisitorial se puede comportar erróneamente porque el mandar le da poder y asocia el poder (erróneamente) con la felicidad. Por eso Jesús intercede ante Dios Padre incluso en el momento de la crucifixión para que perdone a sus agresores: " Padre: perdónalos porque no saben lo que hacen". Por eso el BJPII perdonó a su agresor y por eso Dios espera que rectifiquemos, pero hasta en el último momento, que Le miremos a la cara que sepamos que Él no quiere, pero que si nuestra voluntad es esa la del infierno (la de la apertura a todos los pesares) que Dios juega limpio y respeta nuestra libertad.
Cuando se profundiza en la libertad, te das cuenta que sólo hay una forma de hacer las cosas desde la perfección y que es la que Dios ha dispuesto. Muchas personas se quejan, pero haciendo lo mismo, teniendo como base la libertad nunca, nunca, podrán argumentar, con algo de solidez, otro enfoque. No existe. Lo sé porque lo he meditado con mucha profundidad y sobre todo: por mi gran fe en la Perfección Absoluta de Dios.
Los matices son muy importantes en el Amor, porque son la esencia del Amor, en cada momento y situación. Podemos tener la completa seguridad que aunque nadie en el mundo los vea (ni nuestros amigos, ni nuestros padres, nadie) seguro que Dios los ve porque en Él reside el Amor. ¡¡¡Que inmensa BELLEZA reside en el Amor de Dios!!!
Un abrazo.
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JM: La doctrina de la Iglesia siempre ha sostenido que morir en pecado mortal implica la condenación eterna. Lo que pueda usted entender de un Catecismo para niños no cambia esto en lo absoluto.
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JM: Revise bien, que eso no lo que dice la Biblia.
“(Mt 18,3) y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.”
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JM: ¿Todavía no se da cuenta que no dicen lo mismo?
Con las comillas me refiero a los niños buenos, santos, inocentes, sin maldad, que creo que es el contexto bíblico.
"Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.”
El niño bueno siempre es receptivo a la madre y al padre. Deposita toda su confianza en los padres. Está a salvo en la Sabiduría y Amor de sus padres santos.
Nota: Desde luego que si hablamos de niños malos (que en realidad cuando empiezan a ser malos ya se van convirtiendo en adolescentes ya que los niños desde que nacen y con pocos años no hay maldad y conciencia de la misma)y además de padres malos, todo lo que he dicho antes no tiene sentido.
Pero la característica esencial de un niño recién bautizado es la pureza y la ausencia de pecado y en ese contexto no se expresa el pecado. Así pues, debemos hacernos como niños en los que no se exprese el pecado sino la virtud, y ésta (la virtud) se expresa imitando la Sabiduría y Amor de nuestros padres y sobre todo de nuestro Padre Celestial que está en los Cielos y para ello tenemos los Mandamientos y el Gran Ejemplo del Camino, la Verdad y la Vida que es el Hijo de Dios hecho hombre.
Ánimo y un abrazo.
P.D. A veces decimos lo mismo pero no nos acordamos de las comillas y de matizar. En fin, hablando con buena voluntad, siempre llegamos a comprender que en parte desde nuestro interior todos, quizás, podemos tener en nuestro contexto "algo" de razón. Y que lo importante no es si tenemos más o menos razón sino el Amor a Dios y a las obras de Amor a los demás.
Un afectuoso abrazo.
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JM: Brevemente para no desviar el tema. El evangelio no dice que de los niños es el Reino de los cielos, con o sin comillas. Lo que dice es que el reino de los cielos es "de los que son como ellos", "de los tales", que es distinto.
Efectivamente, los niños son niños, son como ellos (los niños buenos) y muchas personas mayores se comportan desde el punto de vista de la virtud, de la confianza y de la ausencia de pecado y maldad, como los niños buenos. Por ejemplo: muchos abuelitos buenos es una delicia ver lo sinceros que son, su espontaneidad y la bondad que reflejan sus ojos y todo su ser. Son como niños, pero mayores. Son auténticos... como los niños.
Gracias y un abrazo.
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