(Reuters/EP) El sí al divorcio ganó al no por 14.576 votos, de un total de los 230.518 votos emitidos. El recuento oficial muestra que el 52,67 por ciento votó a favor del divorcio y el 46,4 votó en contra.
La legislación para introducir el divorcio en la normativa maltesa fue propuesta el pasado mes de julio por un miembro del grupo parlamentario de Gonzi, el diputado Jeffrey Pullicino Orlando. La normativa defendida por Orlando autorizaría el divorcio cuatro años después de la separación del matrimonio.
Los votantes de Malta respondieron a la pregunta de si el parlamento debería introducir una nueva ley que permitiera a las parejas obtener el divorcio después de cuatro años de separación. Los primeros resultados del referéndum celebrado el sábado muestran que el respaldo a la legalización del divorcio se situó entre el 52 y el 54 por ciento de los malteses que acudieron a las urnas.
El referendum ha sido considerado como una evaluación de la influencia de la Iglesia Católica en un país en el que el 72 por ciento de la población asegura ir a misa los domingos y la mayoría de los matrimonios se celebran por la iglesia.
Malta es el único país europeo que no ha legalizado el divorcio. Según la legislación actual, las parejas pueden solicitar una separación legal a través de los tribunales o tratar de que la propia Iglesia concediera la nulidad. Otra opción es divorciarse en el extranjero, lo que después debe ser reconocido en Malta.
El debate
Los activistas que se oponen al divorcio sostienen que la particular situación de la isla permite que sus matrimonios sean más sólidos, ya que las parejas no tienen la alternativa de poder poner fin legalmente a su unión. También señalan que eso ayuda a que la sociedad de Malta sea una de las más unidas del mundo.
Pero aquellos a favor afirman que ya hay muchísimas separaciones en Malta y que estas personas se les debe permitir casarse, si lo desean.
Según el líder de la oposición laborista, Joseph Muscat -quien está personalmente a favor del divorcio- cada semana Malta aprueba un divorcio en el extranjero. Además, diariamente se registran dos separaciones legales ante los tribunales de ese país. En ese sentido, ha subrayado que el cambio de la ley para legalizar el divorcio supone un voto para la modernidad y una oportunidad para los matrimonios fracasados para volver a empezar.
Por su parte, el primer ministro, Lawrence Gonzi, ha incidido en que el divorcio "no ofrece soluciones" y ha abogado por una mayor preparación de los contrayentes antes de las bodas para que "el valor del indisoluble sea legado a la juventud".